La revolución en las pampas
Dos volúmenes documentados y definitivos del historiador Horacio Tarcus permiten ordenar los nombres tanto conocidos como secretos de la izquierda argentina y revisar los avatares nacionales del pensamiento de Karl Marx
De la Redacción de LA NACION
Diccionario Biográfico de la izquierda argentina
Por Horacio Tarcus
Emecé/770 Páginas/$ 85
Marx en la argentina
Por Horacio Tarcus
Siglo XXI/542 páginas/$ 65
Muy lejos de su pálido presente político, los orígenes de la izquierda en la Argentina muestran una realidad intensa y compleja, atravesada por luchas y debates intelectuales en los que marxistas, socialistas y anarquistas pugnaban por dejar definido de una vez para siempre cómo era el mundo y cómo mejorar a las clases oprimidas.
Hace más de un siglo la idea era praxis y nadie había cantado aún un prematuro fin de la historia. El mundo no era algo acabado en sí mismo ni pura relatividad, ni siquiera en un arrabal como la Argentina. Al contrario, periferias como la nuestra fueron caldo de cultivo donde se repetían, enriquecidas por su readaptación a nuestra realidad, las discusiones europeas.
Las más de 1300 páginas que suman Marx en la Argentina y Diccionario biográfico de la izquierda argentina , del historiador Horacio Tarcus, tienen la virtud de devolvernos aquel pasado para leerlo con algo de envidia, aunque también nos revelan qué poco cambió el país en algunos aspectos esenciales.
La otra virtud de Tarcus, uno de los fundadores del Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas en la Argentina (CeDInCi) y autor de varios libros sobre el tema, es un estilo casi narrativo que, sin abandonar el rigor y la cita de fuentes, hace interesante lo que podría haber sido un trabajo puramente académico.
En Marx en la Argentina, sus primeros lectores obreros, intelectuales y científicos , Tarcus presenta y analiza de qué manera y en qué contexto se recibió, leyó e interpretó a Carlos Marx en la Argentina entre 1871 y 1910, y qué caminos abrió su obra en una sociedad tan diferente de la que produjo El Capital . En verdad, el primer camino quedó trunco. Es el que quiso recorrer el belga Raymond Wilmart, amigo de Marx y enviado en 1872 a Buenos Aires por la Asociación Internacional de los Trabajadores (la Internacional) a "hacer la revolución" fortaleciendo el brazo argentino de la Internacional. Pero Wilmart, que murió en Buenos Aires en 1937 y fue enterrado en el Cementerio de la Recoleta, brilló como abogado del establishment y de los ferrocarriles ingleses, profesor, juez y camarista, y contribuyó con sus críticas al "bochazo" de la tesis doctoral de Alfredo Palacios: "La miseria".
¿Qué ocurrió en el medio? Cuando Wilmart llegó a la Argentina preindustrial de Sarmiento, la Internacional local estaba conformada básicamente por exiliados franceses que arribaron tras la caída de la Comuna de París. Los communards . Un año antes se había publicado por primera vez en un periódico local el nombre de Marx. Fue el 10 de agosto de 1871 en LA NACION: "Marx es un verdadero Lucifer". En enero de 1872, el primer perfil biográfico de Marx también se publicó en LA NACION . En un relato que no tiene desperdicio, Tarcus cuenta que el joven Wilmart desembarca con un enorme entusiasmo y en su primera carta a Marx le cuenta que aquí todos "los que tienen una posición social ganan dos y tres veces más de lo necesario para vivir como en Europa".
Sin embargo, en una segunda carta a Marx de 1873, comienza a lamentarse: los comunnards no han leído El Capital y le rechazaron en su periódico El Trabajador un artículo contra la especulación inmobiliaria porque los internacionalistas locales se habían lanzado a comprar lotes. Cansado de soplar sobre "cenizas que no quieren volver a encenderse", Wilmart se alista como voluntario con el coronel Lucio V. Mansilla, de quien será ayudante, y lucha contra el caudillo entrerriano López Jordán. Se recibe de abogado en Córdoba y se casa con una dama de la aristocracia cordobesa. Tarcus aclara que no se transformó en un converso antisocialista y que sus fallos de juez tenían un sello progresista.
Si Wilmart encarna la derrota fácil, el científico alemán Germán Avé-Lallemant es el ejemplo de la perseverancia y la coherencia en medio de las adversidades. El introductor del socialismo científico llegó en 1870 y se instaló en San Luis. Allí, este ingeniero especialista en minería, callado e irascible, no solo lee e interpreta a Marx mientras trabaja para empresas mineras y estancieros, sino que lo adapta al peculiar contexto y elabora una interpretación marxista de nuestro atraso y de la formación social argentina. El "padre del marxismo argentino" cuestiona "la deuda pública sin límites" y a los estancieros.
Hacía doce años que había muerto Marx y, como señala Tarcus, LA NACION lo despide con una biografía "seria y llena de simpatía" a la que seguirá un elogioso artículo que habla del "hombre comido del ansia de hacer el bien". Lo firmaba el corresponsal en Estados Unidos: José Martí. Los socialistas José Ingenieros y Juan B. Justo -primer traductor al español del tomo I de El Capital, un fracaso económico- recogieron la prédica de Lallemant, aunque Ingenieros polemizó con el alemán y este se automarginó de lo que pronto sería el Partido Socialista, "primera formación política moderna de la Argentina", con Justo como su mayor autoridad moral e intelectual. Tarcus continúa con Palacios, Enrique del Valle Iberlucea, Carlos Octavio Bunge, Juan Agustín García y Ernesto Quesada, sin olvidar al olvidado filósofo socialista italiano Rodolfo Mondolfo.
En cuanto al Diccionario , realizado junto con 29 colaboradores, además del estilo ágil de las 500 biografías hay que destacar la amplitud, a veces excesivamente generosa: a Rodolfo Galimberti se le dedica la mitad del espacio consagrado a Juan B. Justo. Pero esa amplitud permite también el rescate de Mondolfo y del anarquista Horacio G. Badarco, más de dos mil referencias internas, la inclusión de fuentes y los apodos, pseudónimos y nombres de guerra de los biografiados, todos ya fallecidos. Dos buenas noticias: tanto el Diccionario como Marx tendrán sus segundas partes.