La UBA pone orden en los recursos propios que genera
La Universidad de Buenos Aires (UBA) incluirá desde este año en su presupuesto los fondos propios que genera mediante la prestación de servicios a empresas y al Estado y el dictado de cursos, posgrados y pasantías, que, según se calculó, ascienden anualmente a unos $ 159.000.000.
Esos fondos propios, que se suman a los $ 327.600.000 que le destina el Estado, hasta ahora sólo se consignaban a fin de año, como "ya ejecutados". A partir de la resolución aprobada esta semana por el Consejo Superior, por iniciativa del rector Guillermo Jaim Etcheverry, estos recursos se incluirán expresamente en el cálculo de gastos de cada año.
Así, en 2004, la UBA podrá disponer, en total, de $ 486.500.000. Según las autoridades, es un presupuesto "de emergencia", lejano al cálculo de recursos necesarios para funcionar que la UBA hizo el año último y presentó, sin éxito, a los legisladores, en el que solicitaba casi $ 685.000.000.
Por otra parte, hasta ahora, en cada facultad los recursos propios ingresaban en distintas dependencias: fundaciones, asociaciones, cátedras y departamentos los recibían y decidían su destino. Ahora, en cada unidad académica la gestión de los recursos propios estará centralizada.
"Es una manera de transparentar recursos que ya se generaban, pero ahora estarán explícitamente registrados. Además, era necesario el ingreso centralizado de recursos en las tesorerías de cada facultad, porque se trata de fondos públicos y no pueden ser manejados por organismos para-estatales", dijo a LA NACION el rector Jaim Etcheverry.
Las medidas buscan poner orden en un tema controvertido en la UBA, donde, por las propias disciplinas a las que se dedica cada una, las diferencias en la capacidad de prestar servicios entre las facultades y, consecuentemente, de generar fondos suelen ser fuente de rispideces y comentarios sobre "injusticias" en la distribución presupuestaria.
La generación de fondos propios se desarrolló en las universidades para paliar el creciente desfinanciamiento estatal, ante el cual las instituciones aprovechan sus instalaciones y disponibilidad de docentes para prestar servicios a organismos públicos y empresas privadas y cobrar por ellos.
Sin embargo, la mayor parte del dinero que se genera se invierte en su misma prestación y el resto suele utilizarse para compensar los baches que deja la escasez de fondos estatales.
Por eso, en la UBA las autoridades se apuraron a aclarar que estos fondos que ahora aparecen oficialmente no representan un aumento de recursos. "Lo que se consigna en el presupuesto es un monto bruto de recursos propios, pero estos fondos tienen un costo para su generación", explicó Carlos Degrossi, decano de la Facultad de Ciencias Económicas.
Según comentó, se calcula que el 90% de los fondos propios se reinvierte en generarlos, por ejemplo, en los sueldos de los docentes que dictan cursos, el trabajo de los investigadores, la utilización de instalaciones, equipamiento y materiales, y el pago de tutores para los pasantes.
"Estos no son recursos de libre disponibilidad, porque hay que hacer inversiones para seguir generándolos", completó Jaim Etcheverry.
Aún en emergencia
En la UBA, la facultad que más recursos propios genera es Ciencias Económicas, con unos 39 millones de pesos anuales. Medicina produce algo más de 12 millones, Derecho ronda los 11 millones, Ciencias Sociales alcanza casi 3 millones y Ciencias Exactas cuenta con 3,5 millones, que incluyen los subsidios a investigadores, por unos 2 millones de pesos.
"Me parece una iniciativa correcta. No necesariamente hay que pensar que existían irregularidades en el manejo de estos recursos, pero sí falta de información general controlada, que es muy importante en el funcionamiento de la UBA", comentó el decano de Ciencias Exactas, Pablo Jacovkis.
La emergencia presupuestaria continúa abierta en la UBA. "En la proyección a fin de año, Ciencias Sociales, Psicología y Ciencias Económicas tendrán problemas por insuficiencia de crédito", comentó Degrossi.
En la Comisión de Presupuesto de la UBA se acordó, entonces, adelantarse al problema, calcular los montos mínimos necesarios para funcionar hasta fin de año y promover una presentación en el Ministerio de Educación para pedir un refuerzo presupuestario para la UBA.