Entrevista | George Steiner. La vida no vivida
El celebrado ensayista se ocupa en su última obra, Los libros que no he escrito , de los miedos, las tristezas, los fracasos que lo llevaron a renunciar a muchos de sus proyectos literarios. Cuando menciona los asuntos que hubiera querido desarrollar, ilumina de un modo breve algunos de los aspectos más oscuros de la conciencia. Según él ese pantallazo es tan solo el planteo de un problema, un legado que otros investigarán
"Un libro no escrito es como una sombra activa que acompaña, con ironía y tristeza, las obras realizadas. Se trata de una vida que habríamos podido vivir y no vivimos, de un viaje que habríamos podido hacer y no hicimos. Pero la posibilidad perdida puede tener consecuencias imprevisibles. Incluso el libro no escrito podría a veces marcar una enorme diferencia. ¿Un fracaso? ¿Un éxito? Quién sabe " George Steiner, a los setenta y nueve años, no cesa de sorprendernos. Y aunque sus lectores están habituados a sus ensayos caracterizados por las paradojas, las contradicciones, las provocaciones, los argumentos a favor y en contra que combaten entre sí de la primera a la última página, esta vez se encuentran frente a algo diferente. No tanto por los temas o por los conceptos analizados, sino, sobre todo, porque en Les livres que je n ai pas écrits ("Los libros que no he escrito") Steiner habla de sí mismo y de su percepción de los tabúes, acompañándonos en un fascinante viaje por los pliegues del alma. Como en un espejo (imposible no pensar en el Narciso de Caravaggio), los siete capítulos de los siete libros no escritos reflejan las ansiedades y los miedos, las tristezas y los fracasos, los conflictos y la fragilidad que han impulsado al autor a renunciar a sus proyectos. También una vida colmada de éxitos, de premios, de cátedras prestigiosas puede experimentar la tristeza de la "imposibilidad". Publicado en Francia por Gallimard, el volumen, por su originalidad, ya se ha convertido en un caso literario.
George Steiner, que con entusiasmo destaca su gran amor por Italia, acepta hablar de su nuevo volumen en su casa de Barrow Road, en Cambridge. "Con este último trabajo", dice mientras acaricia a su perro Ben, "he querido mirar en dos direcciones. Por un lado, explicar una serie de arrepentimientos y la necesidad de decir adiós: a mi edad ya no hay más tiempo de escribir lo que se querría escribir. Por otro lado, he pensado en el futuro: espero que otros puedan ocuparse de algunos problemas esenciales que he planteado. Pienso en el estudio comparado de los grandes sistemas escolásticos y universitarios, que requiere un trabajo de equipo, o la interacción entre erotismo y lenguas. Espero que este pequeño libro pueda generar otros..." Detrás de cada tema abordado (la envidia, la política, el judaísmo, la instrucción, la crítica, el eros, los animales, la existencia de Dios), Steiner procura iluminar incluso los ángulos más oscuros de la conciencia. "Esta vez, a diferencia de lo que quise hacer en Errata , he intentado penetrar los tabúes interiores. No solo, sin embargo, los oficiales, sino que exploro aquellos que en mí han provocado las barreras más difíciles de superar". La relación entre Cecco d Ascoli y Dante, por ejemplo, da ocasión a una larga digresión sobre la envidia y el oficio parasitario del crítico: "Durante toda mi vida he procurado distinguir a los grandes creadores de nosotros (los críticos, los comentaristas, los profesores). No somos ´carteros (como recordaba Pushkin) que tienen la tarea de enviar una carta al lugar exacto. Nosotros interpretamos, anotamos, glosamos los textos de los grandes creadores: los necesitamos para existir, pero ellos no nos necesitan a nosotros. Cada mañana pienso en esa diferencia. Y, aunque mi oficio me haya dado tantas satisfacciones, no puedo ocultar el arrepentimiento de no haber tenido verdaderamente el coraje de correr el riesgo de escribir. He publicado poesía y novelas, pero tal vez hubiera podido, como dice Beckett, ´fracasar mejor "
También las páginas dedicadas a la relación entre eros y lenguaje entremezclan consideraciones científicas y experiencias personales. "He tenido el privilegio de hacer el amor en cuatro idiomas. Y en este capítulo, que ha suscitado una serie de críticas en Estados Unidos y en Inglaterra, abordo un tema esencial: de qué manera el sexo afecta la conciencia y la imaginación lingüística. Hay tantas cosas por descubrir. Tenemos, por ejemplo, estudios interesantes sobre los no videntes, pero nada que pueda ayudarnos a comprender la vida erótica interior del sordomudo. Espero que los expertos puedan indagar mejor estos aspectos. He planteado los problemas. También aquí he debido renunciar a ir en profundidad para no herir a personas muy queridas..."
El volumen está atravesado por un sutil elogio de la discreción, de la necesidad de proteger la vida íntima en una sociedad en la que todo se exhibe y se reduce al espectáculo. "Nunca como ahora, incluso en los más altos niveles de la erudición y en la filosofía, han cundido los paparazzi del pensamiento que infectan nuestra vida. Yo querría un retorno al pudor, al espacio reservado de la vida interior. Por eso he querido hablar de mi desconfianza respecto de la política. Con frecuencia me han pedido que firmara documentos, reclamos, que participara en movimientos. Pero yo me siento como ´el idiota del que habla Aristóteles. Me quedo en casa, porque tengo la impresión de que la política se parece a un campo nudista. Cultivo el arte de la soledad y soy celoso de mi intimidad. Pero sé muy bien que no votar y no participar en la vida política me expone a críticas legítimas: otros deciden por mí".
Steiner expresa, en oportunidades, el sentimiento de soledad que suele acompañar la vida intelectual. Reivindica su condición de "invitado", de judío errante, del que vive siempre con una valija en la mano. "La cuestión de la identidad judía -debido a los dramáticos acontecimientos en Oriente Medio y de la condición trágica de Israel- se hace cada vez más urgente. Y sin olvidar que en Europa, y en otros sitios, el antisemitismo se difunde, creo que la misión del peregrino judío es aprender a ser el ´invitado de los demás. Como recordaba Heidegger, todos somos ´invitados de la vida. Durante más de dos mil años, los judíos no han torturado a nadie, y eso hacía trágica su gloria. Ahora, para sobrevivir -y quiero destacarlo: para sobrevivir- Israel debe humillar e incluso infligir dolor a otros seres humanos. Eso mancha esa ´nobleza de nuestro pueblo, de la que siempre he estado orgulloso." Steiner no oculta su angustia, su perplejidad ante el sionismo. "Sé muy bien que para muchos judíos, después de la Shoah era necesaria la existencia de esta nación. Pero estoy convencido de que Baal Shem Tov, uno de los maestros del jasidismo, tenía razón: la verdad siempre está en exilio. Encerrarse en una nación armada hasta los dientes significa convertirse en hombres comunes. Pero -no puedo ignorar la pregunta- ¿es legítimo criticar a Israel cuando se vive lejos de los que luchan en esa tierra para defender su vida?"
Los temas se entrecruzan entre sí. Steiner confiesa cándidamente que el horror de Auschwitz y el mal difundido en todo el mundo lo impulsan a excluir la existencia de un Dios y elabora con valor un elogio de la incertidumbre. ...l ha conocido el mal desde temprano, ya que tuvo que enfrentar desde el nacimiento un impedimento físico. "Esta dificultad", concluye con orgullo, "fue para mí una escuela de vida. Pero no hay que olvidar que quien tiene un hándicap vive en un mundo diferente: ni mejor ni peor. Un mundo diferente".