Arte en la Universidad Tres de Febrero. Las mejores obras de Presas, un homenaje por sus 91 años
Cultor de variados estilos, se recorren 70 años de una producción muy versátil
Con sus joviales y lúcidos 91 años, el maestro Leopoldo Presas fue testigo ayer de uno de los mayores reconocimientos a su trayectoria plástica: la inauguración de una impactante exposición antológica que reúne en el Museo de la Universidad Tres de Febrero (Muntref) las mejores obras en sus 70 años de fértil y versátil producción.
Hablar de calidad es señalar sin margen de error que las 60 pinturas expuestas -impecablemente elegidas y colgadas por el curador Raúl Santana- pueden jactarse de su genuino pedigrí museístico. Y para subrayar este aspecto para nada menor, ello mismo se anuncia en el título de la muestra: "Leopoldo Presas. Obras de colección".
Flanqueado por sus amigos artistas, Enio Iommi y Eolo Pons, junto a quien se inició en la pintura en los años 30, el rector de la universidad anfitriona, Aníbal Jozami, entronizó la producción de Presas en el sitial de "las creaciones bellas".
"Estoy entre quienes creen que la belleza no debe ser el atributo exclusivo de una obra de arte, aunque sí debe acompañarla para que a través de la atracción que despierta pueda llegar a mayor cantidad de público. Ese es uno de los grandes méritos de sus creaciones", afirmó Jozami.
Vasta e inclasificable, Santana advirtió que la obra del maestro en sus diferentes etapas rechaza cualquier encasillamiento, ya que en ellas asoman "la lección de la pintura italiana, el fauvismo, el cubismo y el expresionismo", explicó.
El crítico, para quien la obra de Presas se caracteriza por su elocuencia emotiva, distinguió dos clases de artistas: los verticalistas, apegados siempre a un mismo estilo, que nunca abandonan, y los que "con sus anárquicos desplazamientos" conciben en sus indagaciones nuevas estéticas, como Picasso, el paradigma del artista cambiante. En este último grupo ubicó a Presas, y la selección de obras -la mayoría, un retrato del universo femenino- le dan la razón.
Formado en las rígidas enseñanzas de Spilimbergo, para quien la composición resultaba el estadio sustantivo de la buena pintura, Presas se rebeló contra su maestro, buscó otros horizontes e integró el grupo Orión. La impronta de este grupo fue más bien ecléctica, aunque salpicada por el surrealismo y la pintura metafísica. Para aludir a esa etapa, se exhibe "El sueño", de 1939, la poética témpera de una mujer arropada con un lienzo rojo y recostada a lo ancho de un camino desierto. Frente a ella, una hilera de retratos femeninos que recuerdan a las célebres "Figuras" de Berni y de Spilimbergo (aunque las expresiones de los rostros son mucho menos desconcertantes) dan cuenta de las enseñanzas de don Lino.
Cambio de estilo
En los años sesenta se producen los cambios más radicales en su pintura: de una impronta emparentada con el trazo sinuoso y cubista de Picasso, como en la enigmática mujer de "Figura sentada", pasa a una etapa netamente expresionista. Allí su pintura se asemeja a un desborde gestual, con ingentes cantidades de materia que, adherida a la tela, crea relieves prominentes. Es tanto el volumen que logra con la acumulación de óleo, que uno teme por su desprendimiento del cuadro.
Otro aspecto destacado de la exposición son las composiciones místicas que en esos mismos años concibió Presas. Crucifixiones en diversas versiones, algunas en tonos azulados con un fondo alquitrán y otras de gran variedad cromática, recrean esa imagen icónica del Cristo crucificado. Aunque no se puede asegurar que el personaje al que alude Presas sea Jesús. Algunos paisajes abstractos abren luego el camino para una sugestiva galería de desnudos de mujer. En ellos asoma esa belleza en estado puro a la que se refería Jozami.
Verdes, azules y amarillos parecen ser las tonalidades preferidas del pintor al momento de retratar ya no sólo el cuerpo femenino, sino el espíritu y el alma de la mujer.
El espacio del subsuelo está reservado para el lenguaje más erótico. Explícito en algunos caso, más solapado en otros, esos óleos sobre papel de diario no sólo son tratados de color. Son, como dijo Jozami, "verdaderas obras maestras".
La muestra puede ser visitada de lunes a sábado, de 11 a 20, en la sede de la universidad, Valentín Gómez 4848, Caseros.
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