Streaming literario: los libros buscan su propio Netflix
Tras haber cautivado a cinéfilos y melómanos, el streaming también quiere seducir a un público exigente y muchas veces conservador: el de los lectores.
Para ganar su lugar entre los anaqueles digitales procura replicar algunas de las ventajas que el sistema ya ofrece a los que consumen películas, series y música con esta modalidad. Entre ellas, por ejemplo la omnipresencia de los contenidos: acceder a un e-book vía streaming admite la lectura desde cualquier dispositivo conectado a Internet, lo que no ocurre cuando se realiza una descarga.
La ubicuidad no es la única ventaja. David Sánchez, uno de los fundadores de 24Symbols, una editorial española que nació a comienzos de esta década con el ánimo de llevar este modelo de negocio a los libros, dice que el gran encanto del streaming reside en que "hay un porcentaje de lectores que prefiere tener controlado su gasto mensual en lectura y unificar la decisión de compra en una cuota pequeña y constante". En este caso, el plan es de 8,99 dólares por mes y se puede probar durante 30 días sin poner un centavo, una estrategia comercial que emula la de Netflix.
Entre los más de 300.000 títulos es posible dar con obras como Relatos tempranos, de Truman Capote; Curso de literatura europea, de Vladimir Nabokov, y Cortázar sin barba, de Eduardo Montes-Bradley. Pero, por ahora, la plataforma no calma la sed de textos clásicos, de autores consagrados o los best sellers destacados en las librerías.
Esas carencias explican por qué la modalidad no ha triunfado aún. Sánchez no duda en apuntar a las grandes editoriales. "En vez de apoyar iniciativas legales para canalizar ingresos digitales con nuevos modelos, han jugado a retrasar el despegue de cualquier innovación, con excepciones muy honrosas. Dicho eso, y tras varios años de esfuerzo para captar un catálogo interesante, el despegue del consumo es ya muy evidente y estamos trabajando con operadoras de telefonía móvil en distintos países que se están revelando como un canal complementario y muy potente para comercializar estos servicios de contenidos".
Germán Echeverría, representante de 24Symbols en la Argentina, entiende que el acceso a los libros vía streaming exige paciencia y pasos calculados. "Cuando uno escucha música hay muy poca diferencia entre hacerlo de un CD o un archivo MP3, lo mismo respecto a las series o la televisión. En el caso del libro, el proceso de lectura es distinto entre lo digital y el papel", opina. Entre los títulos que ofrece esta editorial aparecen ejemplares made in Argentina provistos, según señala Echeverría, por Ediciones B, La Bestia Equilátera, Interzona, Eterna Cadencia, Vestales, Valleta y Eduvim, la Editorial Universitaria de Villa María. Además, se espera la pronta disponibilidad de textos de la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba).
"Pareciera que hay un universo cada vez mayor de lectores a los que la lectura en línea no les significa un problema o están dispuestos a sobrellevarlo, ya que el modelo de suscripción a través de una tarifa plana con acceso a un número enorme de títulos es suficientemente atractivo", dice Gonzalo Álvarez, presidente de Eudeba.
"A su vez, esta ventaja para los grandes lectores es el principal problema que han tenido hasta ahora los servicios de lectura en línea, ya que el modelo de negocios usualmente prevé el pago al editor por página leída y esto se hace muy oneroso para el caso de aquellos grandes lectores que sólo pagan una tarifa inferior a los 10 dólares al mes y consumen una cantidad de títulos que implica grandes erogaciones de la plataforma a los editores", cuenta.
En este sentido, Catalina Lucas, digital manager de Penguin Random House (PRH), apunta que "el modelo de suscripción para la lectura de e-books es bastante claro y homogéneo de cara al lector, pero no lo es tanto para las editoriales y los autores".
Según explica, "existen diferentes maneras de compensar a los autores y la mayoría conlleva una variabilidad incontrolable e impredecible, lo que termina siendo una barrera para ofrecer los contenidos". Por esta razón algunos de los que ofrecen libros vía streaming han comenzado a limitar la cantidad de textos a los cuales el suscriptor puede acceder cada mes, dice.
Por su parte, desde 24Symbols informan que si bien existen modelos de suscripción que pagan por página, ellos abonan a los editores el libro íntegro si el lector supera el 10 por ciento de las páginas leídas.
¿Más virtual que un e-book?
Siguiendo las consideraciones del presidente de Eudeba, el streaming pone nuevas piedras en el camino para los que atesoran libros. "El e-book, aun con sus diferencias evidentes con el libro impreso, al ser un archivo que se descarga emula de alguna forma la posibilidad de atesoramiento del papel. En cambio, los servicios de lectura en línea no permiten esto y eso sí puede ser un obstáculo para muchos lectores que prefieren pagar por un objeto, físico o digital, pero que pueden poseer".
Aunque este modelo de distribución es incipiente, podría crecer de la mano de actores de peso en el cosmos editorial. Por caso, en España opera Nubico, una plataforma sustentada por Telefónica y Grupo Planeta a través de su Círculo de Lectores. La propuesta es similar a la de 24Symbols: el pago de una tarifa mensual abre acceso a un catálogo alojado en la nube y accesible sin descargas locales. Incluye más de 20.000 títulos, en su mayoría de Planeta, aunque también ofrece textos de otras editoriales.
Julieta Lorea, analista de comunicación digital de Planeta, sostiene que gracias al streaming es posible "tener una biblioteca enorme a mano y agarrar el libro que uno quiere, cuando quiere y leerlo donde quiere sin moverse", lo cual "es diferente a buscar y comprar un e-book en una tienda, que demanda más tiempo y esfuerzo por parte del usuario".
¿Llegará alguna vez Nubico a la Argentina? "Nuestro desembarco en América latina es un objetivo en el que trabajamos desde hace muchos meses, pero hemos querido ser prudentes y esperar hasta el momento más propicio -dice su director general, David Fernández Poyatos-. Queremos asentarnos de la forma más segura en una región con grandes oportunidades para crecer."
PRH se asoma a la tendencia con paso de explorador más que de aventurero. Según Catalina Lucas, la expectativa define la postura del grupo que nuclea editoriales como Alfaguara, Grijalbo, Aguilar y Sudamericana, analizando las opciones que comienzan su andada con esta modalidad. En rigor, PRH participa con una selección de su catálogo de libros digitales en español en Nubico y en Skoobe, y también comercializan audiolibros bajo el signo del streaming en varios países del mundo, la Argentina inclusive.
Los audiolibros representan un paso más en el camino hacia la intangibilidad de la lectura. En nuestro país, la categoría supone 1 de cada 30 libros vendidos, según asegura Mariano Schlatter, de Audiolibros Colección de Mediatek SA.
En este catálogo cordobés aparecen El diariode Ana Frank, y Cuentos de amor, de locura y de muerte, de Horacio Quiroga, entre otras obras a las que es posible acceder sólo prestando oídos. Y si bien no ofrecen sus obras vía streaming, analizan la posibilidad de una suscripción mensual. "El mercado avanzará hacia la descarga online a través de apps o algún servicio de streaming, y este año haremos hincapié en ambas vías", anticipa Schlatter.
Qué es qué y quién es quién en la era digital
Streaming
Es un modo de distribución digital en la cual el consumo acontece en paralelo a la descarga. En un flujo ininterrumpido, los datos se muestran sin que sea necesario que la descarga se complete
Netflix
Es el paradigma del streaming televisivo. Presta servicio en más de 190 países y cuenta con más de 75 millones de usuarios activos al mes. Parte de los US$ 9,99 y ofrece un mes de prueba gratuita, estrategia que emula la editorial 24Symbols
Spotify
Es el rey del streaming musical. Ofrece una versión gratuita con publicidades y funciones limitadas, y un modelo de suscripción que supera los 30 millones de clientes. En total, también supera los 75 millones de usuarios activos al mes. El reinado de Spotify es ahora amenazado por Apple, que el 2015 lanzó su propia plataforma de streaming de música
24Symbols
Cuenta con cerca de un millón de usuarios registrados en todas las plataformas en las que opera, y los suscriptores de pago son poco más de 70.000, la mayoría de ellos en Alemania, Rusia, España y América latina