Martes visuales. Los 400 años de Rembrandt
Se inicia el año Rembrandt, en el que se recuerdan los 400 años de su nacimiento, con una seguidilla de exposiciones planetarias que tendrán su punto alto en la feria de anticuarios de Maastricht, la más prestigiosa de Europa, cuando sea ofrecida una pintura del maestro del claroscuro.
Se trata de un retrato del apóstol Santiago, una bella imagen religiosa de la época tardía, que en los últimos 60 años integró una pinacoteca privada de los Estados Unidos. Si bien nadie se atreve a fijar aún el precio final, la galería Salander O´Reilly, de Nueva York, llevará el cuadro a Tefaf, como se conoce a la feria holandesa, con un estimado de 50 millones de dólares, sin contar los que pueda sumar el "efecto 400 años de Rembrandt".
La pintura mide 92 x 75 centímetros y fue pintada en 1661, cinco años después de la crisis financiera que abatió al artista obligándolo a vender su casa y todo lo que tenía. Sin embargo, el revés económico resultó un impulso para su carrera y se tradujo en una acelerada productividad.
El cuadro formó parte de la retrospectiva realizada por la National Gallery, de Washington, que viajó luego al Museo Getty, de Los Angeles. El precio del apóstol Santiago se conocerá el 10 de marzo, cuando abra sus puertas la feria para los grandes coleccionistas y compradores.
En tanto, las celebraciones y homenajes por los 400 años están en marcha. El próximo 26, el Rijksmuseum de Amsterdam inaugura una muestra consagrada a todos los Rembrandt "impecables", aquellos que la Rembrandt Research declaró auténticos sin lugar a dudas en los años 80.
La muestra incluirá la célebre "Ronda nocturna", obra maestra del arte universal, como son "La boda de los Arnolfini", de Van Eyck (Nacional Gallery, de Londres) y "La rendición de Breda", de Velázquez, (Museo del Prado, Madrid).
A mediados de febrero está prevista la inauguración de "Rembrandt y Caravaggio" en el Museo Van Gogh de Amsterdam, un contrapunto colosal entre el maestro del claroscuro y el pintor del realismo descarnado. Rembrandt nació en 1606 y Caravaggio murió en 1610. Los separa un siglo, pero los une el genio.
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En marzo llegará a Buenos Aires, en su primera visita oficial, la reina Beatriz de Holanda, acompañada por sus hijos, los príncipes Máxima y Guillermo de Orange. En los preparativos trabaja contra reloj el embajador Robert Yan Van Houtum, un diplomático de modales exquisitos, buen amigo de los argentinos y, tal como sucede con muchos holandeses, un enamorado de la pintura, un mecenas espontáneo.
No sería raro que durante la visita de su majestad, la agenda oficial incluya una visita a la sala Hirsch del Museo Nacional de Bellas Artes, rica en pinturas holandesas, que incluye obras atribuidas a Rembrandt, Flink, Geldert y Frans Hals. Para entonces, la sala lucirá en todo su esplendor, tras las reformas encaradas por el equipo curatorial de nuestro museo mayor.
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