Los Berni que no están
Como una forma de denuncia, en el Centro Cultural Borges se exponen reproducciones en tamaño original de las quince obras que fueron robadas hace siete meses
De lejos, la imagen engaña: hay cuadros colgados, colores atractivos, el nombre de Antonio Berni en la entrada de la sala. De cerca, el artificio se revela: las obras, en rigor, no están ahí.
Son quince gigantografías, en tela y en vinilo, que reproducen las obras de Berni robadas hace siete meses -de las que desde entonces no hay rastros-, que se exponen desde hoy y hasta el 29 de este mes en el Centro Cultural Borges.
Los cuadros -cuya valuación total alcanzaría los 4 millones de dólares- fueron robados el 26 de julio del año pasado, temprano en la mañana, en un audaz operativo, mientras eran trasladados de un depósito en Vicente López a la casa del hijo del pintor, en la Capital.
Fue justamente José Antonio Berni quien, como un modo de hacer público su reclamo por la falta de resultados en la investigación judicial, ideó la muestra Patrimonio Ausente y se encargó de realizar las reproducciones en España -donde vive- y traerlas a la Argentina. "La intención fue sensibilizar sobre la magnitud del robo. Una cosa es dar nombres de cuadros, años en que se realizaron o su importancia artística y otra es mostrar los cuadros", dijo Berni a LA NACION desde Europa, adonde regresó esta semana.
Juntas, en la sala en la que ayer se completaban los detalles de iluminación, las imágenes lo logran. Las reproducciones en tamaño natural impactan por lo que no muestran -las obras auténticas y ausentes-, pero, cuando el visitante olvida esa condición y repasa los cuadros, aparece una síntesis de la diversidad de la obra de Berni y sus búsquedas estéticas. Como si los ladrones hubieran elegido llevarse una síntesis de la prolífica producción del pintor rosarino.
Están allí, por ejemplo, la impronta surrealista de La metamorfosis del pájaro azul (1930) y La muerte acecha en cada esquina (1932); retratos como La leñerita (1954); cuadros de las series de Ramona y Juanito Laguna; otros de denuncia social, como La mayoría silenciosa (1972), o política, como Los rehenes (1969), que prenuncia tristemente la violencia de los 70. La estética más conocida de Berni se mezcla con obras menos difundidas, como Aeropuerto (1976) y Cristo en el garage (1981).
Berni acudió al Centro Cultural Borges con su idea. "La muestra es un gesto y el centro apoya esa denuncia", dijo Laura Mendoza, del Departamento de Público del Borges. "Se respetó el tamaño original de las obras para dar la magnitud de lo perdido", relató.
Sin información
Delante de las reproducciones, es imposible no recrear en la imaginación el momento del robo, tal como se reconstruyó en la prensa.
El 26 de julio, a las 7.45, un camión de la empresa Delmiro Méndez e Hijo SA equipado para el traslado de obras de arte llevaba 17 pinturas de Berni a la casa de su hijo en la Capital cuando, a 200 metros del depósito, fue interceptado por hombres armados y vestidos con uniformes similares a los que usa la Policía Federal. Les ordenaron llevar el camión a Hipólito Bouchard y Echeverría, a dos cuadras de la Panamericana, donde esperaba el resto de la banda en otro camión. En 45 minutos, los ladrones cargaron 15 de las 17 obras -no entraban todas- y se fueron.
Aunque se publicó en Internet el listado de las obras y se instalaron controles en las fronteras apenas ocurrido el robo, nada se sabe hasta ahora del destino de los cuadros ni del camión utilizado, ni hay novedades de la investigación, que está a cargo de la fiscal Claudia Gambotto, de Villa Martelli, que nunca dio información sobre el tema.
"A nadie le importa el destino de los cuadros, no hay investigación en marcha y en la fiscalía nadie me da información", dijo Berni -que estuvo en distintas ocasiones en Buenos Aires en estos meses-, sin disimular su desilusión. "Traté de promover el tema golpeando las puertas del poder político, pero tampoco tuve respuestas", dijo.
Según comentó, en este viaje intentó contactar al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli -a quien conoció personalmente en España recientemente-, pero no tuvo respuestas. "Evidentemente, el tema no está dentro de la agenda de los problemas políticos actuales", se lamentó.
Ante la consulta de LA NACION, en la fiscalía -que depende del fiscal general de San Isidro, Julio Novo- rehusaron dar datos sobre la marcha de la investigación. "La fiscal sigue con la política de no dar información. Hubo avances en la investigación aquí en el país, así que con más razón ahora, menos que antes se va a hablar", comentó un secretario de la fiscalía.