Más o menos
El otro día, un legislador citó al aire una frase (bien conocida, por otro lado) de un escritor de ciencia ficción. Se la atribuyó a Isaac Asimov. Es de Arthur Clarke. Está bien, todos cometemos errores. Pero sigue siendo un error, y es un error no menor, por varios motivos. Primero, porque si esa frase fuera de mi tía, no tendría ningún impacto. O, para visitar la zona donde estos supuestos deslices actúan, no tendría ninguna autoridad. Segundo, a Asimov lo conoce mucha más gente que a Clarke.
Entonces me puse a pensar en cuántos datos falsos los dirigentes sueltan así, al aire, en vivo, sin verificar (y sin que notemos el error). A eso le sumé que la misma información puede significar cosas muy diferentes, si se la pone en contexto o si se la incluye en el discurso simplemente porque causa impacto. La imprecisión, la estadística malintencionada, el más o menos es malo en general. Pero si aparece en el proceder de quienes tienen en sus manos, Constitución mediante, la representación de los ciudadanos, y, como consecuencia, los destinos de la Nación, entonces es peligroso. La ficha limpia es menester. Resulta cómico que no tengamos esa ley. Pero también deberían estar obligados, los dirigentes, a probar que todo lo que propalan es verdad. Y no, como se dice, cualquier verdura.