Millonaria compra de un diario digital
AOL, el ex gigante de la Web, se quedará con The Huffington Post, la voz del progresismo de los Estados Unidos
¿Puede un sitio web de noticias valer 315 millones de dólares? El otrora mayor proveedor de Internet de los Estados Unidos, AOL ( www.aol.com ), piensa que sí, y en los próximos meses consumará la compra de The Huffington Post ( www.huffingtonpost.com ) por esa suma.
El acuerdo anunciado ayer causó no poca sorpresa, mientras los sitios de ambas compañías mostraban los consabidos ejecutivos sonrientes y las promesas de sinergia y mutua mejora. Por un lado, Arianna Huffington, nacida en 1950 en Atenas, Grecia, con el apellido Stassinopoulos, y luego casada y divorciada del diputado republicano Michael Huffington. Arianna fundó The Huffington Post en 2005 con una inversión de 1 millón de dólares, una cantidad insólitamente baja para los estándares de la Web actuales. Por otro, Tim Armstrong, el hombre que tomó el mando de AOL en abril de 2009, tras haber trabajado nada menos que en Google.
Pero esta foto feliz no dice nada de las historias de ambas compañías y, por lo tanto, es poco lo que sugiere respecto de su futuro. Solas o combinadas.
Auge y caída
Cuando AOL todavía se llamaba America Online y empezó a cotizar en Bolsa, en marzo de 1992, su valor de mercado era de 61,8 millones de dólares. Ese valor alcanzaría un techo de pasmosos 161.000 millones en enero de 2000. Allí acordó fusionarse con Time Warner. Era un caso clásico de miopía: cuando alrededor empezaban a brotar los blogs y las voces independientes, cuando se avecinaba una Web 2.0 con contenidos producidos por el público, AOL se unió a un productor de contenidos tradicional, imaginó la Web como una forma de televisión interactiva. Se equivocó.
La fusión se tradujo en un violento choque de culturas corporativas. Esto, en medio de la catastrófica implosión de la burbuja puntocom. Desde entonces, AOL no hizo sino despeñarse. En mayo de 2009, habiendo naufragado su sueño de grandeza al evaporarse gran parte de los 30 millones de suscriptores que llegó a cobijar, AOL fue expulsada de las entrañas de Time Warner. Su valor en ese momento se había reducido a 4000 millones de dólares. Hoy AOL -que aun ofrece conexiones dial-up - se ha transformado en un portal de contenidos, tras adquirir proveedores de mapas y blogs, entre otros.
Arianna Huffington también posee una historia de metamorfosis. Columnista política, se casó y votó por los republicanos, abrió un sitio donde pedía la renuncia de Bill Clinton, llamado Resignation.com , cambió de piel y se convirtió en la voz del progresismo norteamericano y, con esa tonalidad, creó The Huffington Post. Pese a que le pronosticaron un pronto fracaso, el sitio recibe hoy 117 millones de visitas por mes sólo en los Estados Unidos; 270 millones en el mundo. Hace mucho dejó de ser una alternativa al Drudge Report ( www.drudgereport.com ) y, punto para Arianna, acertó al permitirle al lector compartir sus propias historias. Hizo exactamente lo que AOL debería haber hecho hace diez años, noticias 2.0. El asunto ahora es cómo seguir.
A AOL no le va bien; hace dos años que se habla de que lo comprará alguno de los grandes de la Red. Así que necesita rápidamente tráfico, visitantes, y los ha encontrado en The Huffington Post. Arianna, que necesita saltar al siguiente nivel, supervisará los contenidos de toda la nueva red nacida de la unión. Pero esto no tiene nada que ver con ideologías. A AOL sigue sin interesarle la política. El nuevo reinado de Arianna tiene que ver más con evitar las colisiones que destrozaron la relación entre AOL y Time Warner que con una coloratura progresista.
La cuestión que queda por saldar, y sobre la que muchos analistas expresan sus reservas, es si este matrimonio no será tan inconveniente para The Huffington Post como lo fue en su momento para Time Warner. Si AOL ha aprendido algo acerca de la convivencia quizá la sonrisa feliz de la foto perdure.