No tan óptimo
No es raro que el título más demoledor haya venido del medio oficial del prestigioso Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE, en ingles). “Para bien o para mal, Tesla Bot es exactamente lo que esperábamos. Tesla no mostró nada impresionante con su nuevo prototipo de robot humanoide”, sentenció Spectrum, resumiendo lo que los periodistas especializados sentimos al ver salir el torpe amasijo de cables y componentes al escenario, tras una introducción en la que Elon Musk se atajó minuciosamente.
Que quede claro. Optimus (tal el nombre del robot humanoide) no está nada mal, pero ni es novedoso ni se parece en nada al esbelto actor disfrazado de androide con el que Musk volvió a ubicarse donde más le gusta: en los titulares triunfalistas. En este caso, no tuvo más remedio, después de un año particularmente malo para el magnate, que recular en chancletas, como se dice aquí, y pasar de la fantasía de ciencia ficción a otro robot como hemos visto ya docenas; algunos incluso menos humanoides pero definitivamente más gráciles, como los de Boston Dynamics. En todo caso, Musk decepcionó con su robot, y dejó flotando una pregunta incómoda. ¿Por qué los robots tienen que parecérsenos?
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