Original reclamo de una escuela de Mar del Plata
MAR DEL PLATA.- La comunidad educativa de la Escuela Agropecuaria N° 1 decidió protestar con originalidad contra el ajuste económico y las penurias que pasa el establecimiento: lo hizo trabajando.
Desde hace una semana, los alumnos se instalan frente a la Catedral marplatense y allí venden los productos de granja que salen del colegio y las artesanías que sus manos moldean durante el año, con el fin de recaudar fondos para sostener el colegio.
Verduras, plantas aromáticas y ornamentales, huevos, abonos naturales, miel, mermeladas y herramientas de jardinería se desparraman sobre el improvisado puesto que se levanta a pasos del templo. Los vendedores, que se relevan sin pausa durante la jornada, son -además- los profesores, algunos padres y los miembros de la cooperadora.
"Estamos acá porque de la mano del ajuste el colegio se quedó sin teléfono, sin servicio de emergencias médicas, sin seguro para los chicos y sin transporte escolar", explicó a LA NACION Roberto Briant, presidente de la cooperadora de la escuela, cuyas ruinosas instalaciones se encuentran cerca de Laguna de los Padres y a 15 kilómetros del balneario.
"Por si fuera poco -añadió-, cerramos el comedor porque la provincia no envía el subsidio mensual de $ 4000 y como debemos $ 8000, los proveedores dejaron de abastecernos."
Al no contar con ese dinero, dijo Briant, y como allí se atiende a 240 alumnos en doble turno, se mantuvo abierto el comedor utilizando los fondos destinados a la compra del alimento balanceado de los animales de la granja. "Pero -subrayó-, ya no damos más porque la plata se acabó, la cocina está cerrada, y las gallinas, los chanchos y los conejos se nos están muriendo de hambre."
"Nosotros, además de tener las mismas materias de los pibes de otras escuelas, aprendemos a cultivar la tierra y criar animales. Eso que aprendimos allí nos va servir para salvar el colegio", dijo Pablo.
"Con lo que sacamos acá, vamos a pagar todo, por lo menos hasta que en La Plata se acuerden de nosotros y nos manden la guita que falta", se entusiasmó Fernando, alumno del último año del polimodal.
"La gente se acerca curiosa y pregunta qué hacemos. Cuando se le explica, se conmueve y enseguida compra algo. A veces nos paga, pero nos vuelve a donar la mercadería", apuntó Briant.
"Sabemos que ésta no es la solución, por lo que esperamos que nuestra protesta sea atendida por el gobierno provincial", puntualiza Patricia Iribarren, docente de la escuela. "Sí, y cuanto antes, porque si no vamos a tener que carnear y vender al Tonino, el padrillo del criadero de chanchos", advirtió Fernando.