Oscar Wilde, una vida en seis actos
En apenas diecisiete años, el escritor irlandés pasó del total anonimato a la cumbre de la consagración y de allí a la vergüenza y la cárcel. De ese periplo da cuenta la muestra organizada por la British Library, que se exhibe aún en Nueva York. Hay ediciones piratas de sus libros, fotografías, cartas de amor, el manuscrito de De Profundis y otros testimonios de su vida igualmente conmovedores
En 1878 Oscar Fingal O`Flahertie Wills Wilde, que mantenía su largo nombre, estudiaba Letras Clásicas en Oxford y acababa de ganar el premio de poesía anual de la universidad, se prometió: "Seré poeta, narrador, dramaturgo. De un modo u otro, seré famoso. Y si no, seré notorio". Buena premonición: hizo todas esas cosas. La muestra "Oscar Wilde, una vida en seis actos" rescata esa frase perdida entre los papeles del escritor y acompaña sus pasos en la escritura, la fama y la notoriedad. Este periplo de seis actos conmovedores, armado por la British Library para el centenario de la muerte de Wilde en el 2000, se exhibe hasta el 13 de enero en The Morgan Library de Nueva York.
Cuatro años después de pronunciar aquella frase, ya convertido en figura pública ("No conocer al Sr. Wilde es no ser conocido", dijo el príncipe de Gales), el escritor llegaba a Estados Unidos, declaraba su genio en la aduana, se hacía retratar por Napoleon Sarony y comenzaba un año de gira por ese país, durante la cual sedujo a públicos tan difíciles como unos mineros borrachos de Colorado.
La muestra reúne las fotos más famosas que dan testimonio de esa visita, las ediciones piratas de sus textos, los avisos publicitarios que explotaban su imagen -hasta calzado con botas de cowboy- y las caricaturas con girasoles, símbolo de su esteticismo, de la prensa británica y estadounidense.
Diez años después de haberse prometido ser narrador o dramaturgo, Wilde publicaba El fantasma de Canterville y El príncipe feliz, seguidas por El retrato de Dorian Gray (1890) y en 1892, comenzaba una sucesión de éxitos como autor teatral: El abanico de Lady Windermere , Un marido ideal , La importancia de llamarse Ernesto . Los borradores, las correcciones y las cartas que intercambió con Constance Lloyd, la atractiva lingüista y aspirante a escritora con quien se casó y tuvo a sus hijos Cyril y Vyvyan, dan cuenta de este fértil período de su vida.
Diecisiete años después de haberse prometido ser famoso "de un modo u otro", comenzaba el juicio Wilde vs. Queensberry que lo envió a prisión por su amor homosexual. Sus libros fueron retirados de las librerías, su nombre desapareció de los programas de sus obras de teatro, su familia lo dejó, sus cosas fueron vendidas. Sus cartas a Lord Alfred Douglas y las que dirigió a sus amigos para explicarles su amor por el joven, las hojas azules en que escribió La balada de la cárcel de Reading , encabezada "H. M. Prison. Reading. Dear Bosie", el ejemplar que dedicó al Major Nelson, autoridad de la cárcel que le dio ánimo para encarar ese texto, firmado "C. 3. 3.", su número de preso, son las huellas de ese duro trayecto que el visitante puede seguir en la muestra.
Por fin, veintidós años después de su promesa de estudiante oxoniano, Oscar Wilde fue enterrado en una tumba para indigentes en las afueras de París. En la cuenta del Hotel d`Alsace que dejó al morir (180,40 francos a nombre de Mr. Melmoth), el visitante podrá leer cómo la escritura, la fama y la notoriedad se vieron eclipsadas por la crueldad del anonimato.