Para evitar cierres, en Neuquén declaran de interés cultural a 18 librerías
A fin de evitar cierres de librerías por la sostenida crisis que atraviesa el sector, agravada por la pandemia, algunos funcionarios del área de Cultura comienzan a idear alternativas viables. Como dijo a este diario el agente literario Guillermo Schavelzon, las librerías, como las escuelas, nunca sobran. La semana anterior, desde el Ministerio de las Culturas de Neuquén, a cargo de Marcelo Colonna, se anunció que dieciocho librerías de seis localidades de esa provincia fueron seleccionadas para ser declaradas espacios culturales por el gobierno provincial. “Son espacios culturales aquellas librerías que trabajan con autores y autoras de la región, lo que llamamos la región literaria patagónica -anunció Colonna-. A través de estas tenemos la posibilidad de conocer, visibilizar y comercializar una obra de una autora o autor neuquino. Además se considera muy importante a aquellas librerías que tienen participación comunitaria por lo que son un valioso espacio cultural que es necesario preservar”.
Esta decisión ministerial fue tomada luego de la repercusión que tuvo en la capital neuquina el anuncio del cierre de la tradicional librería Libracos, a causa de una sostenida caída en las ventas y “cuentas en rojo”. Esta triste noticia, compartida en Facebook por los dueños de Libracos en los primeros días de 2021, impulsó a los lectores a acudir en forma masiva a comprar ejemplares, en una suerte de rescate popular de la librería, cuyos propietarios actuales son Néstor Rivas y Genoveva Jaramillo, y que administra su hijo Santiago. Incluso intervino el gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, que instruyó a la ministra de Educación de la provincia, Adriana Storioni, para que seleccionara y comprara libros de literatura infantil y juvenil en Libracos para destinarlos a bibliotecas escolares y públicas. En su cuenta de Twitter, el gobernador informó que no le resultaba indiferente la situación que atraviesa “la querida Libracos” y consideró a esta emblemática librería fundada en 1973, “un actor destacado y de amplia trayectoria para nuestra cultura y que además es parte del patrimonio cultural intangible de la provincia”. Se puede decir que fueron los lectores neuquinos los que salvaron la librería y sensibilizaron a los funcionarios.
Como neuquino no me es indiferente la situación que atraviesa la querida Libracos, un actor destacado y de amplia trayectoria para nuestra cultura y que además es parte del patrimonio cultural intangible de la provincia. pic.twitter.com/U1mDhRxGyn
— Omar Gutierrez (@OmarGutierrezOk) January 5, 2021
“El panorama cambió drásticamente y ahora tenemos muy buenas perspectivas -dijo Santiago Rivas, actual responsable de Libracos, a LA NACION-. Hubo una respuesta solidaria de toda la población cuando anunciamos el cierre y la liquidación para poder pagar sueldos y a los proveedores. Todos vinieron con la intención de ayudarnos; no les interesaba mucho qué libro llevarse sino al menos comprar uno”. En Libracos trabajan cuatro empleados. A continuación, llegaron las respuestas institucionales, tanto por parte del gobierno de la provincia como del municipio, a cargo de Mariano Gaido. El catálogo de Libracos incluye cientos de títulos de escritores de la región patagónica, muchos de ellos autogestionados o de editoriales pequeñas. “Debido a la falta de fondos para comprar mercadería últimamente, sumada a la experiencia de liquidación de estas semanas, los anaqueles de la librería quedaron medio vacíos”, contó Rivas. Asimismo, anticipó que, cuando la situación se normalice, volverán a hacer presentaciones en la librería de Corrientes 282.
Las 18 librerías que serán declaradas de interés cultural en la provincia de Neuquén son, además de Libracos, Logos, El Anticuario, Malapalabra, Ronroneo, Galerna y Yenny en Neuquén capital; Mil Hojas en Plottier, Trilce y Kupay Antú, en Cutral Co; Laberintos, en Zapala; Patalibro, De la Grieta, Mythos y Ensamble, en la bella San Martín de los Andes, y Dulcinea y Morgana en Villa La Angostura.
Como espacios culturales, las librerías deberán difundir, promover, comercializar y exponer obras en distintos formatos tecnológicos de autores y autoras de la región literaria patagónica, libros de editoriales regionales, independientes, autogestivas y artesanales, que garanticen la bibliodiversidad y la mirada federal, evitando la concentración editorial y el monopolio cultural. Además, tienen que participar en actividades vinculadas con la promoción, difusión, fomento de la lectura y la escritura en la región, mediante iniciativas presenciales o virtuales. También deben desarrollar programas de extensión para que el espacio de la librería interactúe con la comunidad artística de la región. A su vez, deberán presentar anualmente un balance de las actividades de extensión a fin de mantener la categorización de espacio de interés cultural. A cambio, recibirán programas de apoyo y asistencia financiera, serán beneficiarias de compras estatales y sedes de actividades organizadas por los municipios y la provincia. Una idea que llega desde la Patagonia para secretarios y ministros de Cultura de todo el país.