Paraíso
No en vano muchas de las definiciones de lo que es el paraíso remiten a un jardín, como es la que brinda el Antiguo Testamento, en el que “es el jardín de las delicias”. Asimismo, cada uno de nosotros tiene su propia idea de cuál sería ese sitio idílico donde querríamos permanecer eternamente o al menos soñamos con hallarlo algún día y poder gozar de él aunque sea por un instante. El prado de flores amarillas donde está recostado el hombre de la imagen bien puede ser ese lugar añorado. Más aún si se complementa con otra delicia que tiene en su poder: el libro que sostiene entre sus manos. Un objeto del deseo que lleva a una de las actividades más mágicas a las que el ser humano puede acceder: la lectura. Podríamos, entonces, atrevernos a decir que envidiablemente el caballero en cuestión tal vez esté inmerso en dos paraísos: el del paisaje que lo rodea y el de la historia que contienen esas páginas.