Nota de tapa / Tiempo de homenajes. Ponerse a salvo del resplandor
Preguntar por la vigencia implica vincular la obra con un régimen de lectura ordenado por modas intelectuales y/o editoriales. A mi modo de ver, podemos preguntarnos por la vigencia de Cortázar, Mujica Lainez o Sabato, pero no por la vigencia del Borges prosista. Es un escritor de otra especie. Sería como preguntarnos por la vigencia de Kafka o Cervantes, a quienes tampoco les cabría ese tipo de indagación, porque son fenómenos únicos en la historia de la literatura: clásicos.
De modo que la obra narrativa y ensayística de Borges, al igual que cualquier obra que ocupó el lugar central de la excepción en el siglo XX, está a salvo de las modas, de los periódicos parricidios y de los vaivenes de cualquier literatura nacional. Es posible que su poesía, más que haber perdido vigencia -si es que la tuvo después de la década de los años 50-, haya envejecido.
Para mi generación, Borges nunca fue una carga o un problema. Nunca escribimos contra Borges, y tengo la impresión de que lo leemos con una distancia admirada, como podemos leer a Walser,a Faulkner o a Balzac, o como miramos uno de esos eclipses totales que se repiten en el mismo lugar cada doscientos años: con los ojos bien abiertos, pero a salvo del resplandor.
Oliverio Coelho
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