Proponen vincular los institutos terciarios con las universidades
Si se concreta el proyecto que impulsa el Ministerio de Educación, en un futuro no muy lejano un estudiante podrá cursar el primer ciclo de su carrera en un instituto terciario y terminarla en una universidad.
También será posible completar en una universidad los estudios comenzados en otra, con reconocimiento automático de títulos y materias cursadas.
Esas son sólo algunas de las consecuencias concretas que tendría la propuesta de reforma del sistema de educación superior, que la secretaría del área presentará hoy en la segunda y última jornada del coloquio internacional "La educación superior: transformaciones y tendencias", organizado por el ministerio. El proyecto oficial, elaborado sobre la base de un trabajo de docentes y autoridades de la Universidad de Buenos Aires (UBA), propone facilitar la circulación de estudiantes entre los dos tipos de instituciones del sistema de educación superior: las universidades y los institutos terciarios.
"La educación superior se caracteriza por su marcada desarticulación y anárquico crecimiento", comienza el documento, que como prólogo a la propuesta describe los problemas del sistema de enseñanza superior local.
Habla, por ejemplo, de diseños curriculares rígidos, problemas para retener algunos estudiantes mientras otros retrasan su graduación, crecimiento de la oferta de instituciones y carreras sin adecuación a las necesidades del país, centralización de instituciones en la Capital Federal y algunas ciudades del interior.
Según los datos que menciona el proyecto, además, la Argentina cuenta hoy con 91 universidades e instituciones universitarias -nacionales y privados- y más de 1600 institutos terciarios. Pero los primeros absorben el 75% de los estudiantes.
En muchos casos, las instituciones terciarias no universitarias, dedicadas en su mayoría a la formación docente y técnica, desalientan a los potenciales alumnos con títulos que no gozan del mismo prestigio que los universitarios y con su escasa relación con universidades, que dificulta, por ejemplo, la continuación de estudios.
El propósito de la reforma es revertir esta situación y aprovechar la presencia de los terciarios en todo el país y su inserción comunitaria para descomprimir la demanda sobre las universidades y así favorecer que los estudiantes permanezcan en sus lugares de origen.
Las reformas propuestas, que serán graduales, se pondrían en práctica mediante la firma de convenios que establecerían, por un lado, la articulación entre universidades, y, por otro, de éstas con institutos terciarios.
Efectos beneficiosos
"La articulación entre universidades redundará en un mejor aprovechamiento de los recursos y asegurará la calidad de la enseñanza", dijo ayer a La Nación el secretario de Educación Superior y artífice del proyecto, Juan Carlos Gottifredi.
La consecuencia sería el reconocimiento automático de títulos, el establecimiento de sedes, programas de investigación y posgrados conjuntos, y hasta, como imaginó Gottifredi, "la conexión virtual entre los docentes de una misma materia en distintas universidades de la misma región".
La articulación de universidades con institutos terciarios exigiría una transformación más profunda.
Estas instituciones continuarían ofreciendo formación docente, técnica y artística, pero sus títulos serían válidos para continuar estudios en universidades automáticamente.
El gran cambio es que comenzarían a dictar el primer ciclo de grado de carreras universitarias que permitirán continuar los estudios en una universidad u obtener un primer título de nivel superior. Y además brindarían formación profesional para adultos que quieran seguir o reanudar sus estudios.
Para concretarse, el proyecto no requiere de más recursos económicos -aunque puede ser un buen argumento para pedirlos, dijo Gottifredi- y expresamente se desaconseja la creación de nuevas instituciones. Eso sí: deberá pasar por un enorme proceso de negociaciones, con rectores, autoridades provinciales y docentes. Tan grande y paulatino que el propio Gottifredi estimó en "veinte años" el tiempo necesario para ver instrumentadas todas las reformas.
"Es una reforma profunda que tiene un elemento novedoso en nuestro país: vamos a discutir el modelo de educación antes de la normativa", dijo a La Nación el rector de la Universidad Nacional del Litoral, Mario Barletta, que ejerce actualmente la presidencia del Consejo Interuniversitario Nacional.
Gottifredi espera algunas resistencias, pero tiene argumentos para convencer a todos: "Los intendentes tendrán participación en los proyectos que puedan beneficiar a sus comunidades, las universidades van a expandir su legitimidad social, los docentes van a poder participar en la transformación de las instituciones en las que trabajan", dijo.
El proyecto, además, se sumará a la intención del ministro de Educación, Hugo Juri, de reformar la ley de educación superior, lo que promete controversia entre los rectores.