Regreso con gloria
Del rock al cine y la moda: un registro de las múltiples experiencias creativas de Juan Gatti, en el Museo Sívori
Hasta el 17 de marzo hay tiempo para visitar la extraordinaria antológica de Juan Gatti (Quilmes, 1950) en el Museo Sívori, que reúne además las cuarenta fotografías nuevas de Contraluz . Fue necesaria la colaboración del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires con el Ayuntamiento de Madrid para "repatriar" a este artista que hizo del trabajo por encargo, el trabajo artístico aplicado a la obra ajena (ya sea de directores de cine, de diseñadores de moda, de músicos, de firmas de indumentaria de alta y no tan alta costura), una obra de arte autónoma.
Fotógrafo, diseñador, editor de arte y creador de tendencias avant la lettre , Gatti alcanzó trascendencia -cuándo no- en el exterior al ocuparse del diseño gráfico de las películas de Pedro Almodóvar. Su impronta "onirokitsch", que entremezcla el lenguaje de los sueños con la comicidad tristona de los films almodovarianos, sobrevuela los afiches de Tacones lejanos , Mujeres al borde de un ataque de nervios , Los abrazos rotos y La piel que habito .
A través de la productora de los hermanos Almodóvar (El Deseo), Gatti también aportó lo suyo en la gráfica de películas de Álex de la Iglesia, Fernando Trueba, la dupla Félix Sabroso y Dunia Ayaso (cuyos films no se estrenaron en el país) y en el afiche memorable de La mujer sin cabeza , de Lucrecia Martel, donde la enrulada cabellera de María Onetto semeja un laberinto, una ola, un nido de caranchos.
A comienzos de la década de 1990 fue director de arte de
Vogue Italia
, y así inauguró un intenso itinerario editorial: trabajó en la revista francesa
Glamour
, las estadounidenses
Visionaire
,
Elle
,
Interview
,
Harper's Bazaar
... Varios de estos trabajos modélicos (o sea: copiados una y otra vez en revistas de moda y diseño) se exhiben hoy: allí alternan un David Bowie rosado con Madonna, Jean Cocteau y David Hockney en pantuflas; en esas páginas, cierto pensamiento tipográfico comparte cartel con las fotos, retocadas con vaporosos ocres y blancos. Los trabajos previos de Gatti para medios porteños (
Claudia
,
Primera Plana
,
Pelo
) no aparecen en la muestra sino de un modo subterráneo: su intercambio con personalidades como Mercedes Robirosa, Felisa Pinto, Manuel Lamarca y Roberto Villanueva impregnaría el desarrollo posterior en el extranjero.
La exposición, montada como una novela de viajes, empieza de manera contundente. En el vestíbulo vidriado del Sívori, en paredes enfrentadas, se exhiben las tapas de los discos realizadas por Gatti. De un lado, portadas de La Máquina de Hacer Pájaros, el megagrupo de Charly García de los años setenta; un David Lebón andrógino en su disco solista, Invisible, Billy Bond y la Pesada del Rock and Roll (tapa poblada de duendes y hadas, algunas fálicas, en un escenario de fábula infantil) y, en un lugar destacado, Artaud , de Pescado Rabioso. Del lado español, ya en los años ochenta, varias tapas para Mecano, Ana Belén, Víctor Manuel y -cortesía del artista en el auge barroco del post punk español- Alaska y Dinarama.
Flores alucinógenas
Las flores, más como motivo de composición que como objeto de representación visual, han sido abordadas por decenas de artistas, y lo siguen siendo. De Georgia O'Keeffe a Alejandro Kuropatwa, fueron metáfora del deseo sexual, de la vitalidad y del cosmos, así como también de la decrepitud, la muerte y el vacío. Gatti recupera esa tradición en varias fotografías de flores a las que, mediante un tratamiento digital, convierte en imágenes casi clínicas. Los diseños geométricos y los rutilantes colores fluorescentes anticipan y complementan el audiovisual
Contraluz, Sound + Vision
exhibido en el Planetario, concebido como una cascada de fotogramas refulgentes, con escenas de moda y desnudos, y al que el propio artista recomienda asistir sin haber consumido drogas, tal la potencia de las imágenes.
El proyecto fotográfico Contraluz , que alterna la estética del still con las series del movimiento consagradas por Etienne-Jules Marey, ocupa las dos salas mayores del museo. Sobre el fondo negro de las paredes, como en una cueva de Lascaux o una discoteca en las profundidades del mar, las formas esplendentes de las fotos de Gatti, de un blanco glacial rozado por la luz lila, sobresalen, por tamaño y efecto, como apariciones amigables. Caballos, libélulas, palomas de alas batientes, desnudos en superficie o bajo agua, bailarinas y burbujas, dibujos lumínicos instauran un universo propio, remoto, de seres y especies recortadas que se resisten a la simbolización y al relato.
Adn gatti
Buenos Aires, 1950
Se graduó en Artes Visuales en la Escuela de Bellas Artes Martín A. Malharro. Muchas tapas de discos creadas por él en los años setenta forman parte del acervo iconográfico argentino. En 1978 viaja a Nueva York, y en 1980 se instala en Madrid. Pronto recibe encargos de diseñadores de la talla de Karl Lagerfeld. A partir de 1988 se ocupa del diseño gráfico de los films de Almodóvar. Como director de arte de Vogue Italia, transformó el lenguaje de las revistas de moda.
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