Videoconferencia desde Madrid. Saramago exigió a los políticos que "nos digan la verdad"
Fustigó cómo funciona la democracia
"La democracia va desnuda. Pero, además, el sistema democrático está enfermo. Hay que exigirles a los políticos que, por lo menos, en todo momento nos digan la verdad. Yo digo que disentir es un derecho que tendría que estar en las constituciones de todo el mundo. El ciudadano tiene derecho a no estar de acuerdo."
Con la contundencia intelectual que le es conocida, la voz del premio Nobel de Literatura José Saramago llegó del otro lado del océano, con el dulce seseo que aún conserva su portugués "españolizado". Y también llegó su imagen, durante la videoconferencia convocada en la sede del Grupo Santillana, en Madrid, a la que conectaron 16 países de América latina y Estados Unidos. Desde España, Saramago pudo ver a los periodistas de la Argentina, México y Estados Unidos.
Su reciente novela, "Ensayo sobre la lucidez" (Alfaguara), que acaba de aparecer en este país, es -como toda su obra- un llamado a la conciencia del lector, capaz de desasosegar al más pintado. Dijo Saramago que ésta es "una novela política" y la crítica aguda del narrador apunta no sólo al poder político, sino también "a la complicidad" de los medios.
La historia se las trae: en un pequeño pueblo sin nombre, los ciudadanos eligen una forma de participación singular. Votan mayoritariamente en blanco durante unas elecciones municipales. El gobierno argumenta que se trata de un complot internacional.
Saramago encendió la luz roja de alerta: "El capitalismo se sirve de la democracia y los políticos prefieren la abstención al voto en blanco. No hago campaña en favor de esto. Sólo digo que votar en blanco es una herramienta del ciudadano en la democracia para expresar que no le gusta cómo están funcionando las cosas".
Sus reflexiones recorrieron una y otra vez el andarivel crítico respecto de la suerte de la democracia "formal" pero "no cultural ni sustancial" en la actual sociedad occidental y reiteró uno de sus pensamientos más conocidos: "El poder real del mundo no es democrático. No está en la gente, sino por ejemplo en organismos que los ciudadanos no elegimos, como el Fondo Monetario Internacional, al que no le interesan los seres humanos".
Las preguntas de los periodistas mostraron, en la intensidad del tono, la preocupación común por el futuro del sistema democrático.
Desde la Argentina, la primera fue: ¿ser lúcido hoy es decir que no en el momento oportuno? "Sí. El ciudadano tiene derecho a no estar de acuerdo. Creo, además, que no nos entendemos porque no protestamos lo suficiente. Los medios nos manipulan y carecemos de espesura crítica. Yo digo que la TV no se alimenta de audiencias, sino de conciencias. Ese proceso de manipulación nos hace perder espesura. En el fondo, todos los días nos están rompiendo la capacidad de decir no. Y no tenemos ningún instrumento de control para evitar los abusos del poder económico."
Más tarde, desde Buenos Aires, la pregunta apuntó a conocer cómo imagina el papel de los medios en una democracia sana. Saramago no se ahorró la ocasión de subrayar que, en alguna oportunidad, sus opiniones fueron "truncadas" en algún medio argentino. "Yo sé que para mí es sencillo dar mi opinión porque sólo me debo a los lectores, pero el problema está en saber qué es la libertad de expresión en sentido concreto", dijo.
Al definir "Ensayo sobre la lucidez" como una novela política, Saramago aclaró que no es la primera. "En La balsa de piedra, Ensayo sobre la ceguera y La caverna había también contenidos políticos y de crítica social muy significativos".
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