Señales más allá de la provincia
Al brindar todo su apoyo al obispo de San Luis, monseñor Jorge Luis Lona, duramente enfrentado con el gobierno de Alberto Rodríguez Saá, la cúpula del Episcopado exhortó a gobernantes y a ciudadanos a superar personalismos exagerados o "perspectivas ideológicas ajenas a la democracia y al espíritu republicano", en lo que se interpretó como una cuidadosa fórmula dirigida al gobierno del presidente Kirchner.
Aunque incluida en la carta de apoyo y adhesión enviada al obispo puntano, la elíptica advertencia supera el marco provincial.
"En este tiempo en el que la Argentina intenta reconstruir la solidez de las instituciones fundamentales, es imprescindible que gobernantes y ciudadanos nos ajustemos al imperio de la ley, respetemos las decisiones de la Justicia y superemos personalismos exagerados o perspectivas ideológicas ajenas a la democracia y al espíritu republicano", dice la carta firmada por el arzobispo de Rosario y presidente del Episcopado, monseñor Eduardo Mirás; los vicepresidentes, cardenal Jorge M. Bergoglio y monseñor Domingo Castagna, y el secretario general, monseñor Sergio Fenoy.
Si bien se trata de una alusión, no deja de ser significativo que la máxima jerarquía episcopal haya resuelto exteriorizar esa preocupación en la primera reunión anual de la comisión ejecutiva, que integran los cuatro firmantes de la nota.
A principios de este mes, la cúpula de la Iglesia escogió la vía de una declaración de prensa para reafirmar la doctrina católica en defensa de la vida e intervenir en el debate suscitado por las declaraciones de la doctora Carmen Argibay, candidata a la Corte Suprema propuesta por el presidente Kirchner.
Sin referencia alguna a la jurista ni tampoco a su ostentación pública de su carácter de "atea militante", los obispos, dilectos cultores de la elipsis, dijeron abiertamente que "respetar la Constitución nacional es obligación de todos los argentinos, y es función indelegable del Estado hacerla cumplir y del Poder Judicial garantizar ese cumplimiento."
Ahora, veinte días después, los obispos ya no recurrieron al vocero de la Conferencia. Decidieron dar su apoyo al obispo de San Luis; solidarizarse con monseñor Lona, que ha acusado abiertamente al gobierno provincial de atacar y agraviar a la Iglesia Católica, e incluir en esa carta pública un párrafo que apunta más allá de San Luis.