Sierra, el gran provocador

"Una persona sin esperanzas es más peligrosa para el sistema" fue una de las frases-granada que arrojó sobre el auditorio el artista español Santiago Sierra durante su estadía en Buenos Aires. La aparente incongruencia entre su nihilismo anarquista y el desbordante entusiasmo y vasta producción bien podría ser una manera adecuada de ilustrar las paradojas y fricciones que puso en escena el arribo de este enfant terrible .

El carácter provocativo de su obra se vale de las estrategias de la explotación capitalista para poner de relieve los mecanismos perversos de su lógica, a la vez que problematiza lo auténtico y lo escenificado, tensando el fino hilo entre la crítica y la apología a la manera de un détournement situacionista.

De esta manera, su presencia en la Universidad Torcuato Di Tella resultó por demás elocuente. Desde la primera actividad, el artista español abordó planteos tan urticantes como el sadismo del poder, la dominación, el cuerpo-mercancía, sin dejar de lado un tono siempre afable y cordial. Insistiendo en "llevar al mundo del arte lo que no quiere ser visto", hizo hincapié en la idea del artista como productor de bienes de lujo ("al igual que la orquesta del Titanic, ofrecemos cosas bonitas mientras el barco se hunde"), en la imposibilidad del arte de escapar a la idea de producto y en la de la crítica de ser absorbida por el sistema capitalista.

En la segunda jornada de trabajo, Sierra dialogó con Graciela Speranza acerca de los conflictos éticos implícitos en las relaciones laborales y de poder, sus acercamientos al lenguaje del minimalismo, los problemas de desarraigo e identidad nacional, y las contradicciones del mundo del arte, descripto por el español como una actividad que "rebosa plusvalía". Como parte del programa, y en esta variable académica del artista como profesor, se proyectó No, Global Tour , suerte de road movie negra donde Sierra se propone "dar vuelta el bucle propagandístico" del lenguaje del cine.

Las actividades con Santiago Sierra culminaron en una suerte de clínica con el artista, en la que los integrantes del Programa de Artistas mostramos nuestros trabajos. Antes de comenzar burbujeaba un ambiente de ansiedad; la sensación propia del artista emergente al enfrentar el juicio de quien practica la agudeza como sistema. Sin embargo, con un espíritu generoso y humilde, Sierra propuso discusiones horizontales que se centraron en analizar aspectos conceptuales de las obras, la eficacia de determinadas estrategias y los sacrificios y avatares de la vida artística. Entre los fértiles interrogantes que, como esquirlas, dejó su visita, nos queda la certeza de que es posible articular una obra de fuerte contenido crítico en el complaciente panorama del arte actual.

El autor integra el Programa de Artistas

Andrés Aizicovich