Spider Man está aquí
Peter Parker, parece, anda de gira por Villa Crespo. Él sabrá cuándo poner en práctica aquello de que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Peter Parker niño, más no adolescente; máscara de Spider Man –que el fotógrafo, sabiamente, dejó roja bien roja en medio del blanco y negro de la imagen–, musculosa y zapatillas. Quién pudiera volar tan alto con tan poca cosa: exprimir el jugo del día (o del minuto) así, como lo hace este niño; puro caminar tranquilo, veredas y ochavas de barrio, una máscara en la cabeza y a su disposición mucho más que Marvel y la larga saga iniciada en Amazing Fantasy en 1962. Spider Man habla la jerga teenager suspendido entre rascacielos neoyorquinos; el Hombre Araña marcha con paso infantil entre calles de acento porteño. Quién tuviera ese juego, descomunal y secreto, prendido en la piel, ese diamante que se intuye en los ojos