Ucronía

Si fantaseáramos con un escenario utópico, podríamos imaginar que todas estas personas están recostadas sobre lonas colocadas en blancas arenas de una playa disfrutando del sol, bajo un cielo diáfano y con vista al mar. Si nos ceñimos a una realidad cada vez más distópica, conjurada tal vez por el creciente afán de recrearla en la ficción, nos encontramos con que todos, incluidos los animales, yacen sobre un suelo de tierra, plagado de desechos, lejos de aguas cristalinas. Solo el sol abrasador existe: se lo ve en una franja que los invade. Se ha filtrado por un intersticio de la autopista que tienen sobre sus cabezas y a la que han recurrido para guarecerse de un calor insoportable en una tarde estival en Nueva Delhi. Solo nos queda recurrir a la ucronía para consolarnos con que los hechos se han desarrollado de diferente forma de como los vemos. Y así poder ilusionarnos con que esta miseria no existe.