Crítica de libros / Narrativa extranjera. Un amor como alegoría social
Atlas de una añoranza imposible
Por Anuradha Roy
La editora, periodista y ensayista india Anuradha Roy, merecedora del premio British Council International Young Publisher en 2006, debuta en el género novelístico con Atlas de una añoranza imposible , una espléndida ficción sobre la India de la primera mitad del siglo XX, un armonioso relato sobre las esperanzas, la orfandad, la discriminación a la mujer, el amor y los cambios sociales. Recrea una India intimista y subjetiva en la historia de tres generaciones de una familia bengalí que se instala en la ancestral ciudad ficticia de Songarh, lindante con una jungla de animales feroces.
Un joven matrimonio bengalí, Amulya y Kananbala, cifra sus expectativas de progreso, hacia la primera década del siglo pasado, en las posibilidades que ofrece Songarh. Amulya, gracias a su inteligencia, puede llevar adelante una modesta fábrica de perfumes aprovechando las plantas silvestres y las flores exóticas. Sin la presión de los ingleses e independientes de las herméticas tribus que los rodean, la pareja hace frente a la injusticia social, a la ignorancia y a la miseria hasta poder comprar una enorme casa con jardín desde la que organizan su imperio. Nirmal, uno de su hijos, enviuda prematuramente cuando su esposa adolescente muere tras dar a luz a la pequeña Bakul, protagonista de la segunda y la tercera de las tres partes de la novela. Anciano, con su envejecida esposa demente, Amulya decide adoptar a un bebé huérfano del que se desconoce procedencia, religión y casta, el pequeño Mukunda. Llegados a la adolescencia, Bakul y Mukunda conocen un fresco amor sin conciencia de las diferencias sociales. Pero pronto el muchacho es enviado a una escuela de pupilos en Calcuta para apartarlo de Bakul. Lejos de Songarh y de todo lo que ama, Mukunda crece solitario y amargado, aunque la hostil Calcuta le permite, desde muy joven, abrirse camino en el negocio de la construcción, junto con un corrupto empresario. Mientras tanto, la familia, que se ha desentendido de él, por errores de previsión y por la inestabilidad económica de la época de la Partición, progresivamente pierde su estatus y cae en la pobreza. Joven esposo y padre, con un promisorio futuro profesional, Mukunda deberá enfrentarse a su destino cuando su jefe lo responsabiliza de desalojar una finca que compró por casi nada a una familia venida a menos en Songarh, la misma casa donde él había vivido su precaria niñez y donde sigue viviendo la única mujer que de verdad ama, Bakul.
Atlas de una añoranza imposible encuentra un delicado equilibrio entre la novela histórica de intención social y el melodrama, engarzando grandes momentos históricos de la India y entrecruzando los intereses y las características de las diversas culturas que confluyen en el gigantesco país, siempre sobre el eje temático del desamor y la orfandad. Así, Roy enfatiza en su novela la desventura de los oprimidos y de las mujeres. Sin adentrarse demasiado en la problemática de género, la autora ausculta esas desigualdades sociales y culturales a la vez que concentra la historia desde la emotividad y la nostalgia. El amor prohibido de Mukunda y Bakul se convierte en el eje de la trama, a tal punto que, en la tercera parte, el narrador es el protagonista.
La "añoranza imposible" del título de la novela es la dificultad de revertir las tristezas y las frustraciones que se acumulan en la familia que fundaron Amulya y Kananbala. Poco a poco, Songarh deviene un espacio idílico de fantasmal belleza, casi detenido en el tiempo, pese a que sus habitantes se hunden en la pobreza. Aquel ingenuo amor adolescente entre árboles frutales, estanques con nenúfares y exóticas flores fragantes crece como la inútil devoción por un evanescente paraíso perdido. Con un intenso lenguaje lírico, Roy consigue que el relato de un amor castigado se erija como singular retrato social, como exquisito fresco de una India añorada y perdida.
Anuradha Roy logra transmitir su peculiar concepción del tiempo y otorga al texto un grácil enlace entre pasado y presente, un equilibrio entre memoria y experiencia, entre infancia y adultez, sin descuidar las adecuadas referencias a Pasaje a la India , de E. M. Forster, y Retorno a Brideshead , de Evelyn Waugh, dos novelas inglesas fundamentales del siglo XX. Se preocupa por dar vida a lo remoto, por naturalizar lo exótico, por personalizar la violencia contra las mujeres y por individualizar la inequidad social de la era posterior al dominio inglés en la India. En esta sutil amalgama de lo subjetivo y lo objetivo, cobra fuerza la emotividad radiante de lo melodramático aunque también puede leerse entre líneas una concepción disidente por parte de Roy del enfoque poscolonial imperante: muy lejos de la cruda dicotomía poscolonial de previsibles villanos y afectadas víctimas, Atlas de una añoranza imposible explora la ficcionalización de la India desde la vulnerabilidad de todos, opresores y oprimidos, a través de una refinada sensibilidad que permite encontrar lo humano aun en lo más despiadado.
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