Un artista argentino que triunfa en Italia
ROMA.- Un gran ambiente vacío, en la oscuridad, donde hay cuatro puertas que permiten entrever una luz. Al abrir las puertas, sin embargo, se ve que en cada cuarto también hay oscuridad y vacío. La luz, de hecho, está inserta en el interior de las puertas, un simple truco que sugiere la idea de que otra percepción es posible.
Así es "Doors" ("Puertas"), una de las instalaciones que el joven y reconocido artista argentino Leandro Erlich exhibe en el Macro (Museo de Arte Contemporáneo de Roma), en su primera muestra en un museo europeo.
Con un currículum brillante y varios premios en su haber, Erlich, de 32 años, que vive entre Buenos Aires y París, en los últimos años expuso sus impactantes obras en varias bienales y galerías privadas europeas. Pero nunca lo había hecho en un museo público, destacó Danilo Eccher, director de Macro, que definió como "fascinante" el trabajo de Erlich.
Gran éxito tuvo, el viernes último, la inauguración de su muestra, donde el público, muy divertido, no ocultaba su entusiasmo. "¡Genial! ¡Genial!", exclamaba la gente al recorrer las inmensas y provocativas instalaciones.
Curada por Irma Arestizábal, directora del Instituto Italo-Latinoamericano, la muestra exhibe un panorama del trabajo realizado en los últimos años por el artista argentino.
"Para mí, «Doors» tiene que ver con la fantasía que genera el deseo y la idea del tiempo", dijo a LA NACION Erlich, que al admitir que todas sus obras tienen una carga metafórica, manifestó que prefiere no explicar su trabajo, sino que cada uno viva su propia experiencia.
"Un cuadro no funciona si no es visto, pero acá la acción del espectador es muy relevante", subrayó, al recorrer junto a LA NACION sus obras, que van perfectamente en el Macro, un museo arquitectónicamente atrapante, que se levantó en lo que era una vieja fábrica de cerveza.
Otra instalación impactante de Erlich -cuya exhibición contó con el apoyo de Mercedes Parodi, agregada cultural de la embajada argentina en Roma-, es "The Staircase" ("La escalera"). Una monumental escalera, también muy elogiada por el público, que puede recorrerse horizontalmente, en la cual uno no puede subir ni bajar, sino con la imaginación. "Fue pensada hace dos años para el Macro, que es inmenso, pero ya se expuso en Londres", dijo Erlich, cuya obra se relaciona con los espacios cotidianos y con la percepción de la realidad.
En "Broken Mirror" ("Espejo roto"), la gente recorre otro lugar donde hay un baño en el cual, donde se supone que está el espejo, arriba del lavatorio, hay un agujero. Otra experiencia singular, porque no es normal la idea de no verse en un espejo.
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