Un cine a 20.000 kilómetros
Una premisa cultural de los chinos es hacer negocios con amigos, porque la confianza es la garantía de la ganancia. La misión oficial del Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) que llegó a China hace tres meses empieza a fructificar. A casi 20.000 km de Buenos Aires, el 20 de septiembre se inaugurará el Espacio Incaa de Pekín. El cine argentino tendrá una pantalla permanente en la capital china, merced a un convenio cultural firmado por el presidente del Incaa, Jorge Alvarez, con el empresario chino Zhang Shouting, dueño de un complejo cultural y gastronómico que honra las bondades argentinas.
El enclave de la sala no podía tener mejor nombre: Obelisco. En una sala para 200 personas, el Incaa estrenará cada mes películas argentinas e iberoamericanas subtituladas en inglés. Los fines de semana las proyecciones serán gratuitas, porque la idea es abrir el escenario a los distribuidores y exhibidores locales. El Espacio Incaa de Pekín se suma así a los ocho que existen fuera del país y a los 20 en la geografía argentina. Entre éstos, el más distante es el de Base Jubany, en la Antártida Argentina. El convenio cultural firmado por Alvarez abre una cabecera de playa para el desembarco de otras expresiones de la cultura argentina, como ya lo ha hecho el humor de la mano de Quino y Caloi. La apertura oficial del Espacio Incaa en Pekín será con la coproducción chino-argentina Viaje chino al fin de mundo , de Víctor Ramos.
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Obelisco es un complejo arquitectónico y turístico tan monumental como inverosímil. En China los parámetros pueden variar mucho. Tiene, además de la mejor cocina argentina y rioplatense que se pueda hallar en tierra asiática, hasta un arroyo artificial propio. El dueño de Obelisco, Zhang Shouting, es un fanático del país y sus bondades: el vino, la carne, las empanadas, el cine, el tango, el folklore, la arquitectura y Buenos Aires. El obelisco que da nombre al espacio sorprende por su adecuación al modelo real que se yergue en la intersección de las avenidas 9 de Julio y Corrientes. Próximo al aeropuerto de Pekín, el lugar suele ser el elegido de empresarios argentinos y diplomáticos iberoamericanos. Las dimensiones de China abren un mercado potencial inabarcable para la cultura local. A partir del aggiornamiento de la economía, han surgido novedosos nichos culturales para la inversión extranjera. Por ejemplo, la construcción de complejos de cine o la venta de programación televisiva. En China, una pyme de TV paga puede alcanzar 80 millones de suscriptores (dos veces la población argentina).
La luz verde para la inversión extranjera siempre viene de la mano de un socio chino, que puede incluso ser el Estado. El Espacio Incaa es un primer paso concreto en un escenario inimaginable: hay 1315 millones de chinos que, además, consumen propuestas culturales.