Una cita a ciegas con la lectura
En una biblioteca pública de Los Ángeles, con el propósito de poner en circulación títulos que los lectores ya no consultaban, una bibliotecaria tuvo una idea original. Envolvió en papel madera varios ejemplares y escribió cuatro o cinco enunciados que informaban, de manera enigmática, acerca del contenido de los libros. La única premisa que se impuso fue indicar el género del libro velado. Así, las claves para El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde, fueron "joven hermoso", "pecados y miserias", "un cuadro misterioso" y, por supuesto, "novela", y las de La señora Dalloway, de Virginia Woolf, "los preparativos de una fiesta", "un día de junio" y "suicidio de un desconocido", entre otras.
El juego de lectura cautivó a jóvenes y adultos, y se multiplicó en librerías y bibliotecas de Italia, Australia, Brasil, España y Japón. La propuesta también fue imitada por clubes de lectura e, incluso, por editores y docentes. "Blind Date with a Book" se popularizó y "activó" obras clásicas de Thomas Hardy, George Eliot, Ursula K. Le Guin y Octavio Paz. Sin los prejuicios que despiertan las portadas de los libros ni el temor reverencial que inspiran ciertos nombres legendarios de la literatura universal, los lectores accedían a obras cumbre (y también llanas) de la imaginación literaria.
Desde 2016, BDWB se encuentra en Buenos Aires. "Buscamos incentivar la lectura y por eso proponemos una forma distinta de elegir qué libros leer –dice Cecilia Conci, una de las responsables del proyecto-. Usamos libros nuevos o usados en muy buen estado, envueltos con amor y etiquetados con pistas para que los lectores puedan elegir los que más los intrigan. No queremos juzgar los libros ni a los autores". Al comienzo ella y María Sol Rodrigo, su socia en el proyecto, utilizaron ejemplares de sus bibliotecas. Conci es abogada y Rodrigo, ingeniera en sistemas. Se conocieron mientras cursaban un máster en organización de empresas en una universidad privada. "Empezamos con un proyecto que se diluyó y luego creamos BDWB", agrega Conci.
Hasta ahora, las amigas ya llevan vendidos unos doscientos libros. Con cuentas en Facebook, Twitter e Instagram (BDWB Argentina), encuentran público fervoroso entre los menores de 25 y los mayores de 60 años. "Son los lectores más entusiastas", revelan. En cada cambio de estación, BDWB organiza una suelta de libros en Barrancas de Belgrano a la que asisten jóvenes y no tan jóvenes.
Los ejemplares disponibles de la versión argentina de BDWB se pueden encontrar en la página web bdwb.com.ar y también en las ferias Leer y Comer que organiza Margen del Mundo en otoño y en primavera. Las socias por la lectura participan desde diciembre de 2016 de esos encuentros de libros y gastronomía.
"Los libros se pueden reciclar –agrega Conci–. Si los lectores devuelven el libro sellado por BDWB, se pueden llevar otro con un generoso descuento". Cada ejemplar cuesta $250. Conci y Rodrigo, que se definen como "apasionadas de la lectura", compran libros nuevos y usados, reciben donaciones de editoriales e incluso de parientes que se deshacen de algunos ejemplares de sus bibliotecas personales. "Queremos que los libros circulen", afirman.
Entre los misteriosos títulos cuyas tapas están vedadas, las pistas seducen con insinuaciones sugestivas. "Adolescente", "bullying", "planes de venganza", "desaparición y búsqueda" y "novela", o "Argentina, 1974", "secuestro", "el rescate más caro de la historia", "basado en hechos reales" y "thriller". Aunque Rodrigo y Conci leyeron casi todos los libros que ofertan, hacen una investigación previa para redactar las pistas.
En el catálogo de BDWB predominan las novelas y los cuentos, pero también se pueden encontrar libros de ensayo, poesía, investigación periodística, autoayuda y managment. La consigna es directa y elocuente: "Animate a una cita a ciegas con un libro". Después de todo, ¿quién nos quitará lo leído?