Una fiesta multitudinaria en los museos porteños
El tiempo acompañó y fue una fiesta estimulante para todos los sentidos. Miles y miles de personas, con público de todas las edades, ganaron las calles porteñas anoche y se sumaron a la gran celebración de la cuarta edición la Noche de los Museos.
El Ministerio de Cultura porteño estimó anoche que un 47% más de público que en 2006 se había sumado al convite. Calcularon que, a las 21.30, 147.000 personas ya habían trajinado 102 museos y espacios de exposición de la ciudad.
De todas las instituciones participantes, el Malba fue el museo estrella indiscutido de la jornada, con colas de público que desde las 19 descendían las escaleras del edificio y llegaban hasta la esquina de Salguero. Una espera paciente de alrededor de 45 minutos -mientras los más chicos le lanzaban gritos estentóreos a la obra lumínica Volumen , de Avello, para probar su eficacia como medidora del nivel de ruido urbano- permitía luego disfrutar en forma gratuita la ecléctica programación del Malba.
En el segundo piso, señoras elegantes intentaban descifrar "el significado oculto" que disparaba el film Psicosis , de Hitchcock, proyectado cuadro por cuadro, en la videoinstalación Línea de tiempo , del escocés Douglas Gordon.
En medio de la oscuridad de la sala y desde un monitor pequeño, un dedo índice marcaba el recorrido, y unos pasos más allá, una ascética performance cimentada a partir de dedos y manos emulaba los movimientos del acto sexual. La imagen del video escandalizó a algunas damas, pero tuvo amplia aceptación, "por lo insólito y creativo de la imagen" entre las retinas más jóvenes y desprejuiciadas.
Exclusión , la obra de Pablo Suárez, sobre el hombre que se aferra a un tren en movimiento, y el collage de Juanito Dormido, de Berni, fueron las creaciones que mayores elogios cosecharon.
Berlín en Buenos Aires
Cuando un verdadero malón de gente intentaba ingresar en el Museo Nacional de Bellas Artes, las puertas de la institución se cerraron pasadas las 19 y los custodios proponían visitas al Palais de Glace y al Recoleta, centro de reunión para los más jóvenes con la muestra Berlín-Buenos Aires Art Xchange . La zona de Recoleta fue literalmente un hervidero de público, entre los que paseaban entre la hilera interminable de puestos de artesanías y los que entraban y salían de las salas de exposición. Aplausos y satisfacción recibieron los artistas berlineses Bauhouse, con su cóctel frenético en vivo de música electrónica y videos remixados.
En el Palais, la contemplación de los premios del Salón Nacional fue una ceremonia más silenciosa, a pesar de los adolescentes, inseparables de sus celulares, que anunciaban su próxima parada de la maratón museística.
Más familiera fue la postal en la Vuelta de Rocha, en La Boca. Con lleno total, el museo Quinquela Martín fue la atracción más convocante del barrio xeneize. Mientras los antiguos mascarones de proa, expuestos en una sala, arrancaban los comentarios más inverosímiles sobre su razón y utilidad para las embarcaciones, fue un guía del museo el que puso las cosas en su lugar: "Se los valoraba como amuletos de los barcos, ya que funcionaban como los testigos mudos del arrojo de los de los hombres de mar, en medio de las tempestades", explicaba.
El puerto recreado por Quinquela tuvo un solo gran competidor en el aciago lienzo de Sívori, Muerte del marino , que muestra al navegante tieso en su lecho de muerte, llorado por su esposa, con su hijo pequeño absorto en su juego, totalmente ajeno a los hechos.
Al lado, en el Museo del Grabado, Ricardo Crivelli le enseñaba al público cómo producir papel reciclado, mientras se sucedían las demostraciones sobre las técnicas gráficas de estampado.
Conducidos por Sara Bianchi, decenas de niños se deleitaron observando la evolución de los títeres de todas las latitudes en el Museo del Títere, en San Telmo, mientras grupos de diseñadores y turistas opinaban sobre el cambio de vestimenta que suscitaron las dos guerras mundiales en el Museo Nacional del Traje.
Imágenes
Largas colas en el Malba
- Fue la primera opción del público, con gestos de amplia conformidad por la variedad de propuestas exhibidas.
Encaje a mano
- La demostración de la realización de encaje a bolillo y frivolité , en el Museo del Traje, suscitó amplia adhesión hacia una técnica poco difundida.
Rarezas
- Los títeres, pupis sicilianos , de principios del siglo XX, que trajeron los italianos se destacaron en el Museo del Títere.