Una generación fervorosa y sin prejuicios
Cuando una trama los entusiasma, niños y adolescentes abrazan apasionadamente la lectura. La clave radica en que se encuentren con las obras adecuadas
Doscientos años después de la aparición de Cuentos para la infancia y el hogar , la recopilación de relatos populares hecha por los alemanes Jacob y Wilhelm Grimm, la literatura infantil y juvenil ya ha alcanzado el estatus de literatura a secas, algo que siempre intuyeron sus lectores, pero en lo que hoy parecen estar también de acuerdo padres, docentes, bibliotecarios, escritores, ilustradores, editores y organizadores de encuentros y de concursos literarios.
El largo tiempo transcurrido logró mediatizar el peso de la cultura medieval, con todos los prejuicios, crudeza y atrocidades que se encerraban en aquellos cuentos populares. No hay que ser muy "junguiano" para comprender que lo que los caracterizó e hizo ejemplares llega hasta nuestros días y justifica la renovada popularidad de los Grimm (ver recuadro). Quizá por esta razón no sorprende que en la reciente Buenos Aires Negra (BAN!), el festival internacional sobre el policial en todas sus manifestaciones celebrado en esta ciudad el mes pasado, haya habido varias mesas dedicadas a la relación entre este género y los chicos y adolescentes. Una de ellas, en particular, la de los profesores del Proyecto Telémaco en la Argentina ( www.clubescrituratelemaco.org ), llamada "Delito y alfabetización", trató precisamente sobre la "alfabetización" de alumnos a partir de los 11 años, que consiste en la tarea de ir formando lectores "suspicaces", como quería Borges. Guiados por sus docentes en la lectura de Octubre, un crimen , la novela de Norma Huidobro (SM), ganadora del Concurso El Barco de Vapor en 2004, se inician en un proceso de investigación que le devuelve a la lectura su verdadero sentido, el del placer, además de trabajar con la observación, una de las más interesantes herramientas en el aula.
En otra mesa, integrada esta vez por autores de policiales para chicos -María Brandán Aráoz, la ya mencionada Norma Huidobro y Eduardo González-, se tocó el tema del policial juvenil y "el enigma", como punto de atracción para la lectura. "Todos los textos literarios tienen siempre tensión y un enigma", apuntan Hinde Pomeraniec y Laura Leibiker, directora editorial y jefa editorial de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina y de Chile, respectivamente, del Grupo Editorial Norma. "Hay una pregunta que el lector necesita que se responda y, además, como el lector chico siempre necesita acción, el policial funciona muy bien."
Fervorosos y sin prejuicios si algo realmente los entusiasma -"si los protagonistas creen en lo que hacen y eso es necesario para la trama, los chicos también creen", coinciden nuestras entrevistadas-, a estos lectores también les gusta el terror, "que está reemplazando cómodamente a las historias de aventuras".
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Novelas de detectives para los más chicos y de enigma policial y terror para los adolescentes son los temas más convocantes, pero que están señalando directamente a otros. "Los autores trabajan mucho con los «males» adolescentes: el enamoramiento, las dudas por las cuestiones de género, el acoso escolar, qué se hace con la angustia." Por eso, muchos textos desembocan naturalmente en el humor y también un poco más allá: el humor escatológico, las malas palabras.
Como la Argentina cuenta, además, con mucha producción local en títulos y en autores, hay posibilidad de tocar todos los temas que atraen a este público; por ejemplo, textos de ciencia ficción o de aventuras con un pie en la ecología o ligados directamente al conocimiento de la ciencia.
Los "mediadores"
Todos nosotros podemos ser "mediadores", pero se llama específicamente así a los que tienen la sagrada tarea de "mediar" entre los jóvenes lectores y su objeto de lectura: padres, docentes, bibliotecarios, escritores, editores, ilustradores, etcétera, ya mencionados al comienzo de la nota. Y el Estado, que ha cambiado bastante. "El Estado antes era lo «vetusto»" -recuerda Lola Rubio, encargada del área de Obras para Niños y Jóvenes del Fondo de Cultura Económica de la Argentina-. Hoy marca la punta, lo más jugado y lo más innovador. Todos los colegios tienen libros, hay más bibliotecas y bibliotecarios, hay políticas públicas continuadas, y, gracias a la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), que compra libros para esas bibliotecas, una gran amplitud en los temas y los medios, lo que da como resultado una biodiversidad cultural. Y, contra lo que se cree habitualmente, se logra que los jóvenes lean muchísimo más que antes, en cantidad, variedad y calidad."
Una buena noticia, que está afianzada por los concursos, por ejemplo, a los que recurren las editoriales para descubrir nuevos autores o para darles a los ya conocidos proyección internacional. En el caso del FCE, está abierto el XVI Concurso de Álbum Ilustrado para integrar Los Especiales de su colección A la Orilla del Viento (hasta el 31 de agosto). "El catálogo de esta colección se construye desde México, pero la calidad de la literatura no tiene nacionalidad -dice Rubio-; Jorge Luján, Isol, María Cristina Ramos, Graciela Montes o María Wernicke son todos autores argentinos, pero también son internacionales y están en los stands propios que el FCE tiene en las grandes ferias literarias de Europa." Los chicos poseen un mundo complejo, de muchos intereses, pero el libro para niños tiene siempre un destinatario múltiple. Por eso la propuesta estética tiene que ser de mucha calidad y muy variada, para atraer también al "pequeño tirano" que es el padre (el que, en el caso de los más chicos, tiene el poder último que da la posibilidad económica de decidir). El libro-álbum, una categoría más o menos reciente pero de gran éxito en el mercado, ha sido la solución. Grandes y chicos pueden disfrutar, cada uno de distintas cosas pero en un mismo libro. "El editor tiene que conocer el mercado, pero también tiene que crear mercado", concluye Rubio.
En esa tesitura, Sigmar, la editorial de literatura infantil que cumplió 70 años de existencia en 2011, ya va por la cuarta edición de su premio, para la colección Telaraña -lo ganó la psicóloga, música y actriz platense Laura Ormando, con el libro de cuentos fantásticos Magenta - y ya convocó para el próximo, además de haber abierto otro frente: en Uruguay, el Premio Sigmar-Mosca, para autores e ilustradores.
A las editoriales les pasa como a los chicos, que siempre están queriendo crecer. Los sellos Arte a Babor, Del Eclipse, Iamiqué, Kalandraka, Libros del Zorro Rojo y Pequeño Editor conformaron un colectivo editorial, "Libros para atesorar", cuya primera acción fue participar conjuntamente en la Feria del Libro de Buenos Aires en abril pasado. "Este grupo nació de la necesidad de colectivizar las acciones, de vencer las necesidades personales para ganar en lo colectivo; nuestros catálogos se complementan: editamos libros informativos, libros de arte, libros-álbum, de cuentos ilustrados, de poesía, de historieta, teatro. Los libros que publican estas seis editoriales -cuenta Raquel Franco, editora junto con Ruth Kaufman de Pequeño Editor- son para atesorar porque buscamos que se resignifiquen con el paso del tiempo, por eso son distintos, son ambiguos", y les pueden gustar a grandes y chicos.
Pequeño Editor cumple diez años en octubre y los celebra anticipadamente con la colección Cuentos del Globo, nacida con un subsidio de la ciudad de Buenos Aires, en la que cada volumen reúne tres versiones del mismo cuento originadas en los más diversos lugares del mundo... y sorprendentemente parecidas. "Es, otra vez, la recuperación de los cuentos de hadas tradicionales. Son tiradas chicas, en tapa dura y tapa blanda, editadas en la Argentina, como para que puedan competir, porque el precio final es alto."
Y ahora, a festejar
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La cita es entre el 9 y el 28 de este mes, en el Centro de Exposiciones porteño, Figueroa Alcorta y Pueyrredón. Y esta 22» edición de la Feria del Libro Infantil y Juvenil de la Argentina tiene un lema y un afiche sabrosísimos: "¡Para leerte mejor!", parecen pedir Caperucita Roja y el Lobo. Excepto que éste es un Lobo lector, que sólo se "tienta" con los libros, mal que le pese a la muy asombrada Caperucita (ambos, pergeñados por la dupla formada por la ilustradora Nora Hilb y el diseñador Martín Gorrincho).
"Esta feria tiene un desafío extra", comentan Gabriela Adamo, directora ejecutiva de la Fundación El Libro, y Oscar González, vicepresidente del Comité Organizador de la Feria, también por la Fundación. "Se puede hacer en las vacaciones de invierno únicamente, por lo que compite con los miles de ofertas que hay en ese momento. Pero ya sabemos que ésta es siempre una inversión a futuro. La Fundación apuesta a formar nuevos lectores y a capacitar a los mediadores, apoyando el trabajo de la promoción de la lectura a partir todavía de los elementos tradicionales y trabajando sobre el adulto, ya sean los padres o los docentes."
¿Estrategias? Entre otras, visitas sin cargo para escuelas y delegaciones; homenajes a los Grimm, a Charles Dickens y a los 140 años de la publicación del Martín Fierro ; la primera Ronda de Coros de la feria, y un gesto muy especial: la imposición de los nombres de Graciela Cabal, Caloi y Sara Bianchi a tres salas de actos, y de Gustavo Roldán a la Biblioteca Infantil.
En fin, una "gran fiesta" de la que vale la pena participar, no importa la edad que uno confiese.
¿Y qué vamos a leer?
Las editoriales argentinas salen a lucir todas sus galas para esta 22» Feria del Libro Infantil y Juvenil. Alfaguara, cuyo catálogo para chicos es tan impresionante como el de sus libros para adultos, reedita a María Elena Walsh: Historia de una princesa, su papá y el príncipe Kinoto Fukasuka (ilustrada por Carolina Farías), La vaca de Humahuaca (ilustrada por Valeria Cis), Don Fresquete y, obvio, Manuelita la tortuga . Para mayorcitos, están la vuelta de Guillermo Saavedra (el autor de Cenicienta no escarmienta ) a los poemas y canciones con Mi animal imposible ; una novela de la ecuatoriana María Fernanda Heredia, Hay palabras que los peces no entienden , y La fábrica de serenatas de Andrea Ferrari.
Emecé apunta a la reedición de la serie Anne, la de Tejados Verdes , de Lucy M. Montgomery. Todos Distintos apuesta a la poesía de María Cristina Ramos con ¿Dónde está? , y Atlántida presenta Milo tiene coronita , textos y rimas de María Romano inspirados en la obra de Milo Lockett.
Inolvidables hermanos Grimm
Los cuentos de los hermanos Grimm -cuentos de hadas, fábulas, farsas rústicas y alegorías religiosas-, tal como los conoce el mundo desde la primera edición, en 1812, han demostrado ser inolvidables. Blancanieves , por ejemplo, tiene este año dos remakes en cine ( Espejito, espejito y Blancanieves y el cazador ) y una recreación televisiva, Once upon a time , que combina astutamente la mayoría de los 210 cuentos recopilados por los Grimm con una lectura mágico-real que la hace muy atractiva y actualizada.
El bicentenario de la aparición de la obra va a ser celebrado por todo lo alto en la 22» Feria del Libro Infantil y Juvenil argentina con una serie de concursos: dos de ilustración ("Mi cuento preferido" y "Minilibro ilustrado"), uno de escritura ("¿La seguimos?") y uno de cómic ("Mundo Grimm"), para chicos y jóvenes, y otro para docentes ("Microrrelatos Eduardo Dayan: Microtexto extremo"). Habrá también un homenaje, organizado por el Goethe-Institut Buenos Aires, con una muestra de ediciones nuevas y antiguas de las obras de los Grimm, en idioma alemán y castellano.
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