Opinión. Una legión de Sarmientos
Cristina Kirchner volvió a experimentar ayer la sensación, casi cotidiana en ella, de estar protagonizando un nuevo récord. Dijo que la distribución de tres millones de notebooks entre alumnos de la secundaria la hacía sentir "la Sarmiento del Bicentenario". La Presidenta cae a menudo en esa exaltación estadística. La última vez que visitó el Congreso, por ejemplo, hizo notar que nunca antes un jefe de Estado había inaugurado las sesiones mientras en Chile ocurría una catástrofe.
Esta inclinación a ver los propios días como una sucesión incesante de efemérides suele ser una manifestación más o menos simpática de autoestima. Pero ayer implicó algunos errores de concepto.
El más obvio atañe al papel de Sarmiento en la historia de la educación: escribió Método de lectura gradual y Educación popular ; fundó el colegio Santa Rosa de San Juan; dirigió la primera escuela normal de América latina en Chile; creó los colegios nacionales de Santiago del Estero, Tucumán, Jujuy, Catamarca y Corrientes; durante su gobierno abrió 800 escuelas, triplicó la cantidad de alumnos y duplicó la de maestros; fundó la Escuela Normal, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, la Academia de Ciencias, el Colegio Militar, la Escuela Naval y cientos de bibliotecas populares; inspiró la ley de educación 1420, y creó el Observatorio Astronómico de Córdoba.
La Presidenta se confundió también sobre el significado de su propia medida. La distribución de notebooks debe ser aplaudida como un avance instrumental, pero no garantiza, como sugirió, la superación de la brecha digital. Mucha gente usa la computadora sólo para jugar al solitario. Confundir una política educativa con la difusión de tecnología es no discernir lo principal de lo accesorio.
En 2005 el Estado se comprometió a que este año el 30% de las escuelas serían de doble jornada, pero sólo el 7% lo son. En 1997, la Argentina era, según la Unesco, el 1º o 2º país de América latina en calidad educativa. En 2007 era el 8º o el 9º. Según pruebas internacionales, la comprensión lectora de los alumnos va en descenso. El año pasado, 22 provincias incumplieron la obligación de impartir 180 días de clase. A la educación argentina le haría falta hoy una legión de Sarmientos.
Otros aspectos del cotejo son más banales. La Presidenta desatará una polémica sobre el precio de las computadoras, ya que el año pasado el Gobierno protegió a los industriales amigos cargando sobre los consumidores locales de ese producto un costo adicional del 30%. Hasta donde se sabe, Sarmiento no hacía negocios con amigos.
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