Virginia Woolf, una escritora inquietante
Podemos estirar los brazos bajo este alto dosel, en este vasto bosque. Nada oigo. Sólo el murmullo de las olas en el aire (V. Woolf, "Las olas").
El 28 de marzo de 1941 -mañana se cumplen 60 años-, Virginia Woolf se suicidó, arrojándose al río Ouse, en Rodmell, al sur de Inglaterra. Tres días después fue encontrado el cuerpo, con una evidencia de su determinación: había llenado con piedras sus bolsillos.
Tenía 59 años, vividos entre la lucidez y el desasosiego, y cayendo en pozos de depresión que ella llamaba "los demonios azules". Pero había dejado una obra literaria que influiría hasta en escritores de la talla de William Faulkner o Gabriel García Márquez.
Adeline Virginia Stephen era hija de sir Leslie Stephen, biógrafo y filósofo y hombre de refinada cultura. Al casarse, en 1912, tomó el apellido de su esposo, el crítico Leonard Woolf, con el que fundó la editorial Hogarth, la primera que publicó a T. S. Eliot, Ezra Pound y Katherine Mansfield.
Conoció a Woolf en la casona que durante muchos años habitó con su hermana Vanessa, en el barrio londinense de Bloomsbury, donde funcionó el grupo del mismo nombre (el Bloomsbury set ), que se convertiría en el más célebre cenáculo de artistas y escritores ingleses.
Para acceder a él no sólo había que poseer talento, sino también una conducta de interesante anecdotario, que se potenciaba con hechos capaces de escandalizar estilos convencionales de vida o resabios de la moral victoriana.
La escritora misma daba el ejemplo: fumaba cigarros, sus peinados eran extravagantes, no desdeñaba el lesbianismo ni la bisexualidad y proclamaba que un hombre y una mujer interesantes lo eran porque tenían algo del sexo contrario. "La femineidad y la masculinidad puras son propias de gente inferior", decía. Mucho tiempo después, una reflexión similar fue formulada por la norteamericana Edna Feber, autora de "Gigante".
Frecuentadores del Bloomsbury, entre otros, fueron Eliot, William Butler Yeats. E. M. Forster, Bertrand Russell, Bernard Shaw, Clive Bell (crítico de arte y esposo de Vanessa), Lytton Strachey, Dora Carrington, Roger Fry y Vita Sackville-West, su más íntima amiga e inspiradora de uno de sus libros, "Orlando".
La bibliografía de Virginia Woolf se compone de 22 títulos, todos con su sello laborioso, utilizando a menudo el monólogo interior. Por ello, fue comparada con James Joyce, aunque -paradójicamente- ella despreciaba al autor de "Ulises", del que una vez dijo que era "sólo un obrero autodidacta".
En 1915 escribió su primera novela, "Viaje de ida". Junto con "Noche y día", de 1919, fueron las únicas situadas en una línea tradicional, que luego abandonó para incursionar en una heterogénea experimentación literaria, incluidas la escritura automática y las asociaciones libres, herramientas centrales de los surrealistas.
Del resto de sus títulos no pueden dejar de mencionarse "El cuarto de Jacob" (1922) -en donde se confrontan el tiempo cronológico y el tiempo de la conciencia-, "Mrs. Dalloway" (1925), "Al faro" (1927), "Orlando" (1928), "Un cuarto propio" (1919),"Las olas" (1931), que refleja la visión de seis personajes sobre un conflicto, además de ensayos y biografías, y su Diario, en edición póstuma de 4 tomos (originalmente tenía 24).
Victoria Ocampo mantuvo una estrecha correspondencia con Virginia Woolf y, por medio de la editorial Sur, dio a conocer en la Argentina "Orlando" y "Un cuarto propio", traducidos por Jorge Luis Borges.
Influida por Proust, transita por la memoria, pero la suya es una evocación de tensiones no resueltas, en las que fluye la conciencia, con el ritmo de un oleaje, inalterable y absurdo.
A una adolescencia crispada por un sórdido episodio al que la arrastraron dos hermanastros, se sumó en la madurez el estremecimiento de la guerra (tres meses antes de suicidarse, su casa de Londres había sido destruida por una bomba), como un golpe final para su creciente desequilibrio emocional.
El 28 de marzo de 1941, Virginia Woolf caminaba hacia el río Ouse. Hacia el murmullo de las olas en el aire .