A la sombra de las estrellas
Brasil gira alrededor de figuras como Rivaldo y Ronaldo, pero detrás de ellos hay un grupo que también sostiene al equipo, con historias interesantes y poco difundidas; son los casos de Edilson, Marcos o Edmilson
YOKOHAMA, Japón.– Brasil es determinante por su individualidades. Entonces el mundo detiene sus ojos sobre Ronaldo, Rivaldo, Ronaldinho, Roberto Carlos y Cafú. Pero la ilusión del pentacampeonato también descansa en otros nombres. En otras historias. Se sabe que la música está en la sangre de la mayoría de los brasileños. Y en el plantel de Luiz Felipe Scolari hay varios fanáticos. Como Denilson, que hace un tiempo directamente compró un grupo de samba de gran popularidad llamado Soweto. El líder y vocalista era Belo, un viejo amigo en la niñez de Denilson. Pero luego Belo se separó para empezar su carrera como solista. Mientras Denilson decidió no desintegrar la banda, el talentoso delantero de Betis hace un par de semanas –ya en la Copa del Mundo– se enteró que Beto mantenía oscuros vínculos con redes de narcotraficantes. Tan peligrosos que el otrora guía de Soweto, hoy está tras la rejas de una prisión.
El delantero de Cruceiro Edilson también es un adorador del samba. Pero él no adquirió un conjunto musical... directamente creó el propio. Así como Germán Burgos con su grupo Simpatía, Edilson también canta en un elenco al que bautizó Raça Pura. Edilson toca un instrumento de cuerdas muy conocido en Brasil que se llama “cavaquinho” y viaja con él para todos lados. Aseguran que él y su música son uno de los principales animadores de las concentraciones de los canarinhos. Puede ser que cada uno encierre historias diferentes, pero varios de ellos ofrecen inclinaciones artísticas. Como Vampeta, que en su ciudad natal, Nazaré das Farinhas, en el Estado de Bahía, puso dinero de su bolsillo para reformar y reinaugurar un cine que estaba destruido. Claro que el volante de Corinthians también es dueño de dos casas nocturnas en San Pablo...
El tercer arquero del plantel, Rogerio Ceni, es polifacético. Además de intentar clausurar el arco de San Pablo, también es uno de los principales goleadores del conjunto. Tiene una excelente pegada y patea con un altísimo grado de eficacia penales y tiros libres. Pero hay algo más. El mismo dibuja los modelos de los buzos que utiliza en la formación del barrio Morumbí y poco antes de embarcarse para la Copa del Mundo estrenó una página en Internet a través de la cual vende su propia línea de indumentaria deportiva, que incluye camisetas, pantalones y hasta los guantes.
El fervor religioso es otro rasgo distinto de la delegación de Felipão. Ya se conoce la ceremonia del arquero Marcos, que se persigna tres veces cada vez que se dirige hacia un arco, luego eleva el índice derecho al cielo y por último, ya sobre la línea del arco, extiende los brazos y con los ojos cerrados reza una sentida oración. Pero también está el zaguero Edmilson, que descubrió un grupo evangélico en Lyon, donde juega, y todas las semanas participa de las reuniones de sus devotos. Edmilson, junto con Lucio, Junior y Kaká pertenecen al grupo de Los Atletas de Cristo. ¿Kaká? Sí, la mascota del plantel, el rompecorazones de 20 años que enloquece a las garotas y a las defensas rivales con sus goles para San Pablo. Con aire intelectual y procedente de una familia paulista muy adinerada, es la rareza del plantel. Porque Brasil no se termina en Ronaldo, Rivaldo y compañía. Aunque casi siempre detrás de ellos se apaguen las luces y las cámaras de TV.
Los que se ponen el overol
YOKOHAMA, Japón (De un enviado especial).- Los mundiales suelen guardar esas historias que se escriben desde la sorpresa. Esos nombre en los que nadie creía y terminan compartiendo el protagonismo con sus compañeros más ilustres. Como Gilberto Silva y Kléberson, los volantes más combativos del medio campo brasileño. Los que hacen el trabajo sucio para que las estrellas brillen. Ellos representan el equilibrio, la bisagra de una formación que por esencia responde mejor al ataque.
Los dos fueron una apuesta del DT Scolari. Otro acierto, como traer a Ronaldo se podría decir. Pero en una escala diferente, claro. Cuando fueron convocados por primera vez al scratch, a comienzos de este año para los amistosos con Bolivia y Arabia Saudita, ni siquiera eran conocidos para el gran público brasileño. Como Kléberson juega en Paraná para Atlético Paranaense –el actual campeón brasileño– y Gilberto Silva lo hace en Minas Gerais –se desempeña en Atlético Mineiro–, los diarios de gran tirada de Río de Janeiro y San Pablo acompañaron sus convocatorias con fichas personales explicando de quiénes se trataba.
Ambos tenían destino de suplentes en este Mundial. Ahora, los dos serán titulares en la final con Alemania. La lesión que marginó a Emerson del Mundial –en un picado previo a la Copa, ocupando el puesto de arquero, cayó mal y se lastimó el hombro– le abrió un lugar a Gilberto Silva, de 25 años. A Kléberson la titularidad le llegó más tarde. En los octavos de final, frente a Bélgica, reemplazó a Juninho, y desde entonces Felipão optó por él para tener más recuperación en la zona media. Nunca más dejó el puesto. Son Gilberto Aparecido da Silva y José Kléberson Pereira. El penta los puede transformar en las celebridades más desconocidas de Brasil.
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