Grupo D | En Gelsenkirchen. A México lo traicionaron los nervios y ahora será el rival de la Argentina
El conjunto azteca perdió 2 a 1 con Portugal, que ganó la zona y se cruzará con Holanda; Maniche, Simao Sabrosa y Fonseca, los goles
GELSENKIRCHEN.- Esta imagen de México, por momentos desbandada, muy a menudo nerviosa, cargada de ansiedad por responderle a una hinchada que le exige como si fuera una potencia, puede ser traicionera para los planes de la Argentina. Que llegue al partido de pasado mañana con el espíritu herido por una derrota debería significar una ventaja, eso sí. Aunque ahora todo vuelve a empezar de cero y nadie puede confiarse demasiado, este equipo azteca viene en pendiente negativa y esas situaciones siempre hieren la autoestima.
México, como los holandeses, los suecos, los brasileños o alguno que otro equipo, tiene el impulso extra de la impresionante masa de gente que lo acompaña con un entusiasmo ciego. Ayer al mediodía sus sombreros y trompetas invadieron Gelsenkirchen de una forma impactante: la estación central era un hormiguero de camisetas verdes. A un equipo que se siente en el momento indicado para dar el gran salto, eso puede ayudarlo o hacerle temblar el pulso. En el caso de los mexicanos se da algo raro: a veces le infunde un coraje temerario y a veces lo marea.
En esa confusión de ánimos calzó como un guante el plan de Portugal, que no tenía mucho para perder (el primer lugar del Grupo D, a lo sumo, con el riesgo de enfrentar a la Argentina) y tomó el partido con toda tranquilidad.
Jugó impunemente sobre el apuro mexicano: como los boxeadores fríos que buscan el hueco que les deja el fajador, hizo un par de fintas, recibió alguna trompada que no lo volteó y sacó dos manos de las que duelen. Su directo de izquierda viene a ser este puntero rápido, inteligente y frío que se llama Simao Sabrosa; los pasos para caminar el ring los dan Figo -en una versión moldeada por el oficio y los años, más pausada y reflexiva-, Tiago y Maniche. Con esa batería de golpes puso de rodillas a México en un rato: Maniche terminó con justeza una escapada de Simao, y este mismo hombre, después, se rió de los manotazos al aire que el arquero Oswaldo Sánchez dio para desconcentrarlo antes de la ejecución del penal.
Pero nos interesa México. Y viene a cuento lo del penal, porque también habla de sus cortocircuitos: ¿qué habrá llevado a un jugador con la foja de Rafa Márquez a darle un puñetazo a la pelota en el área, en un centro común y corriente? Tal vez haya sido ese estado de perturbación que por momentos encierra al equipo de Lavolpe.
El escenario en el que jugó el partido de ayer, comprometido y pendiente de lo que pasaba con Angola en Leipzig, deformó bastante lo que suele ser México en condiciones más normales. De todos modos, este equipo no está funcionando como quisiera: sólo durante un rato contra Irán, en el 3-1 del debut, llegó a conformar relativamente. Ayer empezó hecho una furia, con un estilete interesante como Fonseca, otro hombre de avanzada bastante más embarullado como Bravo, la jefatura casi absoluta de Rafa Márquez en las decisiones -ayer, bastante negativa por cierto en su inusual función de volante central- y un entusiasmo colectivo apreciable.
Igual, pese a su falta de pausa y a que Portugal jugaba mejor con la pelota, tiene razón Lavolpe en su reclamo de más efectividad para cerrar las oportunidades de gol. A tal punto que el arquero Ricardo se anotó entre los mejores de la tarde, con un puñado de atajadas excelentes. Y Bravo, además de mandar la pelota a la tribuna en el penal que pudo haber sido el empate, se encegueció cada vez que tuvo a cargo el toque final de alguna jugada.
De México también hay que apuntar algo meritorio: con un hombre menos después de la expulsión de Luis Pérez, no se acobardó. Todo lo contrario: sacó orgullo y continuó echándole leña al fuego de su búsqueda. Al partido no le habría quedado fuera de lugar un empate, incluso.
Lavolpe tiene algo desorientada a su propia tropa, porque, cuentan, jamás repite un equipo. Que todavía lo está buscando es algo que él mismo reconoció ayer. Piensa que Guillermo Franco no le funcionó en los dos primeros partidos y entonces ayer el argentino que juega en Villarreal esperó en el banco, hasta el final, en el que la desesperación lo mandó a la cancha.
En esa línea no extrañaría que el sábado apareciera Borgetti, de quien dicen está recuperado de una contractura. Y tal vez haya alguna otra sorpresa de este técnico al que tanto le gusta reservarse cartas. Pero más que eso, el sábado necesitará inyectarle a su equipo la capacidad para resolver problemas complejos que hasta ahora no mostró.
- Scolari acumula triunfos y es récord
Luiz Felipe Scolari es el hombre récord de los mundiales. Al sumar la tercera victoria con Portugal, el entrenador lleva diez triunfos consecutivos en Copa del Mundo, si se suman los siete que logró dirigiendo a Brasil en Corea-Japón 2002, cuando sacó campeón al seleccionado verdeamarelho.