¡Al fin un poco de aire fresco!
A contrapelo de lo ocurrido en las últimas temporadas, la Argentina pugilística pudo al fin hacer un balance productivo y satisfecho. Pablo Chacón y Raúl Balbi se transformaron en el aire fresco que esperaba el boxeo nacional e inscribieron su nombre como campeones del mundo. Chacón, entre los plumas, y Balbi, como liviano, apuntalan sus logros en un aspecto indiscutible: son campeones con condiciones innegables e invitan a soñar con reinados relativamente sólidos.
Chacón y Balbi despertaron al público de esa costumbre de ir al exterior a “hacer un digno papel”. Chacón noqueó al húngaro Kovacs en Budapest y Balbi demostró su potencia ante el francés Lorcy en París. Campeones sólidos, confiables, como no ocurría desde la época de Látigo Coggi y el Zurdo Vásquez.
Un año cuya variedad de condimentos también se instaló en nuestro país. El legendario entrenador Amílcar Brusa se fue a los Estados Unidos en busca de una seriedad de trabajo que no encontró aquí; Jorge Locomotora Castro, engordado y buscador de hazañas entre los cruceros, se hizo un lugarcito para volver a ir por el título; el boxeo femenino se legalizó en la Argentina y La Tigresa Acuña, la pionera profesional, se abrió paso a puro KO; Baldomir paseó imbatido por Europa con su cinturón Internacional del CMB; Marcelo Domínguez se retiró tras el fallido intento por la corona de los cruceros ante el inglés Nelson; las hermanitas Saldaño representaron al país en el I Mundial Amateur femenino, y Rocky Giménez y Narváez consolidaron su perfil de esperanzas.
La nota más alta en el plano internacional se la lleva, con total justicia, Bernard Hopkins, un tapado que atrapó los títulos medianos noqueando nada menos que al puertorriqueño Félix Tito Trinidad. Como plus, Hopkins igualó el récord de 14 defensas del título mediano que tenía Carlos Monzón.
En el planeta pesado, mientras Mike Tyson derribó a otro rival de pocos kilates (el danés Nielsen) y Evander Holyfield y John Ruiz se entreveraron en desquites con poco candor, Hasim Rahman sorprendió con un KO formidable sobre Lennox Lewis. Claro que unos meses más tarde el inglés puso las cosas en su lugar y volvió a ser el mejor pesado.
Esta vez, el boxeo argentino brindó material para disfrutar y esperanzarse. Con esfuerzos individuales –que quede claro–, Chacón y Balbi lo hicieron posible.