Aunque siga en primera, perdió la categoría
El desenlace de la Promoción frente a Instituto determinará el futuro futbolístico. El triunfo revalidará la categoría. Hasta dos empates le sirven. La derrota marcará el descenso. Son las reglas de la competencia. El problema de fondo de San Lorenzo, las razones de este momento, no se resolverá dentro de una cancha, donde aún sufre y se ilusiona. La debacle tiene raíces más profundas. Viene de arrastre. Empezó mucho antes que este final abierto únicamente para un resultado deportivo. No todas las explicaciones, menos las trascendentes, pasan por el juego. Los dislates de varios años convergen en los recientes. El espejo de la realidad sólo los refleja.
Todo era esperanza y fiesta el año del centenario. En 2008 el objetivo era ganar la Copa Libertadores. Ni la mente más imaginativa contemplaba esta situación. De la mano de Marcelo Tinelli llegaron los inversores. Y con ellos los nombres rutilantes para el megashow mediático que conducía Ramón Díaz (US$ 2 millones por año): Andrés D'Alessandro, Diego Placente, Gonzalo Bergessio, Santiago Solari, Juan Manuel Torres, Gastón Aguirre... Ya estaban Christian Ledesma, Gastón Fernández, Ezequiel Lavezzi y Osmar Ferreyra. Los mejores sueldos del medio desataron un incontrolable crecimiento de la deuda. Lejos de las estrellas de 2008, en un elocuente contraste, el cordobés Julio Buffarini fue la última incorporación para soñar con la permanencia 2012.
El camino a la Copa concluyó abruptamente en los cuartos de final ante Liga de Quito. El duro golpe marcó el comienzo del éxodo casi sin ningún rédito. El negocio desapareció. La ilusión, sin escalas, se esfumó. Ramón Díaz renunció. Campeón en 2007, había desembarcado tras el fracaso y el juicio de Oscar Ruggeri contra el presidente Rafael Savino. El timón quedó en manos de Miguel Ángel Russo. Ese mismo año Tinelli dejaba su cargo en el club.
Diego Simeone (46,23%), en 2009; Ramón Díaz (43,33%), nuevamente, y Omar Asad (31,48%), en 2010; los interinatos de Miguel Ángel Tojo (40%) y Sebastián Méndez (42,85%); Leonardo Madelón (33,33%), y Ricardo Caruso Lombardi integran la lista de entrenadores que construyeron el promedio de 1,254 que condenó a San Lorenzo a la Promoción. El de mejor rendimiento fue Caruso, con 17 puntos sobre 33, un 51,54 %. Con ayuda de otros, evitó el duelo que no deseaba. "Me muero si me toca jugar contra Quilmes", confesó cuando se mudó del Sur al Bajo Flores. Le queda cumplir con la misión para la cual lo contrataron. Hasta ahora no le alcanzó para llegar al premio cercano a los 500.000 dólares que tenía a disposición por salvarse de todo .
El pasivo, que se mantuvo entre 32 y 36 millones de pesos de 2002 a 2006, llegó a 102 millones en el último ejercicio aprobado, en junio de 2010. A un año del cierre y a días de concluir otro período, todavía no se legitimó el balance a junio de 2011, con un rojo que los más optimistas calculan en casi 200 millones de pesos.
Desde la asunción de Carlos Abdo, la columna del debe creció un 70%. Para frenar un déficit ingobernable, en 2012 se disolvió la secretaría técnica, con un ahorro anual de $ 740.000. Además, se redujo el presupuesto del fútbol profesional de unos $ 45 millones a casi $ 30 millones. Igualmente, no hay dinero que alcance. La apuesta salvadora, ahora, es la aprobación de un fideicomiso del Banco Nación por 40 millones de pesos.
La AFA es el principal acreedor, con algo más de $ 70 millones. Detrás aparece el propio Abdo, que puso a disposición del club unos 33 millones: 30, a través de Estática Internacional, empresa de propiedad familiar, y 3, prestados a título personal. Por el destino de ese dinero se abrió una investigación interna.
En medio de tantas pálidas hubo excepciones, claro. Lotto, la marca oficial de indumentaria del fútbol en el Ciclón, firmó un contrato hasta 2015 a cambio de cuatro millones de dólares. Tras el retiro de Credipaz, en marzo La Nueva Seguros acordó pagar 4.000.000 de pesos por año para estampar su marca en la camiseta. El contexto, igualmente, no se modificó.
Transcurrida la mitad del año, San Lorenzo no pagó ni una cuota de prima a los jugadores. La urgencia por el efectivo llevó al presidente a proponer la cesión de parte del pase de algunos jugadores. Oficialmente se habló de sólo cuatro futbolistas. "Todo el plantel está en venta", comentan por lo bajo en las entrañas del Nuevo Gasómetro. El porcentaje a ceder, dicen, no supera el 2%. La oposición denuncia entre un 10 y 15%. La alquimia financiera no es patrimonio exclusivo de esta gestión. Sobre el final del mandato de Savino, en agosto de 2010, a cambio de dos millones de dólares, el club se desprendió del 90% del pase del juvenil Leandro Chaparro, transferido a Vasco Da Gama, y del 50% de los derechos económicos de Adrián Martínez, que sigue en el Bajo Flores. La empresa brasileña de marketing deportivo Traffic fue la rueda de auxilio.
La temporada 2011/12 exigía, como mínimo, unión y grandeza en todos los niveles para sacar a San Lorenzo de una comprometida situación. La respuesta no fue la esperada. El bochorno de las peleas se hizo un hábito, sin importar escenarios ni protagonistas. Abdo blanqueó la mala relación entre referentes del plantel. "Sabemos que no se llevan bien. No pretendo que todos sean amigos, pero sí que dejen todo en la cancha. Son profesionales y ganan dinero", asumió el dirigente al hablar del distanciamiento entre Pablo Migliore y Jonathan Bottinelli.
En la caída ante Unión, Néstor Ortigoza les reprochó a algunos de sus compañeros lo que en otros partidos le recriminaban a él: falta de actitud. Casi le cuesta no volver con la delegación desde Santa Fe. Carlos Bueno estalló de bronca cuando quedó al margen de los titulares en la derrota frente a Tigre. "No tengo trato ni feeling con él", se desahogó contra Caruso Lombardi. El colmo fue el pseudocombate callejero entre Caruso y Fabián García, ayudante de Madelón, televisado por TyC Sports. Fue, entre varios, el round más grotesco producto de la crispación que brota de cada poro azulgrana.
Los escándalos también llamaron a la puerta del Ciclón. La impunidad dejó de sorprender. Nunca fueron castigados el apriete al plantel ni la agresión a Bottinelli en el estadio. Sucedió el 26 de octubre pasado. Seis meses después, Sandokán, con más de un año al frente de la Butteller y protagonista de ese salvaje episodio, irrumpió con Gonzalito y el Polaco en la reunión de la comisión directiva del 19 de abril. Exigieron la renuncia del vicepresidente Aldrey y anticipar las elecciones.
Aldrey no es el primer dirigente que se ha distanciando de Abdo, cuyo mandato vence en diciembre de 2013. En octubre de 2011, el entonces vicepresidente primero, el gremialista Carlos Datria, dejó su cargo apenas 10 meses después de asumir. Con él se alejó del club todo su bloque. Entre los últimos casos están el tesorero Ricardo Sarinelli y el prosecretario Oscar Rizzo, que presentaron sus renuncias indeclinables. No soportaron más el cruce de acusaciones entre pares. La intimidante presencia de los violentos en la citada reunión rebasó el vaso. Sea como fuere, hoy es más factible un llamado a comicios que tratar de lograr consenso para la expulsión del club de los líderes de la barra brava...
La imagen de San Lorenzo se deshilacha. Un interminable mar de conflictos le alteró la brújula. Enderezar el rumbo es una lucha titánica en medio de enfrentamientos, denuncias e intereses, disimulados por estas horas sólo porque la permanencia en primera está en juego. La caída deportiva acompaña, sólo eso, la categoría extraviada. No todo es culpa de los promedios.
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