Un sábado distinto. Ausencia de goles y emociones
La jornada sin partidos de ascenso permitió descubrir otras alternativas
Una vez más los violentos ganaron la pulseada. Otra vez su fuerza sin igual pudo más que la cordura y la razón. La triste historia de siempre no pierde vigencia. Nada parece detener la locura.
La suspensión de los torneos de ascenso, escasos en fútbol, cubiertos de incidentes, permitió que las emociones de cada gol le dejasen su lugar a otras inquietudes. Alejadas de la pasión de cada sábado, pero no menos interesantes.
Los jugadores, desprovistos de camisetas y botines, se hicieron un tiempo para sus familias. Se dirigieron a los parques y las plazas y disfrutaron de una jornada diferente, extraña, si se quiere. "Estoy algo perdido en mi casa. Es bárbaro porque estoy junto con los míos, pero yo quería jugar: los sábados sin fútbol para nosotros no existen", es el pensamiento de la mayoría de los protagonistas de la categoría.
Los puestos de comida, ubicados frente a cada estadio, estaban cerrados, sin vida y sin público. La gente, al pasar, miraba de reojo una escenografía que se repetía en cada cancha; sábado a la tarde, cerrado para las emociones.
Inevitable fue pasar por San Martín, el punto exacto que derivó en la determinación del juez Víctor Perrotta. El mismo lugar donde, el martes último, cientos de delincuentes confundieron un partido de fútbol con una batalla campal, estaba desierto. Sin banderas, sin magia, sin pelota, pero también sin incidentes. Sin nuevas víctimas que lamentar ni llorar.
La locura que desató Chacarita v. Morón -apenas un partido de fútbol, sólo eso-, le cedió el terreno a la fantasía de los niños, que improvisaron un cotejo interminable. Sin árbitros, ni intermediarios. Cachi y Mariano -con el mechón rubio, a lo Palermo - fueron las figuras del picado. La pelota iba y venía, sin rumbo fijo. "San Martín es un sentimiento, no tiene comparación", decía Cachi , que con la zurda hacía maravillas, ante la pasividad de sus compañeros, que no superaban los 12 años.
Plazas pobladas
El sol de la tarde invitaba a algo más que una pelota. El mate y las facturas fueron los invitados de lujo de un sábado diferente. Las plazas cercanas a cada estadio -la escena se repitió en cada barrio, en cada partido del conurbano- se poblaron como pocas veces. Los chicos y las madres, como siempre, disfrutaron sin reservas de una tarde de primavera, con mucho calor y sin fútbol. La sorpresa, esta vez, la marcaron los padres. Vestidos con los colores de sus pasiones, Chacarita por aquí, Atlanta por allá, Banfield, por el Sur, y hasta un colorido grupo de simpatizantes de Excursionistas, poblaron los parques y se animaron, ellos también, a un improvisado picado. Entre mate y mate, claro.
Pero no sólo el verde sedujo a la mayoría. Un grupo de adolescentes, desprovistas de tapujos y con ropa de verano, improvisaron un solárium en las tribunas del estadio de Chacarita y le hicieron un guiño al bronceado. En una escenografía distinta, acostumbrada a los saltos y gritos.
Dicen que los torneos de ascenso volverán el año próximo. Los violentos anticiparon las vacaciones; mientras, todos buscan una respuesta.
La renuncia de Barrionuevo
El presidente de Chacarita, Luis Barrionuevo, junto con la mayoría de la comisión directiva, presentó su renuncia porque considera que las críticas del periodismo hacia él perjudican al club que encabeza.
Barrionuevo se quedará al frente de la entidad hasta que se determine la fecha de las elecciones para elegir a las nuevas autoridades.
A pesar de que la renuncia es indeclinable, algunos socios intentarán convencerlo para que siga.
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