Asoma el campeón
El team Red Bull evolucionó y es el gran protagonista de la temporada; con Vettel y Webber, domina la Fórmula 1
Todo sucede rápidamente en la Fórmula 1. No sólo el paso de los autos por la recta principal de cualquier autódromo del planeta. Es que la afición se habitúa con suma velocidad a las variantes coyunturales de la máxima categoría. A tal punto que ya es común que ninguno de los grandes equipos tradicionales sea el principal candidato para llevarse la corona.
Así como en la temporada pasada Brawn GP dominó el certamen y Jenson Button se coronó campeón, este año la tendencia indica que tanto el alemán Sebastian Vettel como el australiano Mark Webber dirimirán el título 2010 dentro de la estructura Red Bull. Ni Ferrari, ni McLaren-Mercedes, ni mucho menos el alicaído Williams. Equipos desconocidos por el gran público, al menos los orígenes de ambas estructuras dominantes, que surgieron desde el fondo del pelotón y luego se convirtieron en los respectivos referentes.
Brawn GP llegó a la cima de una manera muy llamativa. Tras representar oficialmente a Honda, la crisis mundial empujó a la terminal japonesa a abandonar la actividad en la competitiva disciplina mundial. A punto de desaparecer, Ross Brawn, el ingeniero que siempre acompañó la exitosa campaña de Michael Schumacher, tanto en Benetton como luego en Ferrari, se hizo cargo de la situación y con el impulso tecnológico que arrastraba la representación nipona encaminó el rumbo y sorprendió a todos.
El caso de Red Bull es diferente. En 2004, el multimillonario Dietrich Mateschitz, propietario de la fábrica de la bebida energizante, adquirió el entonces equipo Jaguar, en manos de la empresa Ford. La operación se realizó en la módica suma de 110.000.000 de dólares.
Desde entonces, visitar el paddock de la Fórmula 1 era vislumbrar el dominio de los poderosos, incluido el avasallante andar de Fernando Alonso con Renault, y pasar al otro extremo de los boxes para distenderse en Red Bull, donde reconocidos deportistas, artistas y hasta políticos disfrutaban del ambiente relajado que proponía el team y su particular estrategia de marketing, que apuntaba más a sus originales campañas promocionales que a los objetivos deportivos.
Ya fuera de toda lucha en la pista, pero siempre ganando lugar en la prensa internacional con sus promociones (las exhibiciones en las calles de distintas ciudades del mundo, incluida Buenos Aires, en 2008, con David Coulthard), Mateschitz apostó al cambio. Y ahí apareció la clave. En 2006 ingresó el prestigioso diseñador Adrian Newey, que se destacó en Williams y en McLaren con autos imbatibles. Y el destino del equipo modificó el rumbo.
Aquel team simpático en el fondo de la calle de boxes comenzó a ser referente. Y por supuesto, aquellas ocurrencias dejaron de ser graciosas para el resto del ambiente por el simple hecho de transformarse en un conjunto competitivo. Newey, que construyó su trayectoria en el automovilismo norteamericano, en el que la aerodinámica es vital para transitar los óvalos, recayó en la máxima categoría con otro concepto. Y su sello lo imprimió en Red Bull.
Si bien conocía muy bien a Coulthard, desde las épocas de Williams y de McLaren, juntos trabajaron en el desarrollo del auto en 2007 y en 2008. El escocés logró, en 2008, un podio en Canadá, mientras que al año siguiente, entre Vettel y Webber, ubicaron al team en los primeros puestos, transformando a Red Bull con el subcampeonato en la Copa de Constructores. El alemán se impuso en cuatro Grandes Premios, mientras que Webber conoció la victoria.
La historia actual es conocida. Ambos pilotos lideran el campeonato con 78 puntos, aunque el predominio que en teoría establecía Vettel, como primer piloto, tambaleó con los últimos dos Grandes Premios, con las victorias de Webber en Barcelona y en Mónaco.
"Este auto es sólo una evolución del que hemos construido en 2009", confesó Newey en la presentación del equipo para la temporada 2010. Pese a la complicación de diseñar el coche para emplear los motores Mercedes-Benz, y luego finalmente quedarse con Renault, el ensamble fue perfecto.
"En 2009 dimos un paso adelante increíble, demostrando que podíamos luchar por el campeonato. Este año el objetivo, obviamente, es ganarlo", indicó Christian Horner, director deportivo del team, que agregó: "Tengo confianza, porque Vettel ha madurado de una forma increíble y Webber inició la temporada en plena forma. Además, tengo plena confianza en el trabajo de Renault".
Así, Red Bull saltó al gran protagonismo, que desde hoy intentará continuar con el Gran Premio de Turquía. De aquel búnker en el que el ambiente de la Fórmula 1 solía divertirse en un ambiente plenamente distendido y fuera de toda competición, ahora es el principal candidato a llevarse la corona en la máxima categoría.
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