Ferrari hace una apuesta poco común: Alonso y Raikkonen, dos campeones
Aunque nada puede garantizar el éxito, Ferrari apelará a dos monarcas en su alineación para intentar ganar el Mundial de Fórmula 1 en la temporada 2014
La disyuntiva lleva años sin arrojar certezas absolutas. En la Fórmula 1, hay jefes de equipo que prefieren una pareja de pilotos equilibrada, con un competidor estrella (o al menos, avezado) y un escudero que pueda colaborar con el primero no bien tenga la oportunidad. En la vereda de enfrente están los que creen que cuanto mayor sea el potencial de ambos, mejor, y que si se puede traer a los dos mejores del momento, no hay que dudar. Son los que entienden que los puntos que no gane uno, los ganará el otro.
La formación de Ferrari para la temporada 2014 tendrá a dos campeones mundiales ya consagrados bajo el mismo techo, algo que en el equipo de Maranello no sucede desde hace 60 años y que en la máxima categoría sólo se ha dado antes en seis oportunidades (ver aparte). El regreso de Kimi Raikkonen, que se fue de la factoría italiana a fines de 2009 para dedicarse al Rally, aparece como una necesidad imperiosa del team de conformar el frente de ataque más poderoso posible para cortar la supremacía de Sebastian Vettel y Red Bull. Pero, con Fernando Alonso como hasta hoy indiscutido primer piloto, ¿la suma de potencias garantiza calidad? ¿O es un factor de estorbo a la hora de trazar las estrategias de carrera?
En principio, Alonso vio con buenos ojos la llegada de Kimi. El asturiano nunca tuvo problemas con sus compañeros, con la excepción marcada de Lewis Hamilton en McLaren, en 2007. "Pero aquella vez se trató de un error organizativo", suele recordar Alonso, decepcionado porque la escuadra de Woking le brindó todo el apoyo al moreno y lo desprotegió en la pelea contra Ferrari en aquella temporada.
¿Y Kimi? A decir verdad, él tampoco se ha inmiscuido en grandes peleas. En parte, gracias a su modo de ser. De a ratos da la impresión de que al finés sólo le importa acelerar y, si gana o pierde, para él es apenas una circunstancia. Su poco apego al trabajo y al estudio posterior de la telemetría fue una característica desde que llegó a Sauber, en 2001. No obstante, se mantuvo a flote porque así como es reticente a las tareas de pre y poscarrera, no es de aquellos que cuestionen a los técnicos cuando la puesta a punto ideal tarda en aparecer. Sólo le interesa que no lo molesten mientras conduce. No hay más exigencias en su horizonte.
No obstante, hay un ítem que los entendidos vislumbran como de conflicto. La F.1 de 2014 cambiará radicalmente el rumbo. La desaparición de los motores V8 obligará a replantear las cosas y a empezar de cero. Ferrari, que hoy no es el equipo más competitivo -ni mucho menos-, tendrá un duro trabajo de pretemporada. Por su estilo, Kimi necesita rápidamente un auto ganador, como lo tuvo cuando llegó a la Scuderia en 2007; en cambio, acostumbrado a los avatares tecnológicos en Módena, Alonso ya empezó a arremangarse otra vez para seguir mejorando. En ese escenario, ¿soportará el español poner a punto un coche para que luego Kimi se suba y gane, o al menos, consiga los mismos resultados que él?
Varios de los duelos entre compañeros campeones fueron llevaderos porque uno de los dos venía en ascenso y quería aprender, o bien el otro estaba pensando en el retiro. Pero cuando se cruzan dos competidores en la plenitud de sus campañas (Prost-Senna es el ejemplo más cabal), las cosas pueden no funcionar bien. A Raikkonen lo trajeron para ver si puede repetir el suceso de 2007 -fue el último campeón con Ferrari- y Alonso está para conseguir idéntico cometido. Los campeones sean unidos. ¿Será para ellos la ley primera?
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