José María López y la Fórmula E en Puerto Madero: "Aspiro a lograr aquí mi mejor resultado del año"
Está enchufado, literalmente. José María López le proporciona energía argentina a la Fórmula E. El E-Prix de Buenos Aires tendrá su tercera realización en Puerto Madero este sábado y aunque el cordobés, que dejó el WTCC después de tres títulos mundiales, no se considera protagonista fundamental, será la excusa de los fanáticos nacionales para seguir la carrera con otra pasión. López maneja para el equipo DS Virgin y después de dos competencias ocupa la 16ª posición en el torneo, con un solo punto. Sébastien Buemi (Renault), ganador en Hong Kong y Marruecos, lidera con 50.
–¿Se ve protagonista importante de la carrera?
–No creo. No soy pesimista, pero sí realista. No estoy todavía como para ganar una carrera. Va a ser difícil, aunque aspiro a lograr aquí mi mejor resultado del año. Trabajé mucho en el simulador pero recién estoy al 70 por ciento de lo que puedo rendir en estos autos. El hecho de que el callejero de Puerto Madero sea el único circuito que se repita en las tres temporadas de la Fórmula E no es de lo más favorable, porque los rivales, que ya están mucho más adaptados al auto, conocen mucho el circuito. Pero tengo el apoyo de los hinchas y de mi familia; eso va a ser un plus.
–¿Por qué dice que un Fórmula E no es un auto de carrera 100 por ciento normal?
–Primero, porque es eléctrico; segundo, porque es diferente el enfoque. En la clasificación se maneja a fondo, pero en la carrera uno tiene disponibles sólo 28 kilowatts en la batería y hay que administrarlos. Ésa es otra forma de automovilismo: hay que ir lo más rápido posible administrando la cantidad de energía que uno tiene para gastar por vuelta. Eso cambia el panorama porque uno no va a fondo. Hay que regular, hay que regenerar energía en las frenadas, hay que tratar de ir rápido haciendo todas esas cosas que son totalmente diferentes a lo que yo vine haciendo en los 25 años que llevo corriendo. Se extraña ir a fondo toda la carrera.
–¿Y cómo se va rápido sin gastar batería?
–Hay trucos para ahorrar energía, maneras eficientes de conseguirlo: dónde se regula, dónde se acelera, el tiempo que se espera hasta acelerar, hay una palanca que se levanta para regenerar energía en las frenadas... pero teniendo cuidado, porque eso aumenta la temperatura de la batería y no se puede pasar de una determinada temperatura. Es complicado. Hay tanta energía para hacer una vuelta y uno la da; el truco es cómo, con esa cantidad, hace una vuelta más rápida. Ahí está la clave. Ojo, que es muy fácil perder el auto, porque, entre otras cosas, los frenos tardan en tomar temperatura. Pero es lindo volver a manejar un monoposto después de tantos años, sentir que el aire pega en el casco, estar en ese lugar tan chiquito que está hecho para uno solo...
–Otra peculiaridad de la Fórmula E es que se corre una sola carrera con dos autos. ¿Cómo se trabaja con dos coches en lugar de uno?
–Aunque los dos autos son iguales, el piloto siente más afinidad con uno: eso se ve en las pruebas invernales. Ese auto es el que se usa para la clasificación y para la primera parte de la carrera. Pero cuando uno salta al segundo auto, al quedarse sin batería en el primero no siente prácticamente el cambio. No es una única cosa peculiar: en la Fórmula E se vive todo en un día. Pruebas, clasificación y carrera. Todo es distinto, los espacios son más reducidos, estamos en el centro de una ciudad, el acceso es difícil.
–El pronóstico sugiere lluvia para el sábado: el agua y la electricidad no se llevan bien.
–Noooo... pero los autos son completamente seguros, no hay riesgos de choque eléctrico. No vamos a quedar pegados, je, je. El tema es que la Fórmula E nunca corrió con lluvia; espero no tener que hacerlo con 200 kw de potencia para clasificarme. Con piso seco podemos llegar a los 210, 220 km/h de velocidad máxima.
–Su relación con los circuitos callejeros siempre fue especial, con tantos éxitos como golpes. Todo el calendario de la Fórmula E es en callejeros. ¿Cómo se afronta un desafío de ese tamaño?
–Es un desafío superlativo. Sobre todo porque llego con un auto nuevo para mí, al que tengo que adaptarme. No juega en favor. En callejeros siempre es difícil encontrar límites, y más con un auto inestable y pesado. Hay que ir tanteando los límites de a poco y respetar mucho al circuito: un pequeño error, un toque, y se acaba del fin de semana. En Hong Kong , haber quedado prácticamente afuera en la primera curva, con el golpe contra el paredón, fue una sorpresa; en Marruecos, con un par de golpes en las pruebas, me obligué a ser más cuidadoso en la carrera y terminé décimo. Pero es el ADN de la categoría: correr en el corazón de las grandes ciudades.
–Hablando de desafíos: este año va a disputar el Mundial de Resistencia (WEC) y las 24 Horas de Le Mans, la mítica carrera que sólo un argentino, José Froilán González, ganó.
–Ganar en Le Mans sería fantástico: si lo lograra, no sé si me quedarían tantas metas... Mi carrera deportiva se basa en eso, en buscar nuevos desafíos. Siempre fue mi sueño hacer las 24 Horas. Ése fue uno de los motivos por los cuales empecé a trabajar con [el manager] Nicolas Todt hace dos años, porque si no pude alcanzar esa meta de correr en Fórmula 1, me ilusiona por lo menos correr en un auto de ese estilo, un prototipo de 1000 HP.
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