Una recuperación magnífica, una señal de la gigantesca mejoría que logró Red Bull Racing en el Gran Premio de Qatar, el 23er y anteúltimo episodio del calendario de la Fórmula 1. La voz descansada y el tono alegre en la comunicación de radio, luego de consumar el noveno éxito del curso, un síntoma de que Max Verstappen y la escudería de Milton Keynes no se relajaron después de la consagración del neerlandés, una semana atrás en Las Vegas: de finalizar octavo en la Sprint Racing, sin poder sobrepasar a Nico Hulkenberg (Haas), a dominar la carrera con absoluta autoridad desde el momento en que se apagaron los cinco semáforos.