Barrichello: los brasileños ya lo adoptaron como ídolo
Un día en la ajetreada vida de Rubinho, el personaje del momento; "voy a salir a ganar en mi país; para eso corro en Ferrari: para ganar", afirmó ayer.
SAN PABLO.- La publicidad apabulla. Todo está relacionado con la Fórmula 1. Las compañías celulares comparan la duración de las nuevas baterías de los teléfonos con la cantidad de carreras que podrían sucederse hasta que el aparato deje de funcionar. Los productos comestibles se presentan en las campañas gráficas como si ocuparan lugares en una supuesta grilla. Cascos gigantes invitan a presenciar el Gran Premio de Brasil y hasta los afiches de los autos de los distintos equipos de la máxima categoría pueden observarse desde cualquier lugar en medio de la maraña del congestionado tránsito.
Pero más allá de la carrera del domingo próximo, son los humildes pasacalles, aquellos pintados a mano y sin la parafernalia publicitaria detrás, los que llaman la atención. En definitiva, son pintados desde el corazón y la pasión los multiplica. A través de los carteles colgantes, los aficionados le desean la mejor de las suertes al personaje que atrae la atención de todos: Rubens Barrichello, el primer brasileño en conducir una Ferrari y el que generó una loca fiebre entre su gente.
La jornada fue ajetreada para el hombre que le robó todo protagonismo a la imagen del marketinero Michael Schumacher, que llegó ayer en secreto, proveniente de Río de Janeiro. El alemán sabe que aquí, por más que demuestre su talento con la máquina roja, la multitud estará con su compañero de equipo y por eso se refugió junto con su esposa, Corinna.
Por la mañana, Rubinho condujo su Alfa Romeo negra hasta la sede del canal Globo, donde produjo un verdadero revuelo. El personal del establecimiento dejó el trabajo para palmear al piloto de Ferrari y hasta el prestigioso conductor Jo Soares lo esperó durante treinta minutos para saludarlo personalmente.
Mientras los enviados de la RAI (Radiotelevisión Italiana) tomaban imágenes de todo lo sucedido con Barrichello para efectuar un programa especial con el conductor y su ciudad, Rubinho participó del programa Mais Vocé, de la popular Ana María Braga.
"Voy a salir a ganar en mi país; para eso corro en Ferrari: para ganar. Por supuesto que soy consciente de que al lado tengo a un gran profesional, como Michael Schumacher, pero quiero una victoria ante mis compatriotas", confesó Barrichello, que siempre, de manera elegante, eludió comentarios sobre el desarrollo del Gran Premio de Australia. Para muchos, incluido el propio Ron Dennis, director deportivo de McLaren, Ferrari hizo retrasar a Barrichello con dos detenciones en los boxes en favor de Schumacher.
Muy identificado con su ciudad, Barrichello, de 27 años, se subió a un helicóptero y salió a sobrevolar San Pablo para un especial con Globo. El paseo, de no más de 45 minutos, finalizó en el kartódromo de Interlagos, donde Rubinho se dirigió inmediatamente al box del equipo italiano.
La tenue lluvia y el atardecer dejó sin protagonistas al autódromo paulista. Sólo Rubinho, sonriente, saludaba a todos los famosos que buscaban celebridad con su saludo, ante el relampagueante flash de los fotógrafos.
"¿Presión? No, en absoluto. Trato de disfrutar estos momentos, tan esperados por mí. Trabajé toda mi vida para llegar a este presente. Una vez que me suba a la Ferrari, todo se termina y la concentración es absoluta", comentó Barrichello. De muy buen humor. Como debe ser.
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