La nueva NBA: un jugador tira hoy más triples que todo el equipo de Chicago Bulls campeón con Jordan
Hace unos meses, cuando a San Antonio le costaba establecer su línea de juego con un plantel renovado y estaba fuera de la zona de playoffs, Gregg Popovich lanzó una queja que apuntó al corazón de la nueva NBA .
Fue un monólogo concluyente: "El juego interior está muerto. Ahora tenés que tener jugadores rápidos, grandes que puedan jugar como pequeños. Hoy en día se le da mucha importancia a los triples porque parece que son analíticamente correctos. Cuando se ven las estadísticas lo primero que se busca son los triples. Si anotás de tres y el otro equipo no, ganás. No se miran los rebotes, ni las pérdidas, ni las transiciones ofensivas. Ni siquiera importan. Ese es el impacto que ha desarrollado el tiro de tres. No hay más básquet, no hay más belleza en el juego. Es muy aburrido. Pero es lo que es, y tenés que trabajar con eso".
Independientemente del gusto que el entrenador de los Spurs tenga por el juego (que no necesariamente es compartido por otros), hay un par hechos concretos:
1) Los números muestran que el juego en la NBA está cambiando. Las estadísticas que muestran el crecimiento en la utilización de los tiros de tres puntos siguen en aumento y nadie sabe bien cuándo se va a detener esa tendencia.2) Popovich omitió decir que él también modificó su juego de acuerdo a las estadísticas. En 2013, y luego de analizar una estadística de ESPN, observó que San Antonio era el equipo con mayor cantidad de puntos convertidos por cada 100 posesiones. El razonamiento lo llevó a concluir que, ante mayor cantidad de posesiones, mayor posibilidades de triunfo tenía. En aquel tiempo lo habló con su Big Three (Duncan, Parker y Ginóbili), que le dio el visto bueno para cambiar el estilo y empezaron a jugar con más vértigo. El mismo Manu Ginóbili reveló la idea del entrenador en una de sus columnas de LA NACION.
¿Es un pecado que Popovich haya cambiado su forma de jugar por una estadística? De ninguna manera. Si bien nada garantiza el triunfo, casi todos los entrenadores buscan reunir la mayor cantidad de información que les permita acercarse con más frecuencia a la victoria. Y aquí rápidamente cualquiera puede encontrar la similitud con el resonante caso del "espía" Marcelo Bielsa en el fútbol inglés.
De Bill a Harden, el espíritu de James
Brad Pitt encarnó a Billy Beane en Moneyball: the art of winning an unfair game. Beane, general manager de Oakland Athletics, popularizó un sistema construido en torno a la estadística avanzada desarrollada por Bill James, un escritor, historiador y estadígrafo de béisbol que diseñó lo que hoy se conoce como sabermetrics. El éxito de la franquicia de Oakland demostró la validez de las estadísticas recopiladas por James. La genética de la NBA moderna se edificó a partir de los mismos conceptos. No es nuevo, se sabe desde hace años, pero en esta temporada el desarrollo de los equipos que utilizan esta teoría se incrementó como nunca antes.
Daryl Morey fue el primero. El gerente general de Houston Rockets desde 2007 experimentó con Río Grande Valley Vipers, el equipo afiliado que participa de la liga de desarrollo (G League). Tras su evaluación, Morey instaló los mismos conceptos en Houston y revolucionó a una liga en la que la mayoría de los equipos adoptó sus teorías como mandamientos.
La identidad de la NBA moderna se explica entonces a partir del "Moreyball". Su obsesión consiste en reducir el componente azaroso del deporte y entregarse a los caminos que prometan los mayores márgenes de productividad. Sus leyes son simples: apostar por los tiros más efectivos (triple, libre y lanzamientos debajo del aro) y evitar el midrange, el tiro de media distancia que representa una mayor dificultad que un tiro cercano al aro y que entrega un punto menos que el triple. El ritmo alto, las formaciones bajas con un único interno y la abundancia de perimetrales son condiciones indispensables.
Para aplicar su propuesta vanguardista en el certamen más poderoso del mundo decidió apostar por James Harden, la piedra basal del proyecto que en 2012 aterrizó en Houston. Sexto hombre de Oklahoma City Thunder, salió de la sombra de Kevin Durant y Russell Westbrook para convertirse en la estrella de los Rockets. MVP de la última temporada, Harden creció hasta convertirse en uno de los mejores jugadores de la historia, un rendimiento que ni el propio Morey esperaba. Con su barba prominente y su talento generacional, demostró ser capaz de absorber altos índices de volumen sin prescindir de su productividad.
Harden está completando una campaña histórica que lo consolida como firme candidato a recibir el premio al jugador más valioso de la temporada por segundo año consecutivo. Harden promedia más de 35 puntos en 37 minutos por partido. Reconvertido en base por Mike D'Antoni para la causa, es el máximo anotador (lo sigue Stephen Curry, que no llega a los 30).
Sin embargo, el dato más impactante es el de su participación ofensiva. Comanda el 38,8% de las ofensivas de su equipo. Para dar un ejemplo, el dominante Tim Duncan, líder del primer equipo campeón de los Spurs, jamás superó el 30%. Pese a la carga ofensiva, Harden registra una eficacia del 43,8% de cancha, 37,5% de tres puntos y 86,5% de libres. Capaz de crear sus propios tiros y con la visión de asistir a una formación en la que abundan los tiradores y con Clint Capela como garantía en la zona pintada, Houston encontró en Harden a un jugador diseñado en el laboratorio del "Moreyball".
"Lo mejor cuando acepté el trabajo fue que James quería jugar del modo en el que yo quería entrenarle. Y eso conllevaba mucho triple, llegar al aro, atacar la zona y sacar faltas personales. Además es la misma filosofía que existe en la franquicia, desde el propietario hasta el General Manager y la estrella", comentó D’Antoni a USA Today en 2016.
Con el genio de Morey, el talento de Harden y la identidad de un D’Antoni que en su currículum registra el diseño de una de las ofensivas más relampagueantes de la historia en Phoenix Suns, en la que sus jugadores lanzaban a los siete segundos o menos, Houston fue pionero de este nuevo estilo. El que está cambiando la historia del juego.
Números, récords y estilos
En la temporada 1979/80 se utilizó por primera vez el tiro de tres puntos. Los equipos lanzaban un promedio de 90 tiros por partidos, de los cuales apenas 2,8 eran detrás del arco de triple.
Suena lógico. Nadie tiraba de tan lejos, los jugadores no estaban acostumbrados a ese tiro. La mecánica de lanzamiento y los especialistas fueron desarrollándose naturalmente con el tiempo.
El equipo completo de Chicago Bulls Campeón con Michael Jordan en 1993, lanzaba 9,8 triples por partido. Hoy, James Harden solo lanza 13 tiros desde el arco por noche. Y Stephen Curry, tira 12,8.
El número de triples lanzados aumentó progresivamente durante las últimas nueve temporadas. La evolución es incesante. En 1994-1995 las franquicias superaron por primera vez la decena de promedio (15,3) y recién en 2012/13 quebraron la barrera de veinte tiros por campaña (20). Seis años después, el promedio de actual de la NBA es de 31,2 tiros de tres puntos por partido.
Consecuentemente con el pensamiento de su entrenador, San Antonio Spurs es el equipo que menos triples tira por partido (24,4 contra los 43,9 que tira Houston, el líder en el rubro). Pero un dato muy importante es que San Antonio es el que mejor porcentaje de aciertos tiene, con un 40,3%.
El empuje de la nueva modalidad es tan grande que un día cualquiera, pueden batirse varios récords históricos. Por tomar un ejemplo, la noche del miércoles 16 de enero, cayeron las siguientes marcas:
- Más triples intentados por un equipo (Houston tiró 70 en la derrota 145-142 ante Brooklyn).
- Brooklyn Nets y Houston Rockets, combinados, intenaron más triples en un partido (106).
- Golden State y New Orleans lograron la marca más alta de triples anotados entre los dos equipos (43, con 19 de los Pelicans y 24 de los Warriors)
- Stephen Curry, de Golden State, se convirtió en el primer jugador de la historia de la NBA en anotar ocho triples en tres partidos consecutivos.
La NBA reúne en la actualidad a varios de los mejores tiradores de la historia. Y no necesariamente porque tienen características similares aplicadas a un estilo de juego. Es más, son dueños de perfiles disímiles pero igual de efectivos. Hay jugadores que necesitan tener el balón en sus manos y generar lanzamientos desde el dribbling: James Harden anotó 115 puntos durante sus últimos dos partidos sin recibir ni una sola asistencia. Los hay, también, que mecanizaron sus movimientos de tal modo que se vuelven expertos en el catch & shoot (tomar y lanzar): Klay Thompson, de Golden State, anotó 43 puntos frente a New York Knicks picando apenas cuatro veces la pelota.
Klay Thompson dropped 43 PTS tonight. He also only dribbled the ball 4 times. 4 TIMES. [R]#DubNationpic.twitter.com/TiKobrQcCK&— NBATV (@NBATV) January 9, 2019
Nuevo estilo, nuevos equipos, nuevos jugadores
El torneo parece querer descartar a todos aquellos que no se adaptan a la nueva identidad. Las cinco posiciones clásicas ya no existen como tal. "Creo que ahora hay tres posiciones: gente que lleva el balón, aleros e interiores", dice Brad Stevens, el DT de Boston. Erik Spoelstra, de Miami, dijo alguna vez: "No nos preocupan las posiciones. No nos preocupan los lugares tradicionales en los que los jugadores encajan. Se puede jugar con, quién sabe, con cinco tipos por encima de 2,06m y ningún base, haciendo a los rivales adaptarse a eso".
Incluso los pivotes necesitaron evolucionar. Son los más perjudicados porque deben ser capaces de poder encestar un tiro de tres puntos y de defender múltiples posiciones. Brook Lopez y Pau Gasol ejemplifican a los pivotes que le agregaron tiro de tres puntos a su juego, mientras que DeAndre Jordan trabajó durante todo el verano estadounidense para incrementar su magro porcentaje de libres hasta alcanzar un aceptable 68.9%.
Pero además, muchos de los pivotes se especializaron en tiros de tres puntos. Hay siete que lanzan más de tres triples por partido (Brook Lopez, Karl-Anthony Towns, Marc Gasol, Joel Embiid, Nikola Jokic, Al Horford y Nikola Vucevic). Y varios aciertan más del 35% de sus triples (Willy Hernángomez, Myles Turner, Vucevic, Towns, Lopez, Gasol, Horford, Dewayne Deadmon y Enes Kanter).
¿Qué pasará en los playoffs?
La temporada regular de la NBA suele ser un territorio experimental para muchos. Es el momento en el que los equipos prueban su potencia física y las distintas habilidades de sus jugadores. Las defensas suelen ser más laxas. Las individualidades se lucen y los recursos grupales se reservan para momentos más importantes.
Cuando lleguen los playoffs existirá otra oportunidad para comparar cuántos equipos deciden insistir con los tiros de mayor riesgo y de menor porcentaje, y cuántos prefieren tener un juego de mayor control y con tiros más seguros.
La excepción de los Spurs
Popovich está enojado con todo esto. Ya lo dijo. San Antonio Spurs es un equipo contracultural, a contramano de la NBA moderna. Es la franquicia que más dobles tira por partido (63,6) y el que menos lanza desde el perímetro (24,3). Y, como se dijo, es el más efectivo desde la línea de tres puntos. Su altísima eficacia explica uno de los conceptos fundamentales de Gregg Popovich: el triple no es un hábito forzado, es un recurso.
Si el midrange (tiro de media distancia) es zona prohibida para la mayoría de la liga, el conjunto de Gregg Popovich encuentra un oasis: toma 24,9 tiros por encuentro, la cifra más alta de la NBA, en una decisión lógica porque sus dos estrellas, LaMarcus Aldridge y DeMar DeRozan, son especialistas en ese rubro. También es uno de los equipos más lentos, con 97,8 posesiones por 48 minutos. Justo lo contrario a lo que decidió ensayar Popovich hace seis años, cuando una estadística lo llevó a pensar que su equipo necesitaba vértigo y podía jugar de otra manera.
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