Nicolás Brussino: "La NBA es un sueño increíble; ojalá pueda cumplir otro: ir a Río"
Los Mavericks lo contrataron por tres años y es el 10° argentino en llegar a la meca del básquetbol
Necesitó un vaso de agua para seguir adelante. Estaba nervioso y se lo notaba incómodo. Los 2,04 metros de altura amplifican la imagen de un nene en medio de las luces de la fama. Se advierte que quiere escaparse de ese lugar, que preferiría estar junto a sus compañeros en una de las habitaciones del gigante hotel InterContinental o simplemente hablando con su familia por Whatsapp. Pero es imposible que pueda salir del centro de la escena, porque Dallas Mavericks sacudió su vida al ofrecerle un contrato de tres años. Sí, de la Liga Nacional a la NBA, Nicolás Brussino dejará Peñarol, de Mar del Plata, para instalarse en Texas.
"Es una noticia impensada, me siento muy contento, aunque falta firmar el contrato para decir que soy jugador de Dallas", dice Brussino. A los 23 años, le cuesta acomodar las ideas porque lo vencen los nervios. No se apura y hace esfuerzos por ordenar su discurso. Es que la palabra increíble en su historia encaja a la perfección. Porque hace algunos años, cuando estaba en Regatas Corrientes, en uno de los chequeos de rutina que hace el club, le diagnosticaron Wolf Parkinson White (síndrome WPW), una enfermedad congénita, que básicamente consiste en una conexión eléctrica anormal entre las aurículas y los ventrículos. Apenas detectado el defecto, se programó la operación. Lo ingresaron en el Instituto Cardiológico de Corrientes y le pusieron un catéter. Compusieron la débil circulación sanguínea y, siete días más tarde, Nicolás estaba de nuevo jugando al básquetbol.
"Siempre supimos que teníamos la chance de Dallas, pero mi agente y mi familia se quedaron callados sin que nadie supiera esa posibilidad. Siempre pensé que mi futuro podía ser ir a España, a EE.UU. o quedarme en la Liga. Por suerte esperamos y fue Estados Unidos. No me quería apurar para contarlo hasta que no se diera". El contrato es por tres años no garantido y siempre tiene la opción Dallas de mantenerlo en su plantel. La idea es que Brussino, si es elegido por Hernández para formar parte del plantel argentino que viajará para la preparación en Las Vegas, firme su contrato con la franquicia texana en el universo de los casinos.
Se sonroja cuando le dicen que es el décimo argentino en llegar a la NBA y el segundo que pasa directamente de la Liga Nacional a la elite del básquetbol (el primero fue Rubén Wolkowyski, que llegó a Seattle Supersonics desde Estudiantes de Olavarría, en 2000). Brussino, que dio sus primeros pasos en Asociación Deportiva Everton Olimpia, de Cañada de Gómez, tendrá ahora la chance de entrenarse con estrellas como Dirk Nowitzki o con la flamante incorporación de Dallas, Harrison Barnes. La clave para haber llegado hasta allí y que el multimillonario dueño de los Mavericks, Mark Cuban, decidiese contratarlo, fue la experiencia que hizo en Salt Lake City, en junio último: "En Utah participé en un campus de 30 jugadores, lleno de asistentes y entrenadores. No sabía el método de trabajo y fue una linda experiencia. Fui para aprender y no para que me eligieran. Se ve que eso los interesó para ver más videos míos. No conocía el mundo NBA, me llevé una gran sorpresa porque los entrenamientos fueron intensos y muy buenos. Es un orgullo que Dallas se haya fijado en mí", cuenta Brussino en el medio de marea de cámaras que se distraen cuando Emanuel Ginóbili entra en el salón donde el seleccionado argentino atendió a los medios de comunicación.
Justamente estar el conjunto argentino no es un detalle menor para este chico que, en la última temporada en Peñarol, promedió 14,6 puntos, 5,5 rebotes y 3,1 asistencias. Por eso, más allá de su sueño de estar frente a jugadores como LeBron James o Stephen Curry, se le acelera el pulso cuando piensa en que puede tener un lugar en el equipo que viaje a Río en agosto próximo: "Lo de la NBA es un sueño increíble, pero ojalá pueda cumplir con otro más: ir a Río. Siempre me imaginaba la chance de poder estar en un Juego Olímpico. Voy a dejar todo por ganar un lugar. No es fácil, lo tengo claro, pero quiero estar ahí, porque sé que es una experiencia única. Esta última semana ha sido muy emotiva en mi vida".
Ahí en Santa Fe, en su casa junto a su hermano Juan Ignacio, se pasaban las tardes mirando la NBA y Nicolás se emocionaba con Chicago Bulls, ya que la imagen de Michael Jordan era muy fuerte para él. Ahora, su condición de profesional lo concentra en jugadores como Ginóbili o Kevin Durant, dos de sus favoritos. Aunque sin problemas reconoce que no tiene un jugador modelo, sino que prefiere escuchar a sus compañeros para poder absorber conocimiento de ellos. "Es una experiencia muy linda recibir consejos de jugadores como Manu, Luis (Scola), el Chapu (Nocioni) y Delfino (Carlos). Las cosas que me dijeron las voy a tomar y a llevar a todos lados. Ya hablaré más con ellos para saber cómo se adaptaron la NBA".
No sabe bien cómo seguir cuando las preguntas lo sobrepasan. No está acostumbrado a tanta exposición. Sin embargo, deberá hacer un curso acelerado, porque desde ahora su carrera estará bajo la órbita de Dallas Mavericks, donde todo se amplifica y domina el showtime.
Más leídas de Deportes
Un hito, un desvelo. Cruzó el Río de la Plata nadando en tiempo récord, pero no tiene apoyo para ir a los mundiales
"Les di la oportunidad". El jugador de Real Madrid que debió salir a dar explicaciones tras un supuesto guiño a ISIS
El método francés. Quién es el hombre que reorganizó las piezas de Ferrari y se reencontrará con Hamilton