Nicolás Laprovittola: "Siento que puedo liderar a la selección"
A los 27 años, el jugador de Zenit es uno de los referentes del equipo nacional junto con Campazzo; la misión de suceder a la Generación Dorada
“En un partido contra Milwaukee Bucks, en una salida del fondo, Simmons me hace un gesto para que la tire hacia el aro. La solté y me di cuenta de que se iba a la m… Pero me impresionó, porque el tipo la agarró atrás del aro, no sé ni de donde saltó, y la enterró con una naturalidad… Cuando la largué pensé, ‘chau, pérdida, voy al banco’, pero el tipo la trajo de no sé dónde y la volcó de una forma… Esas cosas impresionan de estar en la NBA”. Cuenta la historia y suelta una sonrisa, evidencia de que es un gran recuerdo. Toma dos tragos de agua y se mete en la charla porque sabe qué decir y cómo hacerlo. Es de perfil bajo, pero a la hora de hablar no se queda a mitad de camino. Nicolás Laprovittola, el pibe de Morón, ya no es tan pibe, porque en 27 años tiene un rico recorrido tras las aventuras por el básquetbol de Brasil (Flamengo), España (Estudiantes), Lituania (Lietuvos Rytas), Euroliga (Baskonia), la NBA (San Antonio Spurs) y ahora seguirá por Rusia (Zenit San Petersburgo).
Se apasiona por el juego y dice que no le interesa la política, aún cuando su madre es Margarita Stolbizer: “No le presto tanta atención. No me interesa puntualmente”. Y se divierte con la idea de compartir ciudad, San Petersburgo, con Sebastián Driussi, Leandro Paredes, Emanuel Mammana y Matías Kranevitter, que jugarán al fútbol en Zenit: “Espero que armen una peña para compartir unos mates y algún asado”.
La selección lo abrazó desde 2008 en un Sub 18, la Generación Dorada lo esculpió y Luis Scola aún lo guía. A él y a Facundo Campazzo: los herederos naturales de una constelación de estrellas como Ginóbili, Nocioni, Oberto o Prigioni. Le encanta el desafío de ser uno de los nuevos referentes y en la AmeriCup, que se disputará en los próximos días en Bahía Blanca y en Córdoba, pretende demostrar que está listo para su nuevo rol.
–Sos el más grande después de Scola y cambió tu rol dentro de la selección, ¿cómo asumís eso?
–De un año para otro no sólo para mí, sino también para Facu (Campazzo), nos cambió el rol. Así como los chicos necesitan tiempo para ganarse su lugar, con Facu vamos a necesitar tiempo para asimilar este rol. Más allá de que seguimos todos a Luis, que es el líder histórico y natural de la selección, sabemos que tenemos que afianzarnos en eso. Tengo plena confianza en que podemos hacerlo. Y ojo, no me siento viejo para nada.
–¿Te das cuenta de la gran responsabilidad?
–Está bueno que nos lleguen esas responsabilidades. Me pongo a pensar que soy el segundo más viejo del equipo con 27 años, es un dato que sorprende, pero era algo que iba a suceder. Hay una determinación de Sergio (Hernández) de formar un bloque de jóvenes que jueguen muchos años juntos. La Generación Dorada tuvo eso de ventaja sobre los demás. Un mismo equipo jugando desde muy chicos juntos. Es algo que nos puede ayudar para el futuro. Es un proceso que mira hacia adelante y no sólo la AmeriCup.
–Con Facundo están en el medio del recambio.
–Tenemos un camino marcado por la Generación Dorada. Una manera de trabajar, de armar el equipo, de tener química, de tener hábitos… Tener a Luis todavía con los más chicos es buenísimo. Estamos en el medio con Facu, pero es muy difícil que una selección sólo compita con jóvenes. Necesitás gente con un poco de experiencia. No tengo la experiencia de Prigioni, pero sí ya tengo recorrido y eso me ayuda. Confío en lo que hice hasta ahora. Siento que puedo liderar a la selección. Llega esta responsabilidad y tengo que adaptarme.
–La gente va a empezar a comparar y…
–Siempre sucedió. Ellos (por la Generación Dorada) dejaron la vara muy alta.
–¿Ustedes van a buscar su estilo?
–Nosotros siempre buscamos competir y en México (el Preolímpico de 2015) nos cambió la cabeza. Íbamos de punto y no sabíamos qué podía pasar con ese equipo. Nuestro mensaje fue ‘vamos a intentar jugar y competir lo mejor que podamos’. Con ese lema conseguimos una clasificación a los Juegos de Río, le ganamos a México, en su casa, le ganamos a Canadá, que tenía un equipo casi completo de NBA. Nosotros vamos a competir, después veremos la manera. Intentaremos copiar a la Generación Dorada, pero no vamos a querer ser ellos. Nosotros vamos a dar nuestra mejor versión y armar nuestra propia historia.
–¿Cómo se asumen estos compromisos?
–No lo sé. Como dije alguna vez, nunca fui a terapia. De chico miraba a los bases que tenía adelante. En el TNA miraba a Olmedo (Julián), después a Lucas (Victoriano) y también a Pablo (Prigioni) en la selección. Después, intenté ser yo el conductor de cada equipo al que fui. Buscaba referencias para saber cómo ser líder. Pero no sé puntualmente cómo se prepara o se arma un líder. Siempre fui consciente de qué tipo de jugador soy, con quién puedo competir e intento saber a quién liderar.
–¿Qué desafío encontraste para ir a Zenit?
–La oferta fue muy fuerte, no voy a mentir. Pero estudiando bien lo que quería el club para mí y para el equipo, me terminó convenciendo. Me hubiera gustado competir más en Euroliga, es algo que me quedó. Creo que en Baskonia lo podría haber hecho mejor, pero bueno ya está. Ahora pienso en jugar un equipo que hace tiempo está interesado en mí. Necesitaba eso, que me quiera un equipo y me valore, que me haga sentir importante. Podría haber buscado algo que me hiciera sentir más en mi hábitat, pero la verdad es que no le tengo miedo a nada. No voy a pensar en un desafío menor para estar más cómodo.
–No tenerle miedo a nada, ¿cuánto influyó la experiencia en San Antonio Spurs?
–La NBA me potenció, me puso en otro escalón, en otro status como jugador. Más allá de tener pocos minutos, demostré que puedo estar a la altura de ese nivel al que accedí. No me comparo con jugadores con más recorrido en la NBA, pero sí puedo jugar y competir. Me sirvió mucho estar ahí. No tengo dudas que mi paso por San Antonio me ayudó a crecer muchísimo.
–De la experiencia en San Antonio, ¿qué momentos te siguen dando vueltas en la cabeza?
–Varios. Pero siento que las dos charlas que tuve con Pop me marcaron. Cuando me confirmó en el equipo y cuando fue el corte, fueron reuniones que hoy me siguen sorprendiendo de haberlas tenido. Sentí que Pop tenía un cariño por lo que estaba haciendo. Sentí que reconoció mi esfuerzo, que pude estar a la altura, que superé las expectativas de él y las mías. Y que me lo diga cara a cara… Eso me van a quedar siempre marcado.
–¿Qué básquetbol te gusta: FIBA o NBA?
–En la NBA necesitás de bases FIBA. La NBA es genial, pero se disfruta más el básquetbol FIBA, por cómo se comparte la bola. Y eso que en San Antonio se comparte mucho la pelota. Pero disfruto más el básquet FIBA. Después está todo el show de la NBA, que si es por mí, jugaría en la NBA toda la vida. Pero para disfrutar del juego: FIBA. Es más difícil jugar Euroliga que NBA, es más cerrado todo, hay más scout de todo, se compite por la pelota a muerte, no se corre tanto y si corrés, el otro te para…
–Ahora que viviste Euroliga, España, Lituania, ¿la NBA te sigue volviendo loco o preferís Europa?
–Nunca me volví loco por la NBA hasta que la probé. Apareció la oportunidad, la tomé y la disfruté. Aunque hoy no me vuelve loco volver a la NBA, lo que no quiere decir que no lo quiera si tengo una chance. Ahora quiero volver a tener el nivel que tuve en San Antonio. En los entrenamiento siento que jugué casi me mejor básquet. Si recupero eso, entiendo que voy a tener otra chance, pero la quiero con algo garantizado.
–Para sentirte pleno en tu juego, ¿la selección es el primer gran paso?
–La selección es un lugar pleno para todos y lo disfruto muchísimo. Si uno no pasa por la selección es difícil crecer o demostrar. Cada vez que estoy acá lo quiero aprovechar al máximo. Es un momento para aprovechar, para liderar, detrás de Luis, a este grupo de jóvenes.
–¿Qué soñás con la selección?
–Antes se podía planificar con la selección, hoy hay un gran desconocimiento de cómo van a ser las eliminatorias y cómo las competencias. Ahora, lo que se dice soñar, sueño con estar en otros Juegos Olímpicos y creo que Tokio 2020 tiene que ser nuestro objetivo.
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