A los bombazos, Peñarol consiguió el primer punto de la final
El actual campeón derrotó a Atenas en Mar del Plata, por 95-64, con una gran eficacia en triples y se puso 1-0.
MAR DEL PLATA.- Cuando el ataque de Peñarol es misilístico, tierra-aro, la defensa rival ni siquiera puede distinguir cuál es el enemigo y, mucho menos, neutralizarlo. Sólo hay que taparse los oídos cuando se escucha ese letal silbido previo y la gente se levanta de las butacas presintiendo el bombazo. En realidad, los marplatenses tienen un arsenal completo para ganar, pero nada les rinde más ni los hace lucir tan sólidos e invencibles como cuando embocan esos largos tiros. Cuando Leo Gutiérrez o cualquiera de sus compañeros se encuentra inspirado desde afuera de los 6,75 metros, prácticamente hay que resignarse o encomendarse a Dios, como más o menos lo hizo Atenas anoche, que perdió el primer juego de la final de la Liga Nacional por 95 a 64 porque el local lo amilanó de entrada, acertando 10 de 16 intentos de triples sólo en la mitad inaugural (55-30).
Los cordobeses alternaron defensas, presionaron la salida del rival, buscaron desgastar con James Williams, pero entre las desprolijidades y los apuros que los llevaron a perder muchos balones y el machacante bombardeo del adversario, ya a los 18 minutos perdían por 25 puntos (55 a 30). Inesperado. En ese lapso, el milrrayitas acertó más lanzamientos de tres puntos (10 de 15) que de dos (9 de 15), con 6 de 9 de Leonardo Gutiérrez, el artillero que sumó 20 tantos en ese arranque furibundo. Y cuando no estallaron los misiles, Kyle Lamonte, estratégicamente ubicado sobre el fondo de la cancha, hizo estragos con su agilidad. Encima, en esa primera etapa Atenas acertó apenas 2 de 9 tentativas de triple. Demasiada diferencia. Demasiado fuerte el primer golpe.
En la segunda mitad, con mucho oficio y aprovechando su plantel de buenos suplentes, el ganador puso piloto automático para mantener la ventaja y divertir a su gente, enloquecida con tanta supremacía, y que no dejó de cantar ante el desconcierto y la desazón de los cordobeses. Sobre el final del tercer cuarto Martín Leiva, el pivote, encestó un triple, para un increíble 73 a 46. Así, el partido se acabó. ¡Listo!
Veamos qué pasará mañana en el segundo encuentro. Anoche Peñarol, con 14 de 26 en triples (56%), el goleo de Gutiérrez (23, con 7/12 en tiros de 3) y Lamonte (18) y mucha concentración del resto para defender y ganar los rebotes, puso un 1-0 que fue más que eso. Demasiado duro para Atenas.
Sebastián González, el director técnico de Atenas, no sólo tiene la virtud de haber llegado a la final en su primer año dirigiendo en Liga Nacional, sino que además lo hizo con un equipo totalmente renovado y con muchos basquetbolistas de la gran cantera del club cordobés.
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