Sergio Hernández: "Clasificarse sería un buen mensaje"
"Aun yéndose la Generación Dorada, se puede competir", asegura el DT del equipo que hoy se jugará el boleto olímpico frente a México
MÉXICO.- Sereno, de buen talante, en ropa deportiva y ojotas, Sergio Hernández accedió a charlar con la nacion en el hotel Camino Real Polanco pese a tener tres reuniones por delante antes de la práctica de la tarde, y estando a un día del primer gran desafío de su segundo ciclo en el seleccionado argentino. Esta noche se sabrá si su equipo alcanzará los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro o desembocará en un repechaje mundial complicadísimo por nivel de básquetbol y calendario.
Al bahiense no lo perturba la posibilidad. La delegación busca la clasificación "con el cuchillo entre los dientes", según dice, pero el entrenador mantiene fresca la cabeza. Aun cuando el oponente de hoy, a las 22.30, sea el duro México con su carga psíquica: anteanoche golpeó a la Argentina ganándole por 12 puntos, 95-83, un partido que llegó a perder por 15 (72-57) a fines del tercer cuarto. En el desenlace, el Palacio de los Deportes rugió furibundo en cada anotación tricolor y el conjunto albiceleste apareció confundido, sobrepasado por el ambiente en un encuentro que, aunque lo parecía, no era eliminatorio, sino que sólo definía el contrincante para la semifinal de este FIBA Américas. En caso de triunfo anteayer, el rival hoy sería Venezuela -más accesible-, pero ésta se enfrentará con el favorito Canadá en la otra semi, a las 20.
Hernández volverá a no contar con uno de los mejores de los nuevos del plantel, el santiagueño Gabriel Deck (20 años), víctima de una fractura por estrés en una pierna. La baja lo molesta, pero el DT confía en el resto.
-¿Cómo quedó el plantel?
-Como todo equipo que tiene una derrota atípica en un momento importante de un torneo. No porque no se pueda perder un partido que se ganaba por 13 -la historia está llena de esos casos-, pero un último cuarto de 11-36 no es normal. Ya está. Nada que no se pueda solucionar. Habíamos llegado invictos y en algún momento íbamos a perder.
-Opinaste que les había faltado inteligencia. Pasadas unas horas, ¿lo confirmaste?
-Sí. Pero no quiero quitarle mérito a México, que fue valiente, porque las 17.500 personas que había, estando 13 abajo, podían ser una presión extra. Mucho mérito tuvo México, pero desde nuestro punto de vista, perdimos nosotros, más que nos ganaron. Nos pusimos locos, no supimos aguantar esa embestida que iba a venir, no enfriamos el juego, tomamos posesiones cortas con muchos tiros de tres puntos, como queriendo volver a los 13 de diferencia aun cuando estábamos ganando y en momentos de bonus... Ni estuvo acertado mi criterio para la rotación.
-Si te dieran como opciones llegar invicto a la semifinal o haber pasado por la experiencia de la derrota en la caldera mexicana, ¿qué elegirías?
-Prefiero esto. Lo otro es peligroso... La experiencia no se entrena, no se compra. Y a veces es no sólo individual, sino también en grupo. La cuestión es vivir algo por primera vez como grupo. Nosotros veníamos con la tranquilidad del invicto y de que aun perdiendo jugaríamos una semifinal, cambiamos de jugar al mediodía con el estadio casi vacío a jugar a la noche ante 17.500 personas...
-Y la tranquilidad de que, salvo en caso de perder por 36 puntos o más, el adversario no sería Canadá.
-Si teníamos un cuarto más, quizás jugábamos contra Canadá... [risa] No estuvimos a la altura de lo que podemos hacer cuando sabemos que no hay mañana. No quiere decir que le habríamos ganado a México; somos equipos parejos, cualquiera puede ganar. Pero ahora sí, no hay mañana.
-Dijiste que hay dos objetivos: llegar a Río de Janeiro 2016 y dar rodaje a los jóvenes. Y que el segundo puede ser, incluso, más importante que el primero. ¿Alcanzar los Juegos no sería también útil para ese rodaje?
-Obviamente. Por eso nuestra búsqueda con el cuchillo entre los dientes de ir a Río. Parecía imposible con seis jugadores de Liga Nacional ganarles a nueve de la NBA [por los que actúan en Canadá]... Clasificarse sería un buen mensaje: aun yéndose la Generación Dorada, se puede competir, se puede estar en los Juegos Olímpicos. Y si no, se irá al repechaje, que va a tener casi el mismo nivel, y con una presión altísima. Como experiencia sería muy bueno. El peor escenario en este torneo habría sido quedar sextos, porque el año que viene tendríamos sólo amistosos, y esta camada habría perdido ese rodaje.
-¿Hasta ahora el equipo está arriba o debajo de lo que esperabas?
-Creo que ya es posible hacer un balance del torneo. Hacerlo por la semifinal sería injusto, aun si la ganáremos. Argentina jugó muy bien, por arriba de nuestras expectativas. No sólo ganó; lo hizo con autoridad, jugando bien. Encontró una identidad. Mantuvo el respeto del exterior hacia la Argentina como país basquetbolístico. Se honró el legado de la Generación Dorada. Genera orgullo. Estando yo como entrenador, es uno de los mejores torneos para el seleccionado en función del potencial que había y la calidad de juego. Es un balance altamente positivo.
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