Básquetbol / La selección nacional. Sin el as de espadas también se puede ganar
Convencidos de que nada se gana lamentando la ausencia de su figura, los jugadores argentinos ya, se preparan para suplir el talento de Ginóbili; qué se pierde con la ausencia de Manu y cuál es el plan para contrarrestarla
En su único paso por la Argentina, a principios de la década del 90, cuando dirigía a los Knicks de Nueva York, el exitoso técnico Pat Riley, cuatro veces campeón con los Lakers, dio una clínica de básquetbol en Buenos Aires en la que contó una anécdota memorable. "Teníamos que enfrentarnos con los Bulls de Michael Jordan y empecé a preparar el juego con mucha antelación. Para eso, armé un video con las mejores acciones de Jordan y les fui explicando a mis jugadores cómo había que defenderlo, según el lugar de la cancha y los movimientos de la figura de Chicago. Fueron varias horas de estudiar cada tiro, cada penetración, cada pase de Jordan. Y, al finalizar, les dije, como para motivarlos: supongo que ninguno de ustedes querrá aparecer en un póster de esos que los niños pegan en sus habitaciones donde Jordan les está volcando la pelota en sus caras. ¿Qué pasó en el partido? En la primera acción que Jordan tomó la pelota y encaró con decisión al aro, mis dos defensores salieron volando hacia un costado? No quisieron aparecer en la foto."
Riley habló después del miedo que generan los habilidosos en sus rivales. Del temor al ridículo ante tanto talento. Un valor agregado que sólo consiguen los que se consagraron como genios con el balón en sus manos o en sus pies. Porque vale ponerse en el lugar de un defensor y ver venir a Messi con la pelota pegada al botín ¿Qué hacemos? Mejor que nos coma la tierra.
Esa condición atemorizante la tiene bien ganada Manu Ginóbili y será la que más extrañará el seleccionado nacional en su aventura por Turquía. Porque no hay que olvidar que en el nivel mundial Manu atacaría a muchos defensores que lo admiran desde algún lejano país y que seguramente tendrán ganas de pedirle un autógrafo o la camiseta al final del partido.
Por eso, alguna vez Rubén Magnano, cuando dirigía a la selección, dijo: "Ginóbili es nuestro as de espadas". Y lo es también para Sergio Hernández, que mantiene la particularidad de buscar siempre escoltas desequilibrantes en todos los planteles que dirigió. Hoy, en Peñarol, cumple ese rol el norteamericano Kyle Lamonte, el goleador del equipo. El hombre que, con un aclarado para que juegue uno contra uno, puede solucionarle el problema más grande que le presente cualquier defensa. Son ese tipo de jugadores "bomberos" a los que se recurre para apagar un incendio o abrir defensas duras. En un final cerrado, no hay otra que darle la pelota a Ginóbili. Hasta Gregg Popovich lo hace. Simplemente porque con su creatividad puede inventar la solución imprevista por los defensores para alcanzar el objetivo.
En esta cuestión de evaluar qué pierde la selección con la ausencia de Manu en el Mundial, también hay que hablar de su polifuncionalidad. En todo equipo, pero especialmente en un seleccionado que debe jugar diez partidos en 15 días, es indispensable contar con jugadores que puedan ocupar dos o tres puestos. Y Manu, si bien es reconocido como escolta, sabe desempañar muy bien las tareas de base conductor (lo hizo frecuentemente en Pekín 2008 ante la lesión de Antonio Porta, el base suplente, para darle descanso a Pablo Prigioni y también en los Spurs cuando faltó Tony Parker y tuvo un esguince George Hill) o la de alero, ubicación que también ejerció en Pekín cuando Paolo Quinteros o Carlos Delfino actuaron como escoltas.
Si Manu iba al Mundial, Hernández no hubiera vacilado en llevar dos bases. Ahora es probable que le surja alguna duda y trate de encontrar un tercer base que actúe como escolta.
Los triples de Ginóbili que no caerán en Turquía, su inteligencia táctica, su experiencia y esa actitud positiva perenne que muestra afuera de la cancha, en un entrenamiento o en una concentración, también se extrañarán. Pero esta selección ya se acostumbró a jugar sin él y sabrá disimular la ausencia. "No vamos a hablar de los que no están, no ganamos nada lamentando ausencias", dijeron muchas veces Hernández y algunos jugadores. Manu no estará, y punto. Los Scola, Nocioni y compañía se enfocarán y sacrificarán un poco más, como tantas veces, para conseguir el objetivo de mantener a la celeste y blanca en el podio. Sin Ginóbili, nadie se confiará y todos darán un poco más para que el rival tema por el equipo que tiene enfrente y no porque en cualquier momento pueda aparecer el as de espadas. Así en el truco como en la cancha, cuando no se liga la mejor carta también se puede ganar de otra forma.
- Alemania será el rival de la primera fecha
En el Mundial de Turquía, que se desarrollará entre el 28 de agosto y el 12 de septiembre, la Argentina integrará el Grupo A junto con Serbia, Australia, Alemania, Angola y Jordania. El cotejo debut será frente a los alemanes, en el primer día de la competencia. Luego, los rivales serán Australia (29/8), Angola (30/8), Jordania (1/9) y Serbia (2/9).
LA MAYORIA COINCIDE CON MANU
Más allá de la desilusión que generó en los hinchas argentinos, la decisión de Ginóbili es aprobada por tres cuartas partes, según un sondeo de canchallena.com. Si bien en los comentarios de notas hay quienes lo acusan de no amar los colores patrios, la gente en general considera válidos los motivos del bahiense: el nacimiento de sus mellizos y el físico.
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