"Joshua vs. Wilder" sería algo aproximado a vivir sensaciones únicas
La imagen del campeón mundial pesado recuperó respeto y reputación en los últimos dos años. Es una afirmación, afortunadamente, reiterada, desde 2015 a hoy. Hubo dos situaciones, indiscutibles y determinantes para corroborar este concepto: la agonía y el retiro del viejo titular ucraniano Wladimir Klitschko, tan eficaz como poco atractivo en sus diecisiete años de tuteo con el cetro, y el surgimiento de dos gigantes negros de continentes distintos: Deontay Wilder, de Estados Unidos, campeón (CMB) y Anthony Joshua, inglés, portador de los cinturones (FIB) y (AMB), que –paulatinamente– crecen, ganan y comienzan a lucir. Aún no es el momento, pero un choque entre ellos podría constituir la pelea más esperada de la década.
Mañana, Joshua expondrá por quinta vez su doble reconocimiento (FIB-AMB) ante el retador neozelandés Joseph Parker, ganador de 24 combates (18 K.O) y dos derrotas bajo reglas (AIBA). Space televisará la velada partir de las 17.
El estadio Principality de Cardiff, en Gales, cobijará 80.000 espectadores; activando el hábito de los británicos por escenificar grandes combates al aire libre. Algo tradicional en el país que refundó este arte, cuando el rey Ricardo "Corazón de León" utilizó su técnica para entrenar a sus tropas, en 1189.
Joshua tuvo su match consagratorio ante Wladimir Klitschko, el 24 de septiembre último, en el Wembley Arena, ante una concurrencia de casi 90.000 asistentes. A partir de allí, se consolidó como un "peleador del pueblo". Su carrera se contrarresta con el trazo ideal diagramado por el purismo del pugilismo inglés en torno al perfil del campeón mundial pesado. Inmortal para ellos, en la figura de James Figg, el primer campeón universal declarado en 1719 y poseedor de tres atributos básicos; blanco, bello y de Oxfordshire.
Hijo de padres nigerianos, a los 28 años con un físico impresionante de 1.98 metros y un récord inmaculado de 20 victorias por K.O, comienza a escribir su insipiente y propia historia. Con un prólogo tan negro como su piel; ligado a la venta de cannabis, a los tribunales federales y a una promesa conmovedora y cumplida. "No me encarcelen que ganaré la medalla olímpica en los Juegos de Londres", dijo. Y no falló. Desde entonces, cambió su manera de vivir.
Es el elegido por la industria de este deporte para conformar las grandes carteleras de estos días y favorito 8-1 para esta oportunidad.
Su futura pelea con Wilder, 40 éxitos (39 K.O) y 2.01 metros de altura, apasiona. Estos duelos titánicos son imprescindibles para los grandes exponentes de este peso. Forman parte de un legado iniciado por John L.Sullivan y James Corbett, en 1892. ¡Quien lo interrumpa jamás llegará a la cima!
Las Vegas y Londres dirimirán por ser sede de este combate. Multitudinario, atractivo y con tendencia al K.O. Su proceso debe ser, cauto e inteligente, pero expeditivo. Ir más allá de los primeros meses de 2019 sería un error inaceptable para una categoría como esta, que de a poco, se vuelve a poner de pie. Sin clásicos como "Alí vs Frazier" o "Tyson vs Holyfied", un potencial cruce entre "Joshua vs Wilder" sería algo aproximado a vivir sensaciones únicas, como las de aquellos irrepetibles e inolvidables viejos tiempos.
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