Los cuartos de final | El nuevo desafío. Claves para estar entre los mejores
En la producción ante México se evidenciaron fallas que Pekerman tendrá que corregir para el match con Alemania; la administración del balón, el mayor liderazgo que tiene que asumir Riquelme y aprovechar la lentitud de la defensa del futuro rival, figuran entre las prioridades del técnico
HERZOGENAURACH, Alemania.– La Argentina se desorienta sin la pelota, está incómoda, pierde el rumbo porque siente que se le ha roto el timón. La pausa y la tenencia del balón es todo un sello en la propuesta de la selección. Pero sólo la mitad. Después, en determinantes. Dos detalles para ajustar con urgencia frente al desafío que planteará Alemania el próximo viernes. El equipo de José Pekerman necesita cuidar la prolijidad en los recorridos y aceitar el juego interno para sustentar su ilusión de estar entre los cuatro mejores del Mundial. Unicamente México, un adversario con el carácter mustio, sin la autoridad que ya reclamaba una instancia de eliminación directa como los octavos de final, pudo perdonar tantas imprecisiones en el manejo del mediocampo albiceleste.
“Soy el único responsable si el equipo juega mal”, suele asumir Juan Román Riquelme, y reafirma hasta qué punto es consciente de su importancia. Confiaron en las últimas horas que el propio jugador terminó muy decepcionado por su producción. Y el cuerpo técnico analizó que tras los ingresos de Aimar, Tevez y Messi, si el volante de Villarreal hubiese exhibido lucidez en las descargas, el tiempo suplementario se podría haber resuelto sin darle participación a la incertidumbre. Pero Riquelme, como nadie en el plantel, llega a rozar la categoría de intocable en la consideración de Pekerman.
Riquelme no escapó de la responsabilidad organizativa, pero le faltó asumir un liderazgo con mayor determinación. Abusó de cesiones intrascendentes. Pero el análisis de Pekerman no se detiene en Riquelme. “Los problemas quizá los tuvimos en otros sectores”, advirtió el DT. ¿A qué o quién se refería? Cambiasso no resultó una alternativa. Y hasta su titularidad correría peligro si la evolución de Luis González no se aparta de los esperanzadores carriles por los que transita. De algo está seguro el cuerpo técnico: para derrotar a Alemania será imprescindible que funcione la línea media y que de allí partan habilitaciones verticales, pases filtrados por detrás de una línea de zagueros lentos, (Mertesacker y Metzelder), y que tienden a dejar muchos metros para correr entre ellos y el arquero Lehmann.
Las presencias de Schneider y Schweinsteiger, más las proyecciones del lateral izquierdo Lahm supondrán una preocupación para las coberturas externas de la Argentina, pero en la región medular Alemania deja jugar, entrega concesiones. Una ventaja para el tranco cerebral de Riquelme. Ni distracciones ni desprolijidades, entonces. Esa licencia no se la puede volver a ofrecer la selección a un adversario. Este es el concepto que más repite el cuerpo técnico. Si el abastecimiento es rico en justeza y profundidad, el caudal ofensivo puede zarandear la retaguardia de Jürgen Klinsmann.
Escurrirse entre los cuatro mejores del Mundial exigirá que nada falle. Habrá que volver a pisar sobre las huellas confiables. Que el compromiso colectivo no se distraiga por algún mareo individual. Que Pekerman mantenga el atrevimiento de incluir variantes de corte bien ofensivo. Que la ambición por ganar sea innegociable, porque hasta en las tardes de mayor opacidad –como ocurrió con México– la actitud maquilla las limitaciones. Que Abbondanzieri y Ayala sostengan los pilares de la ilusión. Que Crespo no interrumpa su pacto con el gol. Y que Maxi vuelva a ser noticia para que se afirme como el más popular de los Rodríguez.
Los detalles en los que la selección no puede fallar
- La administración de la pelota. La Argentina no puede ceder la posesión y estará obligada a cuidar los recorridos del balón. No tiene que repetir tantas desprolijidades de manejo como ante México. Riquelme debe asumir el liderazgo futbolístico con una actitud más gravitante; además, tendrá que estar mejor rodeado.
- Aprovechar la lentitud de desplazamientos de dos zagueros pesados como Mertesacker y Metzelder, que además suelen marcar en línea, para filtrar pases muy verticales, intentando ganar sus espaldas con movimientos de distracción.
- Mascherano deberá estar muy atento con la marca de Michael Ballack. Quitarle la pelota será muy importante para iniciar el juego argentino, ya que el capitán alemán regresa tras una pérdida pero no marca; los volantes de Klinsmann ofrecen libertades para jugar.
- No ofrecer espacios para los remates de media distancia, una variante repetida en Alemania pero que le ha entregado muy buenos dividendos.
- Ayala y Abbondanzieri deben mantener sus muy buenas producciones porque enfrente tendrán una pareja de ataque (Klose y Podolski) que se complementa muy bien; además, ambos están finos con el gol. Urgente, Heinze tendrá que recuperar el nivel de los dos primeros partidos.