Cóceres
RIO DE JANEIRO.- El primer desembarco del Tour Europeo en América del Sur mostró un balance positivo para los argentinos. El triunfo en el Abierto de los 500 años fue para el inglés Roger Chapman (el primero en su carrera), que apareció con 65 golpes para forzar el desempate y derrotar al irlandés Padraig Harrington en el segundo hoyo, pero los desempeños de José Cóceres y Jorge Berendt también merecen un gran crédito. Ambos fueron protagonistas destacados de la emotiva definición del certamen en el Itanhangá Golf Club y se quedaron muy cerca de festejar el título, después de completar 72 hoyos en muy buen nivel.
Finalmente, Cóceres ocupó el tercer lugar y Berendt compartió el cuarto con el sueco Joakim Haeggman, una clasificación similar a la del Abierto de Francia de 1999, el último antecedente de dos argentinos luchando hasta el final por el título.
La arremetida de Cóceres lo dejó al borde de la hazaña. Esa última vuelta de 66 reflejó el gran nivel que mantiene desde su debut en ésta temporada, con su triunfo en Dubai. "Es el mejor momento de mi carrera", dice el chaqueño, y la solidez de su juego lo demuestra ampliamente. Se siente tan seguro que es capaz de salir a buscar el triunfo con cinco golpes de diferencia y quedar a un paso de lograrlo. Los números también lo respaldan: con los 40.690 dólares que embolsó por su tercer puesto, Cóceres avanzó al cuarto lugar en el Orden de Mérito europeo, con un total de 285.000 dólares.
Cóceres nunca llegó a la punta, pero se mantuvo al acecho hasta el final. Llegó con 17 golpes bajo el par al hoyo 17, uno más que los punteros, después de conseguir siete birdies (1, 3, 6, 10, 11, 15 y 16), y cometer un solo bogey, en el 4. Pero el par 3 del 17 frenó su ascenso y terminó con su oportunidad de alcanzar al menos el desempate: hizo bogey tras dejar la salida en el bunker más cercano a la bandera, una posición difícil para dejarse un putt cómodo. Sin embargo, el chaqueño no se resignó y se despidió de la mejor forma: con un birdie desde tres metros en el hoyo 72.
Berendt también esperó la oportunidad de atrapar la punta durante todo el recorrido, aunque su estrategia fue diferente a la de Cóceres. Fiel a lo que había anunciado tras la vuelta del sábado, nunca buscó forzar su juego para descontar los golpes que lo separaban de la punta. El formoseño bajó el par en los dos primeros hoyos y se puso en carrera. Volvió a bajar en el 5 e igualó a los punteros con -16, pero a partir de allí le costó acertar en el green. "No quería ver los tableros para no presionarme y seguir con mi juego, pero en el hoyo 17 me distraje y lo pagué con un bogey". En ese par 3, que había atrapado a Cóceres unos minutos antes, se diluyó la última ilusión de Berendt. Fue, paradójicamente, su único error en los 18 hoyos finales.
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