El US Open. Con la firma de Rafter
Batió a Philippoussis, alzó la copa por segunda vez consecutiva y es Nº 2 del mundo.
NUEVA YORK (De un enviado especial).- Fue como una reválida formal. Casi que contó con la complicidad de su compatriota y con muy poco tenis de por medio. Lo cierto es que el australiano Patrick Rafter (3°), desde hoy número 2 del mundo, se reencontró con el título en el US Open. En 2h4m, el campeón se impuso a Mark Philippoussis, que por primera vez disputaba una final de Grand Slam, por 6-3, 3-6, 6-2 y 6-0.
Rafter, que por fin después de dos semanas, tal cual confesó, podrá darse el gusto de tomar cerveza sin los límites que le imponía la competencia, sumó así el cuarto apellido a una temporada que no tuvo ganadores repetidos en los grandes certámenes. El checo Petr Korda triunfó en Australia; el español Carlos Moya venció en Roland Garros y Pete Sampras conquistó Wimbledon. El cierre del ciclo dejó un final sin dominador excluyente, y con la paridad gobernando al tope del ranking.
No obstante, con el envión de los tres títulos -Abierto de Canadá, Cincinnati y Long Island- conseguidos el mes último, Rafter ratificó ser el mejor de la temporada sobre canchas rápidas. En Flushing Meadows sumó el octavo título -el sexto este año- de su carrera e incrementó su cuenta bancaria en 700.000 dólares.
Asimismo, se unió a John McEnroe, Jimmy Connors, Ivan Lendl, Stefan Edberg y Pete Sampras como los campeones que, en la era profesional, defendieron con éxito el trono del abierto norteamericano.
Más allá de una esporádica reacción en el segundo capítulo, Philippoussis, desde hoy número 11 del mundo y ganador de 400.000 dólares, no pudo cambiar el curso de la historia y acumuló la tercera derrota en otros tantos enfrentamientos con el tenista que les< quita el sueño a muchas mujeres en todo el mundo.
Poco para rescatar
Lejos de redondear un espectáculo medianamente atractivo, la irregularidad se adueñó del court en el Estadio Arthur Ashe. Ya en el segundo juego, Rafter consiguió quebrar al Bombardero de Melbourne, para mantener esa ventaja hasta la conclusión del capítulo inicial.
Un alto porcentaje de eficiencia con el primer servicio, muy pocos errores y formidables devoluciones sustentaron la diferencia. "Realmente tuve mucha suerte de llegar hasta la etapa de definición. He sido muy afortunado", sotuvo el tenista nacido en Mount Isa, Queensland, el 28 de diciembre de 1972, con referencia a su comprometido debut frente a Hicham Arazi, de Marruecos, a quien derrotó después de perder los dos primeros sets.
Con mayor ductilidad y virtuosismo que su rival, que apostó todo a la potencia de su saque como argumento para llegar a la coronación, el campeón parecía encaminarse rápidamente a la victoria. Sin embargo, Philippoussis emparejó las cosas y con un break en el cuarto juego del segundo parcial abrió el camino a la paridad.
Sin mayores atractivos, con puntos resolviéndose rápidamente y escasa carga de emotividad, el tercer set inclinó definitivamente la victoria hacia el lado de Rafter, cuando quebró en el sexto game. Ahí terminó todo. "Tuve un verano formidable y el triunfo aquí fue el mejor cierre", comentó el vencedor.
Ya con la mirada distendida de su novia, la modelo Lara Feltham, el socio de la gloria sobre el cemento de Flushing Meadows ganó nueve juegos consecutivos. Una doble falta de Philippoussis le permitió acelerar el reencuentro con el trofeo del último Grand Slam del año.
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